Mujeres,
las orejas poned a la lección,
entended
bien el cuento, guardaos del varón;
cuidad no
os acontezca como con el león
al asno sin
orejas y sin su corazón.
El león
estuvo enfermo, le dolía la testa
cuando sanó
del mal, y la traía enhiesta
todos los
animales, un domingo, en la siesta,
se fueron
ante él para hacer una fiesta.
Allí estaba el burro, y lo hicieron juglar;
como estaba
bien gordo, comenzó a retozar
tocando su
tambor, y empezó a rebuznar:
al león y a
los otros los quería atronar.
Harto por sus alardes, se puso el león sañudo
y quiso
despedazarlo, pero alcanzarlo no pudo;
tocando su
tambor, se fugó de aquel feudo;
se sintió
muy ofendido el león del orejudo.
El león dijo luego que lo perdonaría;
mandó que
lo llamasen, que la fiesta honraría,
y que
cuanto pudiese, todo le otorgaría;
la zorra
juglaresa quedó en que lo traería.
Marchó la raposilla a donde el asno andaba
paciendo en
un prado, y así lo saludaba:
“Señor”,
dijo, “cofrade, vuestro toque alegraba
a todos, y
ahora la reunión bostezaba.
Más vale
vuestro estrépito y vuestro buen solaz,
vuestro
tambor sonante y el rebuzno tenaz,
que toda
nuestra fiesta; no seas suspicaz.
El león
allí te quiere, a salvo y en paz.”
Creyó aquellos halagos, y ocurrió lo peor:
a la fiesta
volviose bailando el cantador;
las mañas
no sabía el burro del señor:
¡pagará el
juglar recio el son de su tambor!
Como el león tenía secuaces preparados,
a don Burro
prendieron; estaban avisados.
Al león lo
trajeron: lo abrió por los costados.
Todos, de
su mentira, quedaron espantados.
Mandó el león al lobo, de uñas tan parejas,
que le
guardase al asno mejor que a las ovejas;
cuando el
león traspuso una o dos callejas,
comiose el
corazón el lobo y las orejas.
Volvió el león hambriento, a comer preparado,
pidió al
lobo el asno que le había confiado;
sin corazón
ni orejas, lo trajo desfigurado.
El león
contra el lobo se puso muy airado.
Dijo el
lobo que el asno así había nacido,
pues si
corazón y orejas él hubiese tenido,
comprendiera
las mañas, y no hubiera venido;
pero no las
tenía y así había salido.
Así, señoras mías, entended el romance:
guardaos de
amor loco, no os coja y alcance.
Abrid
vuestras orejas; que el corazón se lance
al amor de
Dios limpio; loco amor es mal trance.
1. ESTRUCTURA.
1.1. Externa. Fragmento en verso de la obra Libro de buen amor, del Arcipreste de
Hita. Los versos son alejandrinos agrupándose de cuatro en cuatro y rimando en
consonancia todos ellos. Estos versos llevan una cesura. Se trata de cuadernas
vías.
Los
discursos predominantes son la argumentación y la narración. La parte
argumentativa se encuentra en la primera y en la última estrofa, en las cuales
el arcipreste advierte a las mujeres que no se entreguen demasiado al amor
pasional. La parte narrativa es la fábula protagonizada por el león, la zorra y
el burro. En esta parte, encontramos también diálogo en estilo directo (verso 23 y siguientes) e indirecto (verso 45 y siguientes).
1.2. Interna.
1ª parte. Introducción,
de los versos 1 al 4. El autor recomienda a las mujeres que no se entreguen a
los hombres. Para convencerlas, les cuenta una fábula.
2ª parte.
Narración-fábula.
Planteamiento, versos del 5 al 8. Los
animales organizan una fiesta para celebrar el restablecimiento del león
después de estar enfermo.
Nudo, versos desde el 9 al
44: los episodios fundamentales son:
-la huida del burro de la
fiesta después de que el león lo quisiera despedazar por molestarlo con su
música en la fiesta, (versos 9 al 16).
-el convencimiento
efectuado por la zorra al burro de que se le echaba de menos en la fiesta y de
que el león lo había perdonado (versos 17 al 28).
-llegada del burro,
prisión y descuartizamiento del mismo por parte del león. (versos 29 al 35).
-encargo del león al lobo
de que le cuidara el burro muerto y festín de éste al comerse el corazón y las
orejas del burro (versos 36 al 40).
