Réquiem por un
campesino español / R.J.
Sender.
Desde la
sacristía, mosén Millán recordaba la horrible confusión de aquellos días, y se
sentía atribulado y confuso. Disparos por la noche, sangre, malas pasiones,
habladurías, procacidades de aquella gente forastera, que, sin embargo, parecía
educada. Y don Valeriano se lamentaba de lo que sucedía y al mismo tiempo
empujaba a los señoritos de la ciudad a matar más gente. Pensaba el cura en
Paco. Su padre estaba en aquellos días en casa. Cástulo Pérez lo había
garantizado diciendo que era trigo limpio. Los otros ricos no se
atrevían a hacer nada contra él esperando echarle mano al hijo.
Nadie más que
el padre de Paco sabía dónde su hijo estaba. Mosén Millán fue a su casa.
-Lo que está
sucediendo en el pueblo -dijo- es horrible y no tiene nombre.
El padre de Paco
lo escuchaba sin responder, un poco pálido. El cura siguió hablando. Vio ir y
venir a la joven esposa como una sombra, sin reír ni llorar. Nadie lloraba y
nadie reía en el pueblo. Mosén Millán pensaba que sin risa y sin llanto la vida
podía ser horrible como una pesadilla.
Por uno de esos
movimientos en los que la amistad tiene a veces necesidad de mostrarse
meritoria, mosén Millán dio la impresión de que sabía dónde estaba escondido
Paco. Dando a entender que lo sabía, el padre y la esposa tenían que agradecerle
su silencio. No dijo el cura concretamente que lo supiera, pero lo dejó
entender. La ironía de la vida quiso que el padre de Paco cayera en aquella
trampa. Miró al cura pensando precisamente lo que mosén Millán quería que
pensara: «Si lo sabe, y no ha ido con el soplo, es un hombre honrado y
enterizo». Esta reflexión le hizo sentirse mejor.
RESUMEN.
Mientras mosén
Millán espera en la sacristía el comienzo de la misa de réquiem, un año después
de la muerte de Paco el del Molino, rememora los acontecimientos que acaecieron
en el pueblo desde la llegada de un grupo de forasteros que se dedicó a
asesinar a los vecinos. De esos días, también recuerda la desaparición de Paco
y la visita que él realizó a su familia, cuyo padre era el único que sabía el
paradero de su hijo y al que paradójicamente los señoritos no le habían acosado
por haber sido protegido por don Cástulo. En esa entrevista, el cura da a
entender que sabe dónde se esconde; no es que lo dijera expresamente, pero los
padres intuyeron por su actitud que lo sabía, por lo cual se mostraron
agradecidos por su solidaridad.
COMENTARIO CRÍTICO.
Nos encontramos
con un fragmento en prosa de la novela Réquiem
por un campesino español, de Ramón J. Sender. El tipo de discurso que
predomina es el narrativo, junto al descriptivo, como es propio del género
novelesco.
En cuanto a su
estructura interna podemos señalar las siguientes partes teniendo en cuenta que
el cura está esperando el comienzo de la misa en la sacristía. Estas partes se
centran en dos recuerdos:
De la línea 1 a
la 5: Recuerdos del cura de los días de revuelta que se sucedieron en el pueblo
después de la llegada de unos forasteros que comenzaron a asesinar a mucha
gente.
De la línea 6
hasta el final, que son los recuerdos sobre Paco el del Molino. A su vez
podemos señalar dos partes:
De la línea 6
hasta el 9, que es la descripción de cuál era la situación del padre de Paco;
los forasteros no se metieron con él, porque don Cástulo lo había protegido.
De la línea 10
hasta el final que se centra en los recuerdos de la visita que mosén Millán
efectuó al padre de Paco, que era el único que sabía dónde se encontraba su
hijo. En esta entrevista, el cura dio a entender que sabía el paradero de Paco,
por lo cual el padre le agradece su silencio.
El tema: Los recuerdos
de Mosén Millán centrados en la violencia acaecida en su pueblo al comienzo de
la guerra civil y en la visita que realizó a la familia de Paco cuando éste se
había escondido.
ACTITUD E INTENCIÓN.
El Realismo
Social de la época propugnaba una actitud objetiva a la hora de narrar por
parte del autor. Prácticamente desaparece como comentador de lo que cuenta y
solo se dedica a narrar, describir y componer unos diálogos que dicen los
personajes. Sin embargo, en general, la novela de los escritores exiliados es
bastante conservadora en el planteamiento narrativo: él selecciona lo que
quiere contar y crea los personajes según la intención comunicativa de toda la
obra, por lo tanto su actitud es subjetiva.
La intención última
de este fragmento, dejando claro su intención estética general como obra de
arte que es, es construir la personalidad de Mosén Millán, personaje
atormentado por su delación en las circunstancias de violencia vividas en su
parroquia. Una vanidad innecesaria será nefasta ya que traerá como consecuencia
la muerte de su ahijado y también los remordimientos consecuentes para él.
