LUCÍA:
Hermana mía, 80
¿tiénesme por hombre a
mí
o miro con cataratas?
¡Que por lince te
retratas,
y a mí por topo! Si a ti
te parece que penetras
85
los corazones, también
creo yo que mis ojos ven
las más escondidas
letras.
No culpes, hermana, al
muerto;
pues solamente es deudor
90
don Felipe, el matador,
de ese llanto.
MARTA:
¡Bien por cierto!
¿Luego quise yo jamás
a don Felipe?
LUCÍA:
¡Jesú!
¿Querer? ¡Bonita eres
tú! 95
Hasle aborrecido más
que el tordo a las
guindas. ¿Eso
no es claro? ¿Eres tu
mujer
que a nadie había de
querer?
¿Tú no eres de carne y
hueso? 100
MARTA:
A lo menos fuera afrenta
que amara yo a quien de
ti
es amado.
LUCÍA:
¿Cómo así?
MARTA:
Porque no es hombre de
cuenta
en quien tú los ojos
pones 105
y, cuando tenga valor,
sólo por tenerle amor
tú, le pierde.
LUCÍA:
Mil razones
te sobran.
MARTA:
Y en conclusión,
ya sabes lo que perdiera
110
si elección mi amor
hiciera
de quien tú haces
elección;
porque dijeran de mí,
teniéndote—aun quien te
precia
y sirve—por fría y necia
115
que me parecía a ti.
LUCÍA:
Soy yo la misma frialdad
y eres tú el mismo
calor.
Andan perdidos de amor
los hombres por tu beldad.
120
Eres un sol en el talle
y hasle parecido en todo
de tal suerte que del
modo
que ninguno osa miralle
porque ciega el
resplandor 125
que visten sus rayos
rojos.
Nadie pone en ti los
ojos
porque los ciegas de
amor.
Y así, aunque abrasa y
admira
tu hermosura de mil
modos, 130
como al sol te alaban
todos
pero ninguno te mira
porque ninguno hasta
agora
hace de servirte caso.
Yo, que ni quemo ni
abraso 135
ni soy sol, ni soy
aurora,
de tu discreción me río;
pues con ser menos
perfeta,
no tan hermosa y discreta,
por más que hielo y
enfrío, 140
tengo muchos
pretendientes
que, a pesar de tu
beldad,
estiman más mi frialdad
que no tus rayos ardientes.
1. ESTRUCTURA EXTERNA.
Se trata de un
fragmento en verso de la obra de Tirso de Molina titulada Marta la Piadosa.
Desde el punto
de vista métrico, los versos son octosílabos y se agrupan de cuatro en cuatro.
Por la disposición de la rima consonante abrazada, abba, forman redondillas, una de las estrofas más utilizadas en
el teatro español del siglo XVII. El asunto principal del fragmento queda
enmarcado en el braquistiquio del verso 95: ¿Querer?
El discurso
principal es un diálogo teatral; así, nos encontramos los parlamentos de cada
personaje precedido de su nombre: Lucía y Marta. Por el asunto del que hablan y
la intención comunicativa que les guía, ambas intentan convencerse de que los
puntos de vista que postulan son los ciertos, por lo cual, podemos afirmar que
también hay argumentación. También, a partir del verso 117, encontramos descripción,
cuando Lucía dice cómo son ambas.
2. ESTRUCTURA INTERNA.
Si dividimos la
conversación de las dos hermanas por el asunto del que hablan, podemos ver las
siguientes partes:
Del verso 80 al
100, doña Lucía se percata de que su hermana se ha enamorado del mismo hombre
que ella, don Felipe, y así se lo dice.
Desde el verso
101 al 116, doña Marta le hace reflexionar a su hermana de que es imposible por
la simple razón de que ella se cree superior y sería un descrédito para su
orgullo y pundonor enamorarse del mismo hombre que ella siendo inferior.
Por último,
desde el verso 116 hasta el final, Lucía le hacer ver que el hecho de que sea
tan orgullosa, aunque sea más bella que ella, hace que los hombres huyan de
ella por miedo; en cambio, ella, siendo más mediocre, consigue atraer a un
mayor número de pretendientes.
3. TEMA.
Disputa entre
doña Lucía y doña Marta porque esta última no reconoce su interés por don
Felipe.
