«Con
Octubre muere en Vetusta el buen tiempo. Al mediar Noviembre suele lucir el sol
una semana, pero como si fuera ya otro sol, que tiene prisa y hace sus visitas
de despedida preocupado con los preparativos del viaje del invierno. Puede
decirse que es una ironía de buen tiempo lo que se llama el veranillo de San
Martín. Los vetustenses no se fían de aquellos halagos de luz y calor y se
abrigan y buscan su manera peculiar de pasar la vida a nado durante la estación
odiosa que se prolonga hasta fines de Abril próximamente. Son anfibios que se
preparan a vivir debajo de agua la temporada que su destino les condena a este
elemento. Unos protestan todos los años haciéndose de nuevas y diciendo: «¡Pero
ve usted qué tiempo!» Otros, más filósofos, se consuelan pensando que a las
muchas lluvias se debe la fertilidad y hermosura del suelo. «O el cielo o el
suelo, todo no puede ser».
Ana
Ozores no era de los que se resignaban. Todos los años, al oír las campanas
doblar tristemente el día de los Santos, por la tarde, sentía una angustia
nerviosa que encontraba pábulo en los objetos exteriores, y sobre todo en la
perspectiva ideal de un invierno, de otro invierno húmedo, monótono,
interminable, que empezaba con el clamor de aquellos bronces.
Aquel
año la tristeza había aparecido a la hora de siempre.
Estaba
Ana sola en el comedor. Sobre la mesa quedaban la cafetera de estaño, la taza y
la copa en que había tomado café y anís don Víctor, que ya estaba en el Casino
jugando al ajedrez. Sobre el platillo de la taza yacía medio puro apagado, cuya
ceniza formaba repugnante amasijo impregnado del café frío derramado. Todo esto
miraba la Regenta con pena, como si fuesen ruinas de un mundo. La
insignificancia de aquellos objetos que contemplaba le partía el alma; se le
figuraba que eran símbolo del universo, que era así, ceniza, frialdad, un
cigarro abandonado a la mitad por el hastío del fumador. Además, pensaba en el
marido incapaz de fumar un puro entero y de querer por entero a una mujer. Ella
era también como aquel cigarro, una cosa que no había servido para uno y que ya
no podía servir para otro.
Todas
estas locuras las pensaba, sin querer, con mucha formalidad. Las campanas comenzaron
a sonar con la terrible promesa de no callarse en toda la tarde ni en toda la noche.
Ana se estremeció. Aquellos martillazos estaban destinados a ella; aquella
maldad impune, irresponsable, mecánica del bronce repercutiendo con tenacidad
irritante, sin por qué ni para qué, sólo por la razón universal de molestar,
creíala descargada sobre su cabeza[…]
[…]
Se asomó al balcón. Por la plaza pasaba todo el vecindario de la Encimada
camino del cementerio, que estaba hacia el Oeste, más allá del Espolón sobre un
cerro. Llevaban los vetustenses los trajes de cristianar; criadas, nodrizas,
soldados y enjambres de chiquillos eran la mayoría de los transeúntes; hablaban
a gritos, gesticulaban alegres; de fijo no pensaban en los muertos. Niños y
mujeres del pueblo pasaban también, cargados de coronas fúnebres baratas, de
cirios flacos y otros adornos de sepultura. De vez en cuando un lacayo de
librea, un mozo de cordel atravesaban la plaza abrumados por el peso de colosal
corona de siemprevivas, de blandones como columnas, y catafalcos portátiles.
