Comentario de la columna titulada Más allá de la estética / P. Riobó
Más
allá de la estética
Actualmente, la obesidad constituye un
problema muy importante de salud pública. Es la enfermedad crónica que más ha
aumentado en los últimos años y también está afectando a los niños.
Evidentemente, el tratamiento de la obesidad se basa en cuatro pilares
fundamentales: una dieta correcta (una alimentación sana y equilibrada),
actividad física, control de los aspectos psicológicos (entre ellos, la
motivación del paciente para mantener la dieta a largo plazo) y los fármacos
contra la obesidad.
A pesar de las estadísticas que demuestran
las temibles consecuencias de la obesidad, llama la atención la escasez de
medicamentos para su tratamiento. Hasta hace pocos años se consideraba un
problema estético, y por lo tanto, poco importante. En los años 60 se
utilizaron derivados de las anfetaminas que provocaron serios efectos
secundarios e incluso problemas de adicción. Por ello, la Administración de
Salud Americana (FDA) decidió no aprobar la comercialización de nuevos
fármacos. La industria farmacéutica no lo investigó, retrasando con eso los
avances del control de la obesidad en relación con otros campos de la medicina.
En la diabetes o en la hipertensión, por ejemplo, se desarrollaron múltiples y
cada vez más potentes medicamentos. En 1995 y 1996, con el reconocimiento de la
obesidad como enfermedad grave y crónica, se produjo un incremento tremendo de
los medicamentos contra la obesidad. Eran comprados a través de la red sin
ningún control médico, provocando efectos secundarios.
Los fármacos contra la obesidad sometidos
a estudios científicos serios y aprobados son muy escasos. Se les exige que
curen una patología crónica en un tiempo relativamente corto, mientras que el
objetivo es más bien el control. También se les exige que no causen ningún tipo
de efectos secundarios, cuando muchos de los fármacos que se prescriben
actualmente lo producen. En general, lo que hay es miedo a su uso
indiscriminado. Estos miedos deben desaparecer cuando se considere,
efectivamente, la obesidad como lo que realmente es: una enfermedad crónica,
con alta morbilidad y mortalidad, que provoca invalidez, serias complicaciones
y, además, un alto coste sanitario.
P. RIOBÓ, El País Semanal. Formato de archivo: PDF/Adobe Acrobat
PILAR RIOBÓ. JEFE A ENDOCRINOLOGÍA Y NUTRICIÓN.
FUNDACIÓN JIMENEZ DÍAZ, MADRID
RESUMEN.
La obesidad es un problema de salud grave
que afecta a una población bastante considerable, incluyendo niños, y es causa
de muerte en algunas ocasiones. Los tratamientos, según el autor, son cuatro:
una alimentación correcta, ejercicio, una mentalización adecuada y, llegado el
caso, el uso de fármacos.
El control de los medicamentos para paliar
los estragos de esta enfermedad, que en ningún caso se la puede considerar una
problema estético, son básicos desde su punto de vista. Hay que investigar
nuevos medicamentos de manera rigurosa y utilizarlos según prescripción médica
para evitar los malos usos del pasado, como sucedió con las anfetaminas en los
años sesenta y la distribución no controlada en los años 1995. Por todo ello
aboga porque desaparezca el miedo a su uso y que no se les pida imposibles,
como es la curación absoluta de la obesidad –su objetivo sería el control- y
que no tengan efectos secundarios –cuando son inherentes en la mayor parte de
los fármacos.
ESTRUCTURA.
Se trata de un texto completo escrito en
prosa en un periódico dominical. Los tipos de elocución predominante son la
exposición en casi todo el texto –se aportan datos; afirmaciones; se repasa
cómo se ha abordado históricamente la enfermedad; se ponen ejemplos, líneas 14
y 15, para comparar cómo se ha investigado la obesidad con respecto otras
enfermedades; se realizan pequeñas descripciones con enumeraciones…- y la
argumentación, sobre todo en el último párrafo para contradecir ideas falsas
admitidas generalmente, cuando muchos de los fármacos que se prescriben
actualmente lo producen. Se les exige que curen una patología crónica en un
tiempo relativamente corto, mientras que el objetivo es más bien el control.
También se les exige que no causen ningún tipo de efectos secundarios, l.
19/23.
ESQUEMA O ESTRUCTURA INTERNA.
En cuanto al contenido y teniendo en
cuenta la tipología textual, el artículo lo podríamos dividir en las siguientes
partes:
Introducción: 1/6 Se plantea el tema a desarrollar: la
extensión y la gravedad de la obesidad como problema de salud pública y los
remedios para combatirla.