Desenlace, versos 41 al 48, regreso
del león y solicitud al lobo para que le devuelva el burro, animal que entrega
sin orejas y corazón…
3ª parte:
conclusión, versos 49 al 52, recomendación para que las mujeres se entreguen al
amor de Dios, no al de los hombres.
2. TEMA.
Recomendación
del arcipreste a las mujeres para que se entreguen al amor de Dios y no al de
los hombres apoyando el mensaje mediante una fábula.
3. RESUMEN. El arcipreste se
dirige a las mujeres para aconsejarles que tuvieran cuidado con el amor de los
hombres. Para afianzar su consejo les cuenta una fábula, cuya enseñanza se
refiere a ese mensaje. La fábula cuenta la historia de un león al que el resto
de animales decide homenajear después de haberse recuperado de una enfermedad.
Organizan una fiesta amenizada por el asno que toca un tambor, pero el rey de
los animales, molesto por el ruido que hace, trata de descuartizarlo sin
conseguirlo porque el burro huye. El león manda a la zorra que lo busque y le
convenza para que regrese de nuevo a la fiesta. Lo consigue con halagos. Al
presentarse delante de nuevo delante del león, el burro es apresado e,
inmediatamente, dado muerte. Ordena al lobo que custodie el cuerpo mientras él
se ausenta. Cuando el lobo se queda solo, se come las orejas y el corazón del
burro, detalle que observa el león al regresar. La explicación que le ofrece el
lobo, es que el burro nunca tuvo orejas ni corazón, pues si los hubiera tenido,
no hubiera regresado a la fiesta.
4. ANALISIS DE LA FORMA.
4.1. Plano fonológico, fonético y prosodemático.
En el
fragmento encontramos varios vocativos,
formas apelativas, con una entonación exclamativa: mujeres (verso 1), señor,
(verso 23)… También encontramos un enunciado exclamativo en el verso 32: ¡pagará el juglar recio
el son de su tambor!,
con la cual, el narrador anticipa con un tono elevado el fin que le espera al
burro. El tono del resto del fragmento es enunciativo, como corresponde a la
narración de unos hechos por un narrador externo, que no participa de los
hechos que cuenta.
4.2. Plano morfosintáctico.
Los adjetivos no son muy numerosos, pero hay
algunos adjetivos calificativos pospuestos que denotan una voluntad estilística:
león sañudo, (verso 13), la zorra juglaresca (verso
23), vuestro tambor sonante y rebuzno tenaz, (verso 26);
en esta última cita, podemos considerar tambor sonante, como un epíteto.
En el verso
37, encontramos un epíteto épico, imitación de los recursos juglarescos de los
cantares de gesta: Mandó
el león al lobo, de uñas tan parejas,…
En cuanto a
los verbos, podemos comentar el elevado número; también, la variedad de tiempos
verbales utilizados: pretéritos perfectos simples y algún pretérito imperfecto,
los tiempos propios de la narración con los que se consigue que la acción
avance: El león estuvo enfermos, le dolía… (verso 5), …los
animales se fueron… (verso 8); presentes de indicativo en las partes
dialogadas y también en la introducción: Más vale vuestro estrépito…
(verso 25), El león allí te quiere… (verso 28); también, formas
exhortativas en la introducción para reconvenir a las mujeres y en los diálogos
en estilo directo: Mujeres, las orejas poned a la lección //entended…,
guardaos (versos 1 y 2); …no seas suspicaz… (verso
27). Por último, en el análisis de las formas verbales, señalamos el futuro
simple de obligación con el que el narrador adelanta -prolepsis- lo que le
sucederá al burro por ser tan confiado: ¡pagará el juglar recio el
son… (Verso 32).