Era el luto oficial de los ricos que sin ánimo o tiempo para visitar a sus
muertos les mandaban aquella especie de besa-la-mano. Las personas decentes no
llegaban al cementerio; las señoritas emperifolladas no tenían valor para
entrar allí y se quedaban en el Espolón paseando, luciendo los trapos y dejándose
ver, como los demás días del año. Tampoco se acordaban de los difuntos; pero lo
disimulaban; los trajes eran obscuros, las conversaciones menos estrepitosas
que de costumbre, el gesto algo más compuesto... Se paseaba en el Espolón como
se está en una visita de duelo en los momentos en que no está delante ningún
pariente cercano del difunto. Reinaba una especie de discreta alegría contenida[…]
1. ESTRUCTURA.
1.1. Externa. Fragmento en prosa de La Regenta, obra de Leopoldo
Alas, Clarín. El discurso que predomina es el descriptivo y el narrativo -55
Se asomó al balcón... Sobre todo el primero. Se describe cómo reaccionan
los vetustenses ante la llegada del invierno, el estado anímico de Ana Ozores
la tarde del Día de Todos los Santos, la forma de venerar los vecinos a sus
muertos, etc.
1.2. Interna.
1/18:
Descripción del tiempo en Vetusta durante el Otoño y descripción de cómo sus habitantes
viven el cambio de estación.
19/54
Inclusión de la protagonista dentro del bando de los no resignados ante la
llegada del Invierno, que para Ana comenzaba el día de Todos los Santos.
Descripción del estado de ánimo de la protagonista esa tarde.
55/82:
Descripción del trato dispensado a los muertos según la clase social de la
ciudad.
2. TEMA.
Descripción
del estado de soledad y tristeza de la Regenta la tarde del día de Todos los Santos y
descripción del comportamiento de los vetustenses en la visita al cementerio.
3. RESUMEN.
Descripción
del tiempo otoñal en la ciudad de Vetusta y de cuál es la actitud de sus habitantes
ante esta estación. Entre los que no aceptaban la llegada del otoño estaba Ana
Ozores. Para ella la temporada invernal comenzaba el día de Todos los Santos
por la tarde cuando oía doblar las campanas. Esa tarde, Ana, sentada a la mesa,
contempla el servicio de café y el puro apagado a medias de fumar de su marido,
don Víctor, que se había ido a jugar al casino, y los compara con la insolidez
del universo. Y ella misma, al reflexionar sobre su vida y sobre la relación con su marido, se
considera desgraciada e insignificante. El monótono concierto de campanas se
convierte en un tormento. Ana se asoma a la calle y contempla el desfile de
todos los vetustenses camino del cementerio. Observando las distintas clases
sociales que pululan -criadas, nodrizas, soldados, mujeres de pueblo y chiquillos
por una parte; y por otra, los lacayos representantes de clases sociales altas
y otras personas decentes, como las señoritas- llega a la conclusión de que
ninguno se preocupa de los muertos.
4. CARACTERÍSTICAS DE LA NOVELA REALISTA
PRESENTES EN ESTE TEXTO.
Estas
son algunas de ellas. La novela realista se convierte en muchas ocasiones en
una novela psicológica que analiza meticulosamente las vivencias y la forma de
ser de sus protagonistas. Uno de los procedimientos más utilizado a este fin es
el estilo indirecto libre,
para reproducir las ideas de un personaje: “Ella
era también como aquel cigarro, una cosa que no había servido para uno y que ya
no podía servir para otro” 43, 42 Y 44.
Punto
de vista narrativo propio del autor omnisciente: conoce hasta los secretos más
profundos de sus personajes: sabe lo que han hecho y anticipa el futuro, propia
de una actitud demiurga.
Aunque
la novela se centra en el análisis psicológico de los personajes, la ciudad de
Oviedo, con el retrato de sus costumbres, tiene cierto protagonismo. Casi todos
los escritores realistas escriben sobre su ciudad natal. Por otra parte podemos
señalar la observación rigurosa de la realidad circundante: costumbres de los vetustenses.
La
novela recoge hechos contemporáneos al autor.
La protagonista es problemática: Ana Ozores es una mujer
con muchos conflictos interiores a consecuencia de un matrimonio no muy
afortunado.