Cuerpo argumentativo. Con dos partes.
Una expositiva:
7/18 Analiza el último remedio enumerado
en la anterior parte: el uso de fármacos. Este análisis comprende:
-La poca importancia que se concedió a la
obesidad hasta los años 60, considerándola un problema estético.
-El uso de derivados de anfetaminas en los
años 60 que provocaron adicción y efectos secundarios. La FDA no autorizó
nuevos medicamentos y la industria farmacéutica no investigó.
-En los años 95 y 96 se reconoció la
obesidad como enfermedad y aparecieron nuevos fármacos que se distribuyeron sin
control médico.
Otra argumentativa:
-Hay pocos fármacos con estudios
rigurosos.
-Los que hay se le exige que curen en un
plazo corto. (El objetivo es el control)
-Y que no tengan efectos secundarios.
(Casi todos los medicamentos los tienen)
Tesis. El autor defiende el uso de los medicamentos para controlar
la obesidad.
TEMA/TESIS. Defensa por parte del autor del uso de
medicamentos para el control de la obesidad. Después de enumerar en el primer
párrafo cuáles son los cuatro tratamientos para corregir la obesidad, solo se
centra en los fármacos en el resto del texto. Evidentemente, la obesidad, como
problema genérico, como enfermedad que es, también se aborda; sin embargo,
parece clara la intención que persigue el autor: potenciar la investigación de
medicamentos que ayuden a controlar la obesidad.
ACTITUD E INTENCIONALIDAD.
La manera en que desarrolla el tema parece
bastante objetiva. Se le supone al autor un conocimiento en la materia por la
manera de abordarlo. El repaso que efectúa de cómo ha evolucionado la
percepción que se tiene da la obesidad, es propia de un especialista o de una persona
que se ha documentado porque vive una experiencia próxima a esta enfermedad. Es
curioso que de los cuatro caminos para corregir la obesidad se centre en el
último específicamente, lo cual hace pensar que es alguien muy implicado en el
problema como se ha dicho antes. Y es aquí donde podemos apreciar la
participación subjetiva del autor al defender de manera contundente la
necesidad de que la industria farmacéutica investigue más este campo. En
consecuencia, la intencionalidad sería la de concienciar a la sociedad en
general y a sus representantes políticos en particular, del problema de esta
enfermedad para que se investigue más y ayude a paliar sus consecuencias.
TIPO DE TEXTO Y FORMAS DE ELOCUCIÓN.
El texto es periodístico, del género interpretativo,
que es aquél que analiza la información o algún elemento de la realidad o
actualidad que puede interesar a un número importante de lectores. Por su
brevedad y por estar firmado parece ser una columna. Por la forma de abordar el
tema planteado –bastante rigurosa- se podría considerar una tribuna, pero éstas
suelen ser más extensas. El tema que aborda lo podemos considerar humanístico,
pues aunque esta abordado de manera científica, también es un problema social y
personal de bastante gente que, por los hábitos de vida y la alimentación, la
sufre. Este tipo de textos periodísticos utiliza procedimientos elocutivos
semejantes a los empleados en los ensayos, de los cuales ya hemos hablado al
analizar la estructura.
VALORACIÓN.
El texto parece bien planteado. Para
defender la tesis de la necesidad de investigar para descubrir nuevos
medicamentos contra la obesidad y la de no ser tan escrupulosos con ellos,
previamente realiza un repaso histórico a la forma de cómo se ha tratado
médicamente este problema. Y nadie puede estar en desacuerdo con las
conclusiones que implícitamente se van extrayendo. Es difícil que haya alguien
que niegue la gravedad de la enfermedad, no es un problema estético, como ya en
el título deja claro el autor. Del mismo modo que todos estamos de acuerdo, al
igual que con cualquier fármaco, que éstos deben dispensarse con control de los
médicos para evitar el mal uso que se hizo por ejemplo con los derivados de las
anfetaminas.
Tal vez el asunto que no queda claro es lo
que se considera obesidad, pues en la actualidad, con los cánones estéticos
vigentes en lo que se valora la delgadez a veces en extremos inasumibles, se
habla de sobrepeso con mucha facilidad. Y el hecho de que se tengan unos kilos
de más, no implica necesariamente la ingesta de medicamentos para corregirlos.
Tal vez hubiera sido necesario resaltar que el uso de los medicamentos solo
estaría justificado en los casos en los que el sobrepeso fuera incapacitante o
supusiera un riesgo para la salud, y nunca para corregir unos kilos de más que
en la mayoría de los casos sí que se pueden considerar una cuestión estética.