También, en el
fragmento, vemos cómo se construye el personaje de Cástulo, que protege al
padre de Paco. Este vecino rico se le presenta cómo persona que sabe estar a
bien con todos.
TIPO DE TEXTO.
El texto es
literario, un fragmento de una novela; en concreto pertenece al género
narrativo. Como tal nos encontramos unos hechos protagonizados por unos
personajes que son contados por un narrador, que los sitúa en un tiempo y
espacio determinados.
Las formas de
elocución básicamente son la narración, la descripción y el diálogo. En las
partes narrativas el narrador hace avanzar la acción; esto se consigue sobre
todo con el uso de los pretéritos perfectos: No dijo el cura concretamente que lo supiera…La ironía de la vida
quiso… (19) Es un narrador externo, que no participa en la acción, por eso
narra en 3ª persona.
Las partes
descriptivas son bastantes; estas se hacen en pretérito imperfecto: El padre de Paco lo escuchaba sin responder,
un poco pálido (12).
Y también
tenemos diálogos. En estilo directo: -Lo
que está sucediendo… (11) Pero también es estilo indirecto: Cástulo… diciendo que era trigo limpio
(7) También se reproducen los pensamientos de los personajes de manera directa:
“Si lo sabe, y no ha ido con el soplo,
es…” (22, 23)
El registro
lingüístico del texto es culto. El autor utiliza todos los recursos que le
ofrece el lenguaje y los recursos literarios para componer su historia. Sin
embargo, cuando reproduce los diálogos de los personajes refleja la forma de
ser de éstos y nos encontramos coloquialismos: ir con el soplo (22), hombre
enterizo (23), era trigo limpio
(7), echarle mano al hijo (8).
VALORACIÓN DEL CONTENIDO Y DE LA FORMA DEL TEXTO,
ASÍ COMO SU REPRESENTATIVIDAD Y DE SU RELEVANCIA EN LA TRAYECTORIA DEL AUTOR.
El fragmento
que comentamos es muy duro, pero muy representativo de lo que pasa en
conflictos civiles, como sucedió en nuestra guerra civil. En un conflicto de
esa naturaleza, también en cualquier guerra, no hay vencedores y sí mucha
desgracia generalizada. El cura pertenecería al bando vencedor, pero para él
esa experiencia va a ser dramática porque, aparte del drama social, vemos sobre
todo su conflicto personal al cabo del año de la muerte de Paco. Si en el
intervalo entre el toque de campanas que anuncia la misa y el comienzo de ésta,
el cura repasa la relación que mantuvo con él resaltando los momentos en los
que claramente se vislumbra una simpatía mutua, es para resaltar su papel de
colaborador en el desenlace tan funesto y absurdo, cuando dice dónde se esconde
Paco y colabora en su captura.
La figura del
cura es patética no solo porque no se opusiera a la violencia que se ejerció,
sino por haberse implicado de manera absurda en el apresamiento de Paco. La
consecuencia de su vanidad es que va tener que compartir un secreto, cuando el
padre le revele el paradero, del que inmediatamente se arrepiente de saber.
Las
consecuencias de este conflicto las sufrirán especialmente los que perdieron la
guerra, pero también los que la ganaron. El personaje que representa este drama
personal es el de Mosén Millán. Solo, sin feligreses, acompañado solo por el
alcalde y los ricachones, que sucesivamente se echan la mano a la cartera para
pagar la misa, pagar su culpa, como si con este detalle intentaran honrar la
memoria del muerto.
El tema que se
plantea y los hechos que se narran son actuales desgraciadamente. Las guerras
se suceden constantemente, incluso, la civiles, como lo es la guerra civil que
se libra en Siria y casi en Egipto, o la pasada en Libia. Parece que los seres
humanos no somos capaces de resolver los conflictos, sobre todo cuando éstos
están en manos de líderes megalómanos, si no es guerreando. Esto es deprimente.
TEMA O TEMAS DEL FRAGMENTO EN RELACIÓN CON
LOS TEMAS DE LA OBRA.
El tema
fundamental del fragmento son los recuerdos de Mosén Millán centrados en la
violencia acaecida en su pueblo al comienzo de la guerra civil y en la visita
que realizó a la familia de Paco cuando éste se había escondido.
En este breve
fragmento de la obra podemos ver dos temas recurrentes en la novela.
La
violencia es uno de los
temas fundamentales del fragmento y de la obra, sobre todo a partir del
estallido de la Guerra Civil, cuando llegan los falangistas de la ciudad,
momento que rememora mosén Millán. Previamente a este episodio, cuando los
vecinos se sublevan contra el duque para no pagarle los arriendos de los pastos
mientras no se resolviera el litigio en los tribunales y se enfrentan a los
guardianes, lo hacen con argumentos –les prometen ser los encargados de los
canales de riego y de una subida de sueldo- frente a la defensa que ellos hacen
de la propiedad privada armados con carabinas.