En sintaxis
predominan los enunciados con proposiciones coordinadas copulativas, muchos de
ellos sin nexos -yuxtapuestos-, procedimiento sintáctico con el que se consigue
dinamismo en la narración, como se puede observar en los primeros versos: Mujeres,
las orejas poned a la lección, //entended bien el cuento, guardaos del varón;
// cuidad no os acontezca… En las partes en las que se reproduce en estilo
indirecto lo dicho por algún personaje, nos encontramos proposiciones
subordinadas sustantivas con la función de complemento directo, como en el
verso 17: El león dijo que lo perdonaría…
Para acabar de analizar este plano del
lenguaje, se resaltan las numerosas estructuras bimembres: Más vale vuestro estrépito y vuestro buen
solaz, // vuestro tambor sonante y el rebuzno tenaz, (versos 25 y 26);
además, en esta cita se puede resaltar la anáfora del determinante posesivo vuestro, que es una manera de resaltar
los halagos que la zorra dirige al burro. Las mismas figuras de anáfora y
paralelismo observamos en el verso 4: …al
asno sin orejas y sin su corazón…
De las
figuras de este plano, mencionamos los numerosos casos de hipérbaton, como el
del verso 13: se puso el león sañudo;
el adjetivo, con la función de complemento predicativo, se pone al lado del
sustantivo en posición pospuesta, seguramente buscando la rima de la estrofa:
-udo. Lo mismo podemos comentar del verso 31: las mañas no sabía el burro del señor; en este caso el hipérbaton
es más extremo: “el burro no sabía las mañas del señor”.
4.3.
Plano léxico-semántico.
Lo primero que resaltamos es el uso
selecto y variado del léxico, como se puede observar con las distintas
denominaciones utilizadas para referirse a uno de los protagonistas: burro, orejudo, asno, Don Burro. A la
zorra, la llama zorra juglaresca (verso
20), raposilla (21).
Si se analiza la agrupación del
léxico, el campo semántico con más palabras es el de fiesta. Así encontramos, domingo (verso 7), siesta (verso 7), fiesta
(versos 8, 18, 27, 30), juglar (verso
9), retozar (verso 10), tocando el tambor (versos 11, 15, 26,
32), rebuznar (verso 11, 26), atronar (verso 12), toque (verso 23), alegraba
(verso 23), reunión (verso 24), estrépito (verso 25), solaz (verso 25), bailando (verso 30)…
De este plano, mencionamos las
siguientes figuras retóricas. Una sinécdoque en el verso 16: …se sintió muy ofendido el león del orejudo;
se utiliza para referirse al burro una de las partes más características de su
morfología, como son las orejas. En los versos 51 y 52, nos encontramos con
otra, aunque en este caso podíamos considerar la palabra un símbolo universal: …que el corazón se lance// al amor de
Dios limpio; “corazón” es un órgano humano, que simboliza el sentimiento
amoroso. Se usa corazón, por todo el ser humano.
5. Análisis del contenido.
Podemos establecer la siguiente relación del texto con la obra completa.
El león representa el amor humano; el asno, a la mujer; la zorra, a
trotaconventos y el lobo, al hombre. Así, si el burro logra complacer al amor
-león-, éste la rechaza en un primer momento, pero, después, mediante el engaño
de la zorra -Trotaconventos-, logra hacerle ver que está dispuesto a
corresponderla. Sin embargo, es engañada y el amor -león- la mata, comiéndose
el lobo -hombre- su corazón -la posibilidad de volver a enamorarse- y sus orejas
-nadie le volverá a halagar.
El uso de fábulas es propio de los textos literarios didácticos y
moralistas, como es el caso del Libro de buen amor. Estas fábulas, en la
mayoría de los casos, no son originales, sino adaptaciones de fábulas y
ejemplos aparecidos en otras obras. Por ejemplo, la presente historia aparece
en la traducción que Alfonso X, El Sabio, mandó hacer cuando era príncipe de la
obra de origen indio Calila y Dimna.
Esta obra es del siglo XIV y pertenece a la corriente literaria llamada Mester
de clerecía. Resaltamos algunas características propias de esta corriente
presentes en el texto objeto de comentario: los versos forman cuadernavías, hay
una preocupación estilística y una clara voluntad de apartarse de la corriente
antagónica: el mester de juglaría. Las referencias con connotaciones despectivas
a sus contrincantes son numerosas en el texto: allí estaba el burro, y lo hicieron
juglar (verso 9), zorra juglaresca (verso 20), pagará el juglar
recio el son de su tambor (verso 32).
6. Conclusiones y opinión personal.
Composición poética de versos tetradecasílabos o alejandrinos, con rima
consonante monorrima, que se agrupan en cuadernavías, estrofa emblemática del
mester de clerecía.
Encontramos algún elemento lingüístico embellecido que demostraría la
preocupación estilística del autor, como sería la presencia de varios adjetivos
calificativos y la selección léxica que realiza para evitar la repetición de
palabras.
Se trata de una fábula moral del Libro de buen amor, ejemplo del
afán didáctico del autor.
Un poco de publicidad personal...
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