4. RESUMEN.
Las hermanas
luchan por ocultar sus verdaderos sentimientos relacionados con el hombre del
que, a pesar de haber matado a su hermano, ambas están enamoradas: don Felipe.
En el fondo de la disputa está la diferente personalidad de cada una de ellas: Lucía,
más sencilla y menos agraciada que su hermana Marta; ésta, mucho más orgullosa,
personalidad que, según su hermana, es la razón de que no tenga pretendientes,
mientras a ella la sobran. Sin embargo, en la conversación, Marta esgrime esa
diferencia de personalidad como argumento para demostrar que es imposible que
se haya enamorado del mismo hombre que ella, pues sería rebajarse.
5. ANÁLISIS DE LA FORMA.
5.1. PLANO PROSODEMÁTICO.
Encontramos diferencias tonales en el texto. En la primera
parte, predomina el valor afectivo y, por lo tanto, los enunciados son
exclamativos – verbigracia, en el verso 83,
¡Que por lince te retratas,
y a
mí por topo!, en el verso 95, ¡Bonita
eres tú!... Además, hay interjecciones, como la del verso 94: ¡Jesú!-; interrogativos –como por ejemplo, ¿tiénesme por hombre a mí o miro con
cataratas? (en este caso, una interrogación retórica)- y exhortativos: en el verso 89, No culpes, hermana, al muerto.
Encontramos,
además, vocativos, con una función apelativa, como el del verso 80: hermana mía. Podemos comentar también un
vocativo con un carácter similar a los epítetos épicos, que sirve para
caracterizar al personaje: don Felipe, el
matador (verso 91).
En el resto del
texto, especialmente a partir del verso 117, el tono es enunciativo, pues
corresponde a un discurso descriptivo y argumentativo.
Desde el punto
de vista fonético, encontramos un arcaísmo: agora (verso 131)
5.2.
PLANO MORFOSINTÁCTICO.
Los adjetivos del texto son muy pocos y eso, a pesar de que hay
una parte descriptiva. Los tres adjetivos calificativos utilizados como
complemento del nombre encontrados en el texto los podemos considerar explicativos,
las más escondidas letras
(verso 98) o epítetos: visten sus rayos rojos
(verso 126) y tus rayos ardientes
(verso 144).
El tiempo verbal casi predominante es el presente de indicativo,
como es normal en el diálogo: tienesme
(verso 2), sabes (verso 110), andan (verso 119)… Podemos destacar
además, la presencia del presente de subjuntivo en forma negativa, con un valor
exhortativo: No culpes (verso 98) y dos
pretéritos perfectos de indicativos referentes al sentimiento amoroso sentido
por Marta en el pasado: Luego quise
yo jamás… (verso 93) y hasle
aborrecido más… (verso 96).
En cuanto a la extensión de las oraciones, el texto presenta
bastantes oraciones simples, pero las más representativas son las compuestas.
En éstas, predominan las subordinadas lógicas, propias del discurso
argumentativo. Especialmente numerosas son las causales, como, por ejemplo, porque ninguno hasta agora… (verso 133),
porque los ciegas de amor (verso 128)
…, pero, también, condicionales, si mi
elección mi amor hiciera… (verso 111) …
De las figuras retóricas
pertenecientes a este plano, se puede destacar el polisíndeton de los versos
135 y 136: Yo, que ni quemo ni
abraso // ni soy sol, ni soy aurora,… cuyo nexo copulativo de
carácter negativo, repetido delante de cada proposición, acrecienta la
contraposición de las desiguales personalidades de cada una de ellas.
5.3.
PLANO LÉXICO-SEMÁNTICO.
El léxico está repartido
proporcionalmente entre el concreto y el abstracto. Si bien el asunto es la
rivalidad amorosa, ésta se desarrolla con muchos ejemplos y símiles que tienen
como base un léxico concreto: o miro con
cataratas (verso 2), ¡Qué por lince
te retratas…! (versos 83 y 84), hasle
aborrecido más // que el tordo a las guindas. (versos 96 y 97) …
Como se ha dicho en el
párrafo precedente, el léxico del fragmento se relaciona casi exclusivamente
con la relación amorosa, expresada monótonamente con un número reducido de
términos: corazones (verso 86),
formas del verbo querer (verso 93, 95
y 99), amar (verso 102), aborrecido (verso 96), precia (verso 114), servirte (verso 134), pretendientes
(verso 141) y, sobre todo, la repetición de la palabra amor en números versos.