Esa violencia está ligada a la revancha
propiciada por don Valeriano, que acuciaba a los señoritos de la ciudad a matar
a más personas. Pero en otros casos, es una sed de violencia innecesaria y
gratuita, como cuando ametrallan el carasol donde se reúnen las mujeres a coser
y a hablar de sus cosas.
El
estudio de la condición humana, sobre
todo en sus manifestaciones más absurdas, es también una preocupación del autor
que podemos ver reflejada en el fragmento que se comenta. En este episodio se
pone de manifiesto la vanidad absurda del religioso. Sin unas razones claras,
con su actitud, da a entender al padre de Paco que sabe y calla el lugar don su
hijo está escondido. La muestra evidente de esta actitud pueril es que el mismo
mosén Millán, cuando el padre haga mención del lugar exacto donde se oculta, se
arrepiente de saberlo. Por vanidad absurda termina cargando con un conocimiento
–saber el escondite de Paco- que no sabrá administrar. Esto teniendo en cuenta
que es un sacerdote y que tiene el deber de guardar el secreto de confesión. La
falta que comete le atormentará toda la vida: no solo no fue capaz de librar de
la muerte a su feligrés, sino que reveló un secreto más solemne que si se
hubiera sido hecho en un confesionario, más cuando el pobre Paco, como acto de
contrición, antes de ser fusilado, se arrepiente de sus pecados delante de
Mosén Millán.
CONTEXTO
HISTÓRICO-LITERARIO DEL AUTOR, LA OBRA Y EL FRAGMENTO DE LA CASA DE RÉQUIEM DE
RAMÓN J. SENDER. (Breve
caracterización de la época y movimiento a que pertenece. Lugar que ocupa la
obra en el género y en la trayectoria del autor. Lugar que ocupa el fragmento
en ella).
[Contexto histórico] Ramón J.
Sender nace en 1901. El novelista vive en primera persona la dictadura de Primo
de Rivera, años en los que, para imponer el orden social, los militares, con el
beneplácito de Alfonso XIII, toman el poder. Sin embargo, su éxito como
gobernantes se reduce a controlar militarmente el Norte de África. El fracaso
de Primo de Rivera se produce cuando el rey se va de España y se proclama la
Segunda República, desde 1932 a 1936. En los primeros años se acometieron
grandes reformas sociales que no continuaron en los años siguientes (Bienio
Negro) por la presión de los conservadores y la desunión de los grupos
liberales. Cuando el Frente Popular gana las elecciones de 1936, hay una
separación absoluta entre la España conservadora y la liberal. En este clima
hay un golpe militar encabezado por las tropas africanas del general Franco. A
Sender le afectan personalmente estos sucesos, pues en estos primeros momentos
del estallido bélico, en julio de 1936, cuando veraneaba con su mujer y sus
hijos en San Rafael (Segovia), ésta cayó prisionera en manos de militares
sublevados y fue fusilada sin juicio en octubre de 1936. Cuatro meses antes un
hermano del novelista había sido fusilado por los mismos. Sender pasó a las
filas republicanas y, una vez vencida la República, hubo de salir de España.
[Contexto
literario] La narrativa de
los años treinta, como la poesía, había tendido hacia la rehumanización y el
compromiso social tras abandonar la deshumanización de los años veinte que se
preocupaba por las formas. En
esta línea se encuentra la literatura de R.J. Sender. Además, él, junto a más
de trescientos mil españoles, abandonó España, para evitar verse en la cárcel o
ante un pelotón de fusilamiento. Unos murieron
en el exilio, como Sender, otros
regresaron a España después de la muerte de Franco. A partir de 1960, la
literatura en el exilio va extinguiéndose.
Es difícil hablar de unos rasgos comunes
entre estos escritores del exilio por la lejanía de los países donde residieron
y por la diferente concepción de la literatura que tenían antes de exiliarse. A
pesar de ello, se puede hablar de unos rasgos comunes: el conservadurismo
formal y la temática relacionada con la guerra es diferente a la que se sigue
en España.
[El autor y su obra] Esta
novela mezcla la ficción con los sucesos reales o históricos. Esta forma de
creación quizá tenga que ver con su profesión de periodista ejercida en su
juventud. Este acercamiento a hechos concretos, muchos de ellos relacionados
con cuestiones sociales o políticas, ha sido habitual en la producción
narrativa de Sender, ya que casi en todas las obras intenta novelar hechos
concretos: así su obra más ambiciosa, los nueve tomos de la Crónica del alba, escritos entre 1942 y
1966, Sender evocó su propia juventud y adolescencia para hacer un testimonio
de las circunstancias históricas de esa época; la novela El rey y la reina (1949) y Los
cinco libros de Ariadna, (1957) están ambientadas en la guerra civil
española, al igual que la obra analizada.
COMENTARIO
DE LA ESTRUCTURA EXTERNA E INTERNA DE LA OBRA Y LOCALIZACIÓN DEL FRAGMENTO. (Partes
de que consta, sentido y relevancia de cada una de ellas y contextualización
del fragmento en la obra).
La novela no está dividida en capítulos,
sino en secuencias que se corresponden con las distintas etapas de la vida de
Paco.
