Cada vez que te veo
El primer día de escuela estaba muy nerviosa, no conocía a nadie. Estaba sentada en primera fila, cuando de repente entró en mi clase un ángel: él era el chico de los sueños de cualquier chica. Yo, como soy una persona muy tímida y vergonzosa, enseguida me puse colorada. Como era nueva, me hicieron salir al encerado delante de toda la clase. Yo no quería, pero al final me convencieron. Salí y me presenté con las siguientes palabras: “Hola me llamo Ainara. Tengo 15 años” Y no supe que decir más. Entonces comenzaron a hacerme preguntas.
Cuando terminaron las clases iba caminando hacia mi nueva casa y cuando más distraída estaba, vi a Marco. Os preguntaréis quién es Marco, ¿no? Pues el ángel que conocí horas antes. Cuando le vi me puse muy nerviosa, eché la mirada abajo y continúe andando. Al pasar por su lado se me quedó mirando y me dijo:
-Perdona, ¿tú vas a mi clase?
Yo me giré, me le quedé mirando y le contesté:
-Sí, soy Ainara.
-¿Vives en este vecindario?
Cuando terminaron las clases iba caminando hacia mi nueva casa y cuando más distraída estaba, vi a Marco. Os preguntaréis quién es Marco, ¿no? Pues el ángel que conocí horas antes. Cuando le vi me puse muy nerviosa, eché la mirada abajo y continúe andando. Al pasar por su lado se me quedó mirando y me dijo:
-Perdona, ¿tú vas a mi clase?
Yo me giré, me le quedé mirando y le contesté:
-Sí, soy Ainara.
-¿Vives en este vecindario?
Le contesté que sí y comenzamos a hablar.
-¿Cómo es que te has venido y hasta acá?
-Es que a mi padre le trasladaron aquí, y no nos quedó más remedio que mudarnos.
-¡Ah! Pues espero que te acostumbres pronto y que esto te guste.
-Yo creo que me acostumbraré enseguida; y esto es muy bonito.
-Bueno, si necesitas algo vivo en la primera casa a la vuelta de la esquina.
-¡OK! Gracias.
Era la persona más feliz del mundo. Esa noche no pegué ojo pensando en él. A la mañana siguiente fue a buscarme a casa para ir juntos a clase. Allí me presentó a todos sus amigos y amigas. Y a partir de ahí fuimos muy buenos amigos, pasábamos todas las tardes juntos. Aquello era como un sueño hecho realidad. Cuando por fin estábamos empezando a sentir algo el uno por el otro, oigo: ¡Ainara! ¡Ainara! despierta que vas a llegar tarde tu primer día de clase. Entonces me di cuenta de que todo había sido un bonito sueño de cómo iba a ser mi primer día en el instituto. Pero no todo era un sueño porque el ángel existía, mas nunca sabréis si sucedió algo o no entre nosotros.
C.R.
-¿Cómo es que te has venido y hasta acá?
-Es que a mi padre le trasladaron aquí, y no nos quedó más remedio que mudarnos.
-¡Ah! Pues espero que te acostumbres pronto y que esto te guste.
-Yo creo que me acostumbraré enseguida; y esto es muy bonito.
-Bueno, si necesitas algo vivo en la primera casa a la vuelta de la esquina.
-¡OK! Gracias.
Era la persona más feliz del mundo. Esa noche no pegué ojo pensando en él. A la mañana siguiente fue a buscarme a casa para ir juntos a clase. Allí me presentó a todos sus amigos y amigas. Y a partir de ahí fuimos muy buenos amigos, pasábamos todas las tardes juntos. Aquello era como un sueño hecho realidad. Cuando por fin estábamos empezando a sentir algo el uno por el otro, oigo: ¡Ainara! ¡Ainara! despierta que vas a llegar tarde tu primer día de clase. Entonces me di cuenta de que todo había sido un bonito sueño de cómo iba a ser mi primer día en el instituto. Pero no todo era un sueño porque el ángel existía, mas nunca sabréis si sucedió algo o no entre nosotros.
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