1. Estructura.
1.1. Externa.
Composición
formada por 46 versos octosílabos con rima asonante los pares y quedan libres
los impares.
En el texto
predomina el diálogo y, dentro de él, hay partes descriptivas, -por ejemplo, a
partir del verso 25- y narrativas, -por ejemplo, los versos 9 y 10, Allí respondiera el moro, //bien oiréis lo que
decía…
1.2. Interna.
Podemos señalar
las siguientes partes teniendo en cuenta su contenido.
1/20:
Interpelación del rey a Abenámar para que le diga la verdad.
21/36: El rey
pregunta por unas fortificaciones de Granada y el moro va describiéndolas.
37/42: Diálogo
entre el rey y Granada, como si la ciudad fuera una mujer, en el que el rey la
pide en matrimonio.
43/52: Negativa
de la ciudad a la proposición real, ante lo cual don Juan se prepara para
conquistarla con las armas.
53/54.
Descripción de la batalla.
2. Tema.
Admiración del
rey don Juan por la ciudad de Granada, a la que ataca para conquistar después
de que ésta no se rindiera.
3. Resumen.
El rey don Juan
pide al moro Abenámar que le diga la verdad al preguntarle por unas
fortificaciones que contemplan. Abenámar le contesta que son la Alhambra, la
Mezquita y los Alijares. De estos últimos pondera el mérito artístico. Continúa
nombrando otras construcciones, como Torres Bermejas, el Generalife. Al ver
tanta belleza, alegóricamente el rey pide a la ciudad que se despose con él,
pero ésta le contesta que no puede al estar comprometida con el rey moro.
Viendo que la ciudad no se va a rendir, don Juan entabla batalla para
conquistarla.
4. Análisis de la forma.
4.1. Plano fonético, fonológico y prosodemático.
La entonación
predominante es la enunciativa y la exclamativa, aunque es más abundante la
primera. El tono elevado, exclamativo, con el que comienza el romance, parece
marcarlo a todo él. Esta entonación resalta la admiración que el rey siente por
Granada. Otros elementos determinantes en este tono exclamativo son los
numerosos vocativos, apóstrofes, con una línea tonal exclamativa, como es la
duplicación del vocativo con el que comienza el romance. Por otra parte, la
determinación de conquistar la ciudad se manifiesta con una orden tajante con
una entonación exhortativa: -Échenme aquí
mis lombardas…, en el verso 49.
4.2. Plano morfosintáctico.
No encontramos
adjetivos significativos. Esta circunstancia confiere dinamismo a la
descripción. Además, nos encontramos con una expresión esencial, carente de
ornamentos. Sin embargo, el romance no renuncia a otros elementos descriptivos
como aposiciones descriptivas, verso 2, «Abenámar,
Abenámar, // moro de la morería; también, en los versos 33 y 34, El otro es Generalife, //huerta que par
no tenía; además, en los versos 35 y 35, el otro Torres Bermejas, // castillo de gran valía…; también,
bastantes proposiciones subordinadas de adjetivo, como en el verso 3, el día que tú naciste, …; en el
verso 7, moro que en tal signo nace...
Los verbos, en
cambio, son abundantes. Los tiempos que predominan son el pretérito imperfecto en
las partes descriptivas: 1/6, «Abenámar,
Abenámar, //moro de la morería, // el día que tú naciste // grandes señales había.
// Estaba la mar en calma, // la luna estaba crecida;
Además, a partir
del verso 25:
«El Alhambra era, señor,
y la otra la mezquita;
los otros los Alijares,
labrados a maravilla.
El moro que los labraba
cien doblas ganaba al día
y el día que no los labra
otras tantas se perdía.
El otro es Generalife,
huerta que par no tenía;
el otro Torres Bermejas,
castillo de gran valía.»
En el diálogo nos
encontramos con tiempos verbales que hacen referencia a distintas realidades o
procesos que tienen como punto de partida el presente: agradezco (verso 21), son
(verso 23) …; el condicional simple o imperfecto para expresar una hipótesis, casaría (verso 40):..; o se proyectan al
futuro: oiréis, (verso 10), tiraremos, (verso 51); o se refieren a
hechos pasados: naciste (verso 3).
Característico de
los romances es la alternancia verbal para referirse a una misma idea o hecho: ¡altos son y relucían! (verso
24); en los versos 29/33:
El moro que los labraba
cien doblas ganaba al día
y el día que no los labra
otras tantas se perdía.
Las oraciones son
cortas y las simples son las más numerosas. Dentro de las compuestas, son
predominan las coordinadas. Esta sintaxis imprime dinamismo, como podemos
comprobar en los versos antes mencionados:
El moro que los labraba
cien doblas ganaba al día
y
el día que no los labra
otras tantas se perdía.