La estructura interna es circular, porque
empieza y acaba en el mismo punto. Mosén Millán aparece vestido para ofrecer la
misa de réquiem por Paco, muerto hace un año. En media hora que está en la sacristía,
al hilo de la llegada de tres personajes, Mosén Millán va repasando la
biografía de Paco desde que lo bautizó hasta que lo confesó antes de morir.
Paralelamente a estos recuerdos del sacerdote, el monaguillo canta un romance
sobre Paco, con una función semejante a la del coro de la tragedia griega; en
este romance se cuenta la muerte del protagonista.
La novela está estructurada en dos grandes
secuencias temporales: la del presente, que desarrolla una acción interna (el
conflicto de Mosén Millán con su conciencia) y la del pasado, que reconstruye
la vida de Paco y pone de manifiesto las injusticias y crímenes cometidos
cuando estalla la guerra civil española.
La secuencia del presente se desarrolla en
la sacristía de la iglesia durante media hora, que es el tiempo que transcurre
entre el primer toque de campanas hasta el comienzo de la misa. Mosén Millán
realiza un examen de conciencia mientras espera a que aparezcan los familiares
y los amigos de Paco.
Los protagonistas son Mosén Millán (y el
monaguillo) y otros tres personajes más: don Valeriano, don Cástulo y don
Gumersindo. Además, aparece al final el potro de Paco, que es su símbolo. No
aparecen familiares ni amigos de Paco.
Las secuencias del pasado están
protagonizadas por Paco el del Molino, el representante de los campesinos
españoles de la época, desde que nace hasta que muere con 25 años y se cuenta
su vida. Mosén Millán y sus recuerdos determinan los altos en el tiempo y en el
espacio. La fusión de los dos planos (presente y pasado) se realiza a través
del verbo “recordar” o de sus
sinónimos, que sirven para pasar del presente (en la iglesia) al pasado (que
relata la vida de Paco).
Esta parte se organiza en ocho secuencias
repartidas en dos partes:
La primera parte corresponde con la
infancia y la adolescencia de Paco (15 años); se narra con detalle. Dominan los
motivos ambientales de un costumbrismo rural alegre y feliz, en el que las
celebraciones profanas y religiosas se van alternando. Algunas situaciones
crudas ponen en cuestión la felicidad un poco idealizada de esta comunidad.
Muchas de estas celebraciones son religiosas (bautizo, comunión, confirmación,
semana santa). El carácter primitivo y semipagano de estas celebraciones
religiosas queda resaltado por la presencia de elementos supersticiosos y
misteriosos que se superponen a los elementos cristianos.
La quinta secuencia es de transición:
contiene elementos de las dos partes. Abarca unos cinco años (el noviazgo y la
boda).
La segunda parte la componen las tres
últimas secuencias (regreso del viaje de novios). En este momento la cronología
se hace mucho más precisa (abril 1931, verano). El ritmo cada vez es más
rápido, hasta precipitarse al final. Domina el trasfondo histórico. La sexta
secuencia relata los cinco años de la 2ª República. La séptima, la semana entre
el levantamiento del 18 de julio y la denuncia de Mosén Millán. La octava
relata el rendimiento y la muerte de Paco.
La narración alternativa de estas
secuencias tiene como efecto el asegurar la continuidad de la experiencia
traumática del pasado en el presente. La guerra ha terminado, pero sus efectos
continúan en el presente incluso para los vencedores, todos dispuestos a
redimir su papel poco ejemplificante.
(Contextualización
del fragmento) El fragmento
hay que situarlo en las secuencias del pasado de la novela, en la segunda parte
y próxima al desenlace. Don Valeriano y don Gumersindo han regresado al pueblo
y se les ve muy seguros de sí mismos. A los pocos días, llegaron unos señoritos
de la ciudad que instauraron un clima de violencia asesinando y propinando
palizas a ciertos vecinos que estaban en contra del rey. Estas mismas personas
otorgan al duque, con pleno derecho, la propiedad de los montes donde pastaba
el ganado de varios pueblos. En esta tesitura, Paco el del Molino se ha
escondido. Por un afán absurdo y sin una razón de peso, Mosén Millán visita a
su familia y acaba por saber el paradero donde se oculta. El cura, por una
parte, se arrepiente de tener esa información; pero, por otra, le gusta
presumir o dejar que los demás crean que él sabe ese secreto. Al final,
presionado por don Valeriano y, sobre todo, por el centurión, acabará por
revelar el escondite. Además, cuando el prófugo presente oposición a su
captura, mediará para que se rinda pensando que va a tener un juicio justo.
Craso error, porque esa misma noche será fusilado.
ANÁLISIS
Y COMENTARIO DE LOS PERSONAJES DEL FRAGMENTO Y SU FUNCIONALIDAD EN LA OBRA.
Los personajes que aparecen en el
fragmento son el cura y el padre de Pepe el del Molino. Se mencionan también a
dos ricos del pueblo: don Valeriano y don Cástulo.