Comentamos a
continuación los principales recursos retóricos de este plano del lenguaje. Hay
numerosas metáforas, como la del verso 82, o
miro con cataratas, dice Lucía para decir que no es ciega en los asuntos
amorosos que conciernen a su hermana. Siguiendo con la capacidad de cada una de
las hermanas para adivinar sus verdaderos sentimientos con respecto a don
Felipe, la menor de las hermanas utiliza otras dos metáforas: ¡Qué por lince te retratas, //y a mí por topo! (versos 83 y 84); es
decir, una que ve todo (Marta), otra que está ciega (Lucía). Una metáfora
continuada encontramos en los versos siguientes al 121 hasta el final del
parlamento en el 144, cuando Lucía alabando la belleza de su hermana la asimila
a un sol, término metafórico, Eres un sol en el talle…, pero un sol, una
persona, que, por su belleza y perfección, impone temor en los hombres.
Un símil, integrado en
la metáfora continuada anterior, lo encontramos en el verso 131, como al sol te alaban todos.
El asunto de la agudeza
visual se concreta en este mismo parlamento, en los versos 85 y 86, te parece que penetras // los corazones, …, que es una metonimia
al relacionar este órgano con los sentimientos amorosos.
Una muestra de la ironía
fina del autor lo vemos en el parlamento de Lucía en los versos 96 y 97, Hasle
aborrecido más // que el tordo a las guindas.
En los versos 106 y 107
encontramos una hipérbole, Mil razones // te sobran.
Una muestra de antítesis
que sirve para diferenciar el distinto carácter de las dos hermanas lo
encontramos en los versos 117 y 118, Soy yo la misma frialdad // y
eres tú el mismo calor.
6.
ANÁLISIS DEL CONTENIDO.
Comentamos algunas notas
propias del teatro español del siglo XVII presentes en este fragmento. La más
evidente es que está escrito en verso. La estrofa utilizada en este texto es la
redondilla, probablemente la más utilizada en las composiciones teatrales del
momento. La redondilla es la estrofa adecuada cuando se tratan temas serios,
como es el asunto de la conversación entre las hermanas: la sinceridad de sus
emociones.
Otro recurso propio de
la dramaturgia es el enmascaramiento o disfraz. Aunque en el texto no aparece
aún la transformación de Marta como estratagema para negarse a casar con el
capitán Urbina, sí que aparece el motivo determinante para convertirse en una
mujer ataviada con una ropa humilde acorde con el nuevo planteamiento vital del
personaje; nos referimos a la mentira como motor de la obra, ya que Marta es
incapaz de confesar a su hermana la verdad, que no es otra que está enamorada
de don Felipe.
En cuanto al subgénero,
podemos considerar Marta la Piadosa
como una comedia de capa y espada.
En ella aparecen dos personajes tipo del teatro del siglo XVII: El GALAN Y LA
DAMA, que son figuras clave en toda intriga. En este caso solo aparece la dama,
que es doña Marta, que se caracteriza de manera estandarizada con los
siguientes rasgos: la belleza –descrita a partir del verso 117-, el linaje, la
absoluta dedicación amorosa y la audacia que se pone en funcionamiento para
lograr alcanzar la correspondencia amorosa de su galán. El amor, los celos, el
honor, son los hilos que mueven su conducta. Su misión es mantener la intriga
hasta el final. Por otra parte, su vida se mueve dentro de la rigidez social
impuesta por su condición femenina.
7. CONCLUSIONES.
Fragmento representativo
de la obra Marta la Piadosa por
aparecer en él alguno de los rasgos propios de la comedia del siglo XVII: se
muestra la motivación que impulsa la acción del personaje tipo de la dama, su
deseo de lograr el amor del galán, don Felipe, y, por otra parte, uno de los
rasgos físicos propios del personaje, como es su belleza. Desde el punto de
vista de su personalidad, también aparece en su conducta un rasgo propio que
condiciona su participación en el desarrollo de la acción: el disimulo y la
mentira.
Desde el punto de vista
métrico, los versos forman redondillas, una de las estrofas más usadas en el
teatro de la época, siempre escrito en verso.
Un poco de publicidad personal...
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