Estas son algunas
de las figuras que podemos comentar de este plano:
-Repeticiones: Abenámar, Abenámar , en el verso 1; en
los versos 43 y 44, Casada soy ... casada
soy.
-Derivaciones o
polípote: moro de la morería (verso
2)-también sería un pleonasmo; labraba,
labra, labrados, labra (versos 28/31).
-Anáforas: El otro... (verso 33), el otro... (verso 35).
-Concatenación: ...al día, // y el día (versos 30 y 31).
Todas estas figuras
basadas en la repetición son propias de las composiciones populares. Estas
repeticiones permiten memorizar mejor los versos e imprimen un ritmo muy
marcado a la composición.
Otras figuras
literarias basadas en aspectos morfosintácticos que encontramos en el texto
son:
-Elipsis: 26 y 27,
se eliden los verbos copulativos es y son. Con ello se logra rapidez, concisión
y sobriedad:
«El Alhambra era, señor,
y la otra [es] la mezquita;
los otros [son] los Alijares,
-Hipérbaton: Altos son y... 24. Se resalta la
cualidad sobre el propio nombre, incidiendo en esa característica de los
castillos.
4.3. Plano léxico-semántico.
En cuanto al
léxico se puede señalar un arcaísmo propio del gusto arcaizante de los
romances: aquesta tu cortesía, verso
22.
En cuanto a los
sustantivos, predominan los concretos sobre los abstractos, característica
también propia de las composiciones populares.
Desde el punto de
vista semántico, no hay un campo semántico que se expanda por todo el texto.
Podríamos establecer cuatro subgrupos de palabras que se refieren a conceptos
desarrollados en el romance: campo semántico de palabras referidas a la naturaleza
-día, mar, luna llena, vida...;
campo semántico de términos referidos a la construcción
- castillos, mezquitas, torres, huerta...; otro referido al matrimonio -arras, dote, viuda,
casada...; y otro que hace mención a la guerra:
lombardas, tiraremos a lo alto, combates, temor...
Comentamos de
este plano las siguientes figuras literarias:
-Enumeración encontramos en la
descripción que se efectúa de las construcciones granadinas, versos 25/28 y 33/36.
-Mediante la
hipérbole cien doblas,
verso 30, se pondera la estima y la valía del artífice de los Alixares.
-En el diálogo
que mantienen el rey y Granada nos encontramos con una transposición metafórica
del plano de la guerra al plano del amor: el término real, la ciudad, corresponde al término metafórico- mujer amada; el rey es el amante que desea a la mujer casada; es
decir, a la ciudad de Granada.
5. Análisis del contenido.
Nos encontramos
con un romance fronterizo, derivado de los históricos, cuya aparición se
produce en el siglo XV. Por tanto, el texto pertenece al Romancero Viejo (con romances hasta el siglo XVI)
que recoge poemas anónimos. Se recrea en este caso el intento de conquista de
la ciudad de Granada por parte del rey don Juan, aunque una lectura más
profunda nos descubre una intención comunicativa de índole lírica: la belleza
de Granada, la admiración que el rey siente hacia ella, llegando a ofrecer
otras dos ciudades por poseerla. Así se puede comprobar cómo estas
composiciones emparentan con la épica y la lírica tradicional.
La respuesta de
Granada al rey no es una negativa tajante. Es una respuesta un tanto ambigua.
Le dice que no porque está casada, está comprometida. No hay desprecio. Tal
respuesta parece avivar la pasión amorosa del rey que le anima a conquistarla.
La exhortación
inicial del rey a Abenámar para que le diga la verdad, obedece a la creencia
extendida de lo mentirosos que eran los árabes.
Algunas
características propias de los romances que observamos son las siguientes:
fórmulas introductorias de los parlamentos que proceden de los cantares de
gesta, como en los versos 9 y 10, Allí respondiera
el moro, // bien oiréis lo que decía; en su estructura se puede observar el
comienzo in media res y el final trunco: no se da antecedentes ni de los
personajes ni de las acciones posteriores; la presencia de diálogos para
imprimir más dinamismo y expresividad al texto; además, el narrador se dirige a
los oyentes, reminiscencia del recitado juglaresco, como podemos comprobar en
los versos 37 y 38, Allí habló el rey don
Juan, // bien oiréis lo que decía.
.
6. Conclusiones.
Nos encontramos
con un romance de los llamados fronterizos, aunque por su temática lo podríamos
relacionar también con los de carácter lírico. Hay dos características que
enlazan con esas composiciones: la fuerte emotividad -entonación exclamativa- y
la repetición en múltiples formas. La rapidez es otra nota de estos versos, no
solo por su dinamismo expresivo, sino por el propio desarrollo temático de la
acción: pasan muchas cosas en pocos versos.
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