Mosén Millán aparece en las secuencias del
pasado y del presente. En las secuencias del presente está sentado en un sillón
de la sacristía rezando y recordando a la vez la vida de Paco el del Molino. No
abre los ojos para no hablar con los ricos del pueblo, que son los únicos que
han acudido a misa y se adentran en la sacristía. Parece un hombre muy fatigado
y atormentado.
Quería a Paco como si fuese su hijo, pero,
al final, lo delató cuando éste se escondió en las Pardinas para evitar ser
apresado por los señoritos llegados de la ciudad. Es precisamente en esta
entrevista con el padre del muchacho cuando éste le dice sin pensar el lugar
exacto dónde se encuentra su hijo creyendo que no decía nada nuevo. Absurdamente,
por una parte, se lamenta tener esta información comprometedora; pero, por
otra, se pavonea de que sabe el escondite delante, por ejemplo, de don
Valeriano.
A esta traición hay que sumar su
insensibilidad social. Se llevaba mejor con los ricos que con los pobres. También
era un defensor de lo tradicional desde el punto de vista político. No supo
valorar los cambios que se estaban produciendo. Fue incapaz de comprender la
sensibilidad de Paco con los pobres y los que sufrían desde cuando éste era
niño.
El padre de Paco es un agricultor
acomodado. Cultiva sus propias tierras y, en ocasiones, contrata a jornaleros
para tareas puntuales. Como persona, es un padre preocupado por el bienestar de
su familia y la prosperidad de su hacienda. Por su hijo, está dispuesto a
realizar penitencia en una procesión de Semana Santa para que se librara de
cumplir el servicio militar. Su deseo es que su hijo continúe de labrador.
Aunque no es muy religioso, respeta la figura del cura, al que agradece en este
fragmento su silencio sobre el paradero de su hijo, y contribuye con la iglesia
con dos donativos anuales. Con preocupaciones de justicia social, aunque se
presenta como concejal, pronto delegará también en su hijo esta
responsabilidad, como espera ceder el testigo en el cultivo del campo.
Con menos protagonismo en el fragmento, se
mencionan dos de los ricos del pueblo: don Valeriano y don Cástulo.
Don Valeriano es otro rico propietario de
tierras y administrador de la hacienda del duque. Defiende los intereses de la
oligarquía terrateniente y el sistema político conservador. En el primer papel,
de administrador, cobra una cantidad de dinero a los vecinos que lleven a
pastar su ganado a los montes del duque; por esta razón se enfrentará a Paco y
al pueblo entero. Desde el punto de vista político, cuando se produce la
sublevación militar, colabora con los rebeldes, a los que anima a liquidar a
muchos de sus vecinos de ideología contraria a la suya. Los señoritos le
nombrarán alcalde.
Por último, el señor Cástulo, aunque
defiende su estatus por su condición de rico, sabe en qué lugar y con quién
debe estar en cada momento, según la situación política. Sin embargo, es
llamativa la protección que brinda al padre de Paco cuando la sublevación ya se
ha producido.
TÉCNICA
NARRATIVA EN EL FRAGMENTO Y RELACIÓN CON LA TÉCNICA DE LA OBRA (Tipos de
narrador, puntos de vista empleados, tratamiento del tiempo y del espacio)
El fragmento
comienza con una secuencia del presente que inmediatamente se conecta con el
pasado a través del verbo recordaba.
El personaje más relevante
del fragmento es el cura: aparece como un personaje atormentado en las
secuencias del presente y como muñidor de la revelación por parte del padre del
escondite donde se ocultaba su hijo, en las secuencias del pasado.
El espacio donde se
desarrollan las secuencias del presente son la sacristía y la iglesia. En las
secuencias del pasado, el espacio es el pueblo en general. Es una localidad de
la que no se aporta el nombre, aunque se dice que está ubicada próxima a la
línea de la provincia de Lérida. La escena del pasado del fragmento es la casa
del padre de Paco el del Molino. Es un espacio interior en el que han ocurrido
sucesos ya contados anteriormente, como los banquetes para celebrar el bautizo
y la boda del protagonista. En la secuencia narrativa comentada aparece la
esposa de Paco, por lo que hay que deducir que el nuevo matrimonio vive con los
padres. En todo caso, hay que anotar que no se proporcionan muchos detalles de
la configuración de esos espacios.
El tiempo externo de la
narración es más o menos 1937: ha pasado un año desde el estallido de la Guerra
Civil. El tiempo interno
es la media hora de meditación y oración en la que está sumido el sacerdote. A
través de sus recuerdos, se recrea la vida de Paco el del Molino hasta que éste
es fusilado con 25 años; en concreto, el fragmento hace referencia a los
últimos días de vida del protagonista, cuando oculto intenta huir de los
señoritos que están sembrando el terror en el pueblo. También se reconstruyen
las circunstancias sociales y políticas que rodearon a todos los personajes,
incluido el propio cura; lo vemos, por ejemplo, en la línea 2: Disparos por la noche, sangre, malas
pasiones, habladurías, procacidades de aquella gente forastera, que, sin
embargo, parecía educada.