5. FIGURAS LITERARIAS.
FIGURA LITERARIA
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LÍNEAS
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EJEMPLOS
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INTERPRETACIÓN
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Asíndeton
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24
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invierno húmedo,
monótono, interminable
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Serie de adjetivos valorativos del invierno que al no
colocar la conjunción y entre el penúltimo y último término, parece que no va
a acabar, al igual que el invierno.
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Polisíndeton
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7/9
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Los vetustenses no se
fían de aquellos de aquellos halagos de la luz y calor y se abrigan y buscan…
|
Para expresar la desconfianza del pequeño veranillo, ante
las precauciones que se toman los habitantes se marca con una Y, como si
todas ellas fueran pocas
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Anadiplosis
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23/24
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perspectiva ideal de un
invierno, de otro invierno
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Esta
figura consiste en la repetición de la última parte de un grupo sintáctico o
de un verso, al comienzo del siguiente.
Presencia omnímoda del odioso invierno.
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Personificación
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3/4
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como si fuera otro sol que tiene prisa y
hace sus visitas de despedida...
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Se tribuyen cualidades humanas a seres inanimados. La
prisa de los vetustenses es similar a la del sol.
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25/26
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Clamor de aquellos bronces
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Metonimia
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25/26
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Clamor de aquellos bronces
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Se refiere a las campanas; se utiliza el material del que
están fabricadas para referirse a ellas.
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Metáfora
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9/10
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Buscan su manera
peculiar de pasar la vida a nado durante la estación odiosa
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T.I. vida a nado= T.R la lluvia
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11
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Son anfibios que se
preparan a vivir debajo el agua
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T.I. anfibios =
T.R. Vetustenses
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Símil
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36
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Todo esto miraba la Regenta con pena, como
si fuesen ruinas de un mundo,
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Es una figura utilizada en la descripción. Con ellas el
autor hece referencias a cualidades muy sutiles que difícilmente se lograría
con otros recursos del lenguaje.
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43, 42 y 44.
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Ella era también como
aquel cigarro, una cosa que no había servido para uno y que ya no podía servir
para otro.
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79
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Se paseaba en el espolón
como se está en una visita de duelo en los momentos que no está delante
ningún pariente cercano del difunto
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Enumeración
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73/74
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Se quedaban en el
Espolón paseando, luciendo los trapos y dejándose ver…
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Propia de la descripción. Se trata de una serie de
acciones del comportamiento de las chicas decentes el día de Tolos los
Santos.
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Símbolo
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43, 42 y 44.
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Ella era también como
aquel cigarro, una cosa que no había servido para uno y que ya no podía
servir para otro.
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La vida de la
Regenta era como ese puro.
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6.
CONCLUSIONES.
Texto perteneciente a la Regenta, tal vez la mejor novela del Realismo, y
una de las mejores de la literatura española. En este texto se puede apreciar
algunas de las características del género narrativo en el siglo XIX: Punto de
vista narrativo omnisciente; uso del estilo indirecto libre, ambientación y
descripción minuciosa tanto del espacio narrativo -Vetusta- como creación de
perfiles psicológicos muy precisos de los personajes, que suelen ser conflictivos
-una mujer joven casada con un hombre caduco en una ciudad de provincias.
7. OPINION PERSONAL.
Es
un texto precioso. En pocas líneas y con una maestría admirable, Clarín
mediante la contemplación que nos ofrece de la mesa con la vajilla, nos detalla
la relación de la Regenta
con su marido. También es de apreciar la descripción que nos hace del estado de
ánimo de los vetustenses al visitar a sus muertos.
Un poco de publicidad personal...
Estilo indirecto libre:
reproduce pensamientos o dichos propios o ajenos. La oración reproductora posee
(como en el estilo directo) independencia tonal y sintáctica. Suele ir detrás
de dos puntos en la escritura. No hay verbo introductor (con lo que se
diferencia del estilo indirecto y del directo: él siguió obstinado: no había
visto a nadie.
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