El ritmo de la narración es
más dinámico en las secuencias del pasado, sobre todo en la segunda parte. Los
hechos se narran como si fuera un esbozo de la tragedia que vivieron los
personajes; por ejemplo, los desórdenes del comienzo de la contienda son enumerados
solo nombrándolos: “Disparos por la
noche, sangre, malas pasiones, habladurías, procacidades de aquella gente
forastera, que, sin embargo, parecía educada”. En cambio, en la primera
parte de las secuencias del pasado, el ritmo es más lento recreando en muchas
ocasiones el ambiente idílico del pueblo.
El autor cuenta
la historia con un narrador
omnisciente (que sabe todo de los personajes y de los hechos); una
muestra lo vemos en la línea 7: “Nadie
más que el padre de Paco sabía dónde su hijo estaba. Mosén Millán fue a su
casa”. Su presencia es absoluta en las secuencias del presente. A este narrador omnisciente, en las
secuencias del pasado, se añade el punto de vista de Mosén Millán y del
monaguillo, sobre los hechos contados en el romance de composición popular,
centrado en el relato desde que lo prenden hasta que lo ejecutan. En esta cita
de la línea 4 y 5 se puede observar la participación del cura, aunque
rápidamente se pasa al punto de vista del narrador omnisciente: “Pensaba el cura en Paco. Su padre
estaba en aquellos días en casa. Cástulo Pérez lo había garantizado diciendo
que era trigo limpio. Los
otros ricos no se atrevían a hacer nada contra él esperando echarle mano al
hijo”. Otro narrador de
las secuencias del pasado, que no aparece en el fragmento, es el monaguillo,
que delimita lo que hay de leyenda y de cierto en el relato de los últimos
momentos de la vida de Paco: es un narrador testigo porque él estuvo presente
en la ejecución del protagonista. La recitación del romance anónimo por el
auxiliar del cura permite al lector conocer de antemano detalles del final.
Para finalizar,
hay que resaltar que el interés del narrador se reparte entre el qué (la
historia) y las circunstancias en que se produjeron los hechos: el espacio
físico y el carácter de los personajes a través de lo que dicen, de cómo van
vestidos, de su manera de actuar y, sobre todo, a través de lo que piensan.
ANÁLISIS
Y COMENTARIO DEL LENGUAJE Y EL ESTILO DEL FRAGMENTO EN RELACIÓN CON LA OBRA A
LA QUE PERTENECE. (Concepción del autor del género literario, lenguaje que
configura el estilo de la obra)
(Concepción del autor
del género literario) Esta novela
mezcla la ficción con sucesos reales o históricos, algo que ha sido habitual en
la producción narrativa de Sender, ya que casi todas las obras intentan novelar
hechos concretos: así su obra más ambiciosa, los nueve tomos de la Crónica del alba, escritos entre 1942 y
1966, Sender evocó su propia juventud y adolescencia para hacer un testimonio
de las circunstancias históricas de esa época.
Otra característica de su novela es su
simbolismo y la intencionalidad política de denuncia. El título de “Réquiem por un campesino español”
resalta la intención política. Según palabras del propio autor, los sublevados lo
único que hicieron fue defender los derechos feudales de una tradición ya
olvidada en el resto del mundo. En la novela, el duque representa la
aristocracia terrateniente de la época, que se apoya en don Valeriano (el
cacique) que era su administrador. Se resistían a cualquier intento de cambio,
contando con el apoyo de la Iglesia.
Hablando de los postulados del Realismo
Social propios de la literatura de los años cincuenta, la novela pretende
reflejar una situación concreta, que el autor cree injusta, para denunciarla. Junto
a esta intención social y política, podemos hablar de intención moral. A Mosén
Millán lo abate su sentido de culpabilidad. Acepta resignadamente el estado de
la sociedad, por más que se le rebele injusto pensando que si Dios lo permite,
es por algo.
(Estilo)
En cuanto al estilo, podemos
decir que se mezcla narración con pocas descripciones y diálogos no muy
extensos.
En la narración predominan los perfectos
simples y compuestos, pluscuamperfectos,... con los que se relatan hechos
concretos del pasado ya acabados, que dan un ritmo más o menos rápido según la
parte de la novela. En el fragmento podemos ver cómo de manera esquemática se
cuentan todos los disturbios de esos días en la línea 2: Disparos por la noche, sangre, malas pasiones,
habladurías, procacidades de aquella gente forastera… Las oraciones son breves, muchas de
ellas, oraciones simples, sobre todo en esta segunda parte en la que los hechos
se relatan rápidamente. Una muestra de este estilo de frase corta la podemos
ver en las líneas 4, 5 y 6: Pensaba el cura
en Paco. Su padre estaba en aquellos días en casa. Cástulo Pérez lo había
garantizado diciendo que era trigo
limpio. Los otros ricos no se atrevían a hacer nada contra él esperando
echarle mano al hijo.
Las descripciones no son abundantes y las
que aparecen son escuetas. La descripción de lugares o de personajes no es muy
precisa y se realiza con unos pocos adjetivos. Los verbos están en pretérito
imperfecto resaltando la duración en el tiempo, como en la línea 9: El padre de Paco lo escuchaba sin responder,
un poco pálido.
Los diálogos son muy cortos. En las
secuencias del presente el cura solo pregunta al monaguillo. A los ricos del
pueblo, los escucha pero no los contesta. En el pasado, los diálogos son más
realistas. En todo caso, los diálogos en estilo directo son pocos; alguna
intervención suelta de un personaje, como, por ejemplo, en la línea 8: -Lo que está sucediendo en el pueblo -dijo- es
horrible y no tiene nombre. Los verbos introductorios van solos, sin
apostillas relativas a la actitud del personaje: dijo. El estilo directo no solo se utiliza en los diálogos,
sino para reproducir los pensamientos de los personajes, con una actitud propia
del narrador externo omnisciente; así lo apreciamos en la línea 16: Miró al cura pensando precisamente lo que
mosén Millán quería que pensara: «Si lo sabe, y no ha ido con el soplo, es
un hombre honrado y enterizo».
No hay alardes
retóricos en este estilo sobrio y preciso. Como mucho encontramos algún símil en
descripciones con el objetivo de caracterizar; por ejemplo, en las líneas 9 y
10: Vio ir y venir a la joven esposa como
una sombra, sin reír ni llorar… Mosén Millán pensaba que sin risa y sin
llanto la vida podía ser horrible como una pesadilla.
Abunda el léxico religioso y campesino.
Son frecuentes los coloquialismos, las frases hechas, refranes..., como, por
ejemplo, la expresión utilizada en la línea 6: Cástulo
Pérez lo había garantizado diciendo que era trigo limpio. Los otros
ricos no se atrevían a hacer nada contra él esperando echarle mano al
hijo. O, al
final del texto en la línea 15: La ironía de la
vida quiso que el padre de Paco cayera en aquella trampa. También en la
expresión de la línea 17: no ha ido
con el soplo.
En conclusión, su estilo es conciso,
sencillo, natural,...
VALORACIÓN DEL CONTENIDO Y DE LA FORMA DEL TEXTO,
ASÍ COMO SU REPRESENTATIVIDAD Y DE SU RELEVANCIA EN LA TRAYECTORIA DEL AUTOR.
El fragmento
que comentamos es muy duro, pero muy representativo de lo que pasa en
conflictos civiles, como sucedió en nuestra guerra del 36. En un conflicto de
esa naturaleza, también en cualquier guerra, no hay vencedores y sí mucha
desgracia generalizada. El cura pertenecería al bando vencedor, pero para él esa
experiencia va a ser calamitosa porque, aparte del drama social, vemos, sobre
todo, su conflicto personal al año de la muerte de Paco. Si en esa media hora,
el cura repasa la relación que mantuvo con Paco, destacando los momentos en los
que claramente se vislumbra una simpatía mutua, es para resaltar su
culpabilidad en su muerte al revelar el lugar dónde se escondía y colaborar en
su captura.
La figura del
cura es patética no solo porque no se opusiera a la violencia que se ejerció,
sino por haberse implicado de manera absurda en el apresamiento de Paco. La
consecuencia de su vanidad es que va tener que compartir un secreto, cuando el
padre le revele el paradero, del que inmediatamente se arrepiente de saber.
Las
consecuencias de este conflicto las sufrirán especialmente los que perdieron la
guerra, pero también los que la ganaron. El personaje que representa este drama
personal es el de Mosén Millán. Solo, sin feligreses, acompañado solo por el
alcalde y los dos ricachones, que sucesivamente se echan la mano a la cartera
para pagar la misa, pagar su culpa, como si con este detalle intentaran honrar
la memoria del muerto.
El tema que se
plantea y los hechos que se narran son actuales desgraciadamente. Las guerras
se suceden constantemente, incluso, la civiles, como lo es la guerra que se
libra en Siria. Parece que los seres humanos no somos capaces de resolver los
conflictos si no es guerreando, sobre todo cuando la resolución de éstos
depende de líderes megalómanos. Esto es deprimente.
En cuanto a la
forma, se ha de resaltar la actitud casi fría con la que se relatan los hechos,
a pesar de que el autor sufrió en carne propia las consecuencias del conflicto
bélico. Con esta impersonalidad narrativa seguramente busca un distanciamiento
al ser sus ideas políticas y sociales contrarias a las del bando vencedor. Esta
desnudez narrativa se manifiesta también en la casi inexistencia de recursos
literarios.
La creación
literaria de Ramón J. Sender es amplísima, destacando sobre todo como
novelista, pero prácticamente ha tocado todos los géneros literarios. La novela
que nos ocupa no es la única que tiene como trasfondo la guerra. Habría que
añadir otros relatos ambientados en esta contienda: Contraataque (1938), El rey y
la reina (1947), Los cinco libros de
Ariadna (1957), así como las tres últimas novelas de su enealogía Crónica del alba (1943).
Réquiem por un campesino español es una más de
las novelas españolas de postguerra que está ambientada en la guerra civil
española de 1936, como se ha dicho con anterioridad. La primera versión de la novela se publicó
en 1953 y en 1960 se hizo una segunda edición en EEUU con el título actual. Se
prohibió en España hasta 1974. A pesar de la breve extensión y una temática no
original, la novela está considerada como una las mejores de la literatura
española del siglo XX.
VALOR ESTILÍSTICO DE LOS ADJETIVOS DEL PRIMER
PÁRRAFO.
Los adjetivos
que encontramos en este párrafo están sobre todo en las cuatro primeras líneas,
donde hay una descripción de los primeros días de la guerra civil en el pueblo efectuada
desde el punto de vista del cura. En este sentido hallamos estructuras
atributivas propias de la descripción: se
sentía atribulado y confuso (2) con un verbo semicopulativo; parecía educada (4).
De los
adjetivos que modifican directamente al sustantivo, hay dos especificativos,
necesarios porque seleccionan al nombre: gente
forastera (3) y trigo limpio
(7); y otros dos explicativos, antepuestos, que proyectan subjetividad, como
son los recuerdos de una persona al describir los acontecimientos que rememora:
horrible confusión (1), un
epíteto y malas pasiones
(2,3).
La mayor parte
de estos adjetivos llevan implícitas en su significado connotaciones negativas
que ayudan a crear en el lector la atmósfera de caos, miedo, irracionalidad e
inseguridad que pretende hacernos revivir Sender a través de la evocación de
Mosén Millán.
VALOR ESTILÍSTICO DE LOS VERBOS.
Al comentar los
verbos, lo primero que hemos de señalar es su abundancia, propia de una
narración, y su variedad, reflejo de la riqueza narrativa del fragmento y de la
novela. Analicemos algunos.
El pretérito
imperfecto de indicativo es utilizado sobre todo en descripciones. Pero
hemos de diferenciar dos planos narrativos. En presente, mientras Mosén Millán está en la
sacristía, recuerda y describe los acontecimientos acaecidos en el pueblo al
estallar la guerra civil: recordaba
(1), sentía (2), Mosén Millán pensaba que sin risa…
(14); y otros, también descriptivos, que se sitúan en el pasado cuando se reconstruye lo que
acaeció en esos días: Y don Valeriano se lamentaba
(4), su padre estaba en casa
(6), El padre de Paco lo escuchaba…
(12).
Tenemos un pretérito
pluscuamperfecto de indicativo en la línea 7, Cástulo Pérez lo había garantizado, que expresa una acción
en pasado anterior a otra también pasada: su
padre estaba en casa.
El otro tiempo
representativo del texto es el pretérito perfecto simple, con el cual se
consigue que la acción avance: fue
(9), dijo (11), vio (13), dio la impresión (17) …
Analicemos los
presentes de indicativo, que aparecen en los diálogos en estilo directo: Lo que está sucediendo… y no tiene
nombre (11). El primero es una perífrasis verbal aspectual durativa.
También, cuando se reproducen directamente lo que el cura quiere que piense el
padre de Paco: “Si lo sabe… es
un hombre honrado…”
Comentaremos a
continuación la presencia de una perífrasis modal de obligación, cuyo
verbo personal está pretérito imperfecto: el
padre y la esposa tenían que agradecerle su silencio.
Encontramos un presente
intemporal en la línea 16: …en los
que la amistad tiene a veces… cuando se intenta con un principio del
comportamiento humano general explicar la actitud del cura.
Todos los
tiempos están en indicativo, modo en el que se presentan los hechos o las
descripciones como reales y de manera objetiva, algo que pretende el narrador
objetivista. Al mismo tiempo, se narra en tercera persona, pues el narrador no
participa en los hechos que cuenta. Por último, la variedad de tiempos verbales
refleja los distintos planos narrativos de la novela.
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Te presento esta novela ambientada en Salamanca que acabo de publicar, por si te animas a leerla. SINOPSIS El asesinato de un diputado en un museo de Madrid lleva a un inspector inexperto a Salamanca, circunscripción por la que es electo el difunto. Durante la estancia en la ciudad se adentrará en el mundo académico, político y social en busca de indicios que expliquen los motivos que han llevado al verdugo a cometer tal atrocidad. El proceso indagatorio conducirá al detective a plantearse alguno de los principios por los que ha de regirse en su oficio, después de entrevistarse con testigos poco habituales que no parecen entristecerse con la muerte del político y que no aportan datos significativos del caso. El ambiente de la localidad universitaria de principios de los noventa del siglo pasado, extraño para el protagonista, más la resolución del caso, le dejarán la sensación de fracaso de su valía profesional y, sobre todo, del papel que le corresponde como agente al servicio de la justicia. Puedes conseguir la novela en papel (16 €) o formato ebook (4,49 €) en varias plataformas on line, tanto en España, como en otros países -la forma más rápida en cualquier país es a través de AMAZON:
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