En estos asuntos es preferible dejar claro los conceptos y no hubiera estado de
más, alguna referencia a esta cuestión, la de los kilos de más, para haber
incidido en las otras medidas que tan solo menciona de pasada: unos buenos
hábitos alimenticios y el ejercicio. Algo básico sobre todo con un sector
importante de la población que el autor menciona, como son los niños. En este
sentido es mucho mejor la medicina preventiva que no la paliativa. Por lo cual,
como en otro momento se dijo, el interés del autor por el tratamiento médico
nos hace pensar en un especialista en la materia o alguien con implicaciones
personales en este problema.
Situar
el texto dentro de su género y justificarlo con los aspectos lingüísticos más
relevantes.
El texto a comentar ya se ha dicho que es
periodístico, perteneciente al género interpretativo, en el que el autor,
mencionado, comenta de forma breve y sin pretender agotar el tema asuntos muy
variados que no necesariamente están conectados con la actualidad informativa,
pero que sí pueden despertar el interés de un público mayoritario, como en este
caso es el tema de la obesidad. El autor se hace responsable de sus opiniones y
el periódico no tiene por qué compartirlas. Por su brevedad se puede considerar
una columna, aunque por el lenguaje demasiado formal y sin pretensiones
estilísticas de calidad, y por el orden y la forma de plantear el tema a
desarrollar, se asemeja más a una tribuna libre. Estos textos de opinión suelen
estar abiertos a especialistas de una materia o de un tema a los que el
periódico pide muy esporádicamente su colaboración. Este tipo de textos
periodísticos comparten bastantes rasgos de los ensayos. Vamos a analizar
algunos rasgos lingüísticos propios de estos textos refiriéndonos en particular
a éste.
Los dos tipos de discurso que predominan
son la exposición –ya se han mencionado las aclaraciones; enumeraciones 3/6;
definiciones conceptuales 1/3…- y la argumentación. Aunque la parte expositiva
es mayor, el texto se organiza con un objetivo muy claro desde el principio: la
de convencer a la opinión pública de la necesidad de considerar la obesidad una
enfermedad y consecuentemente destinar recursos para encontrar medicamentos que
la curen. En este sentido la argumentación tiene una estructura inductiva: la
tesis y la idea principal aparece al final, después de realizar un repaso a la
forma en que se ha tratado a la obesidad históricamente. Característicos de
estos tipos de elocución es la presencia de conectores oracionales que permiten
organizar el discurso de manera lógica: 3
evidentemente, 11 por ello, 23 en general.
El registro
lingüístico del texto lo podemos considerar formal: huye de expresiones
coloquiales y de una comunicación excesivamente culta –aunque pueda haber algún
término que su significado se escape. Es un lenguaje corriente que busca la
claridad, la precisión en aras de trasmitir unas ideas bien organizadas. Es el
registro que predomina en los medios de comunicación.
La apariencia de objetividad viene dada
por esa parte expositiva mayoritaria, donde encontramos efectivamente muchos
rasgos que denotan objetividad.
La función del lenguaje predominante es la
apelativa o conativa. Podemos considerar la función referencial pues se aprecia
un afán divulgativo al ofrecer al lector un repaso a la forma en que se ha
tratado la enfermedad. Pero el objetivo último es la de concienciar a los
lectores y a la opinión pública en general de la necesidad de confiar y potenciar
los medicamentos para tratar la obesidad.
Rasgos fónicos de esa objetividad es el
uso absoluto de oraciones enunciativas, con una entonación también enunciativa:
no hay oraciones exclamativas ni interrogativas.
Desde un punto vista morfosintáctico.
Hay bastantes adjetivos. La mayoría son
especificativos, que son los que denotan objetividad: 1 salud pública, 2 enfermedad crónica, 9 problema estético... Sin
embargo, también hay alguno explicativo que sirve para valorar, aunque
bastantes de estas valoraciones adquieren la apariencia de verdad aceptada
mayoritariamente: 1 problema muy
importante. En otras ocasiones es más dudosa esa valoración y pueden ser
sintomáticas de subjetividad: 7 las
temibles consecuencias de la obesidad, 14 múltiples y cada vez más potentes
medicamentos, 26 un alto coste sanitario… La posición de éstos con respecto
a los sustantivos es la anteposición. Los primeros, especificativos, van
pospuestos.
Los verbos están en 3ª persona del
presente de indicativo. Otro rasgo es el empleo de verbos copulativos en
bastantes oraciones que se utilizan para describir situaciones o estados de una
cuestión, propio de la exposición que siempre se realiza en presente por su
carácter intemporal: 2 Es la enfermedad
crónica.... No obstante, en el repaso de cómo se ha abordado esta
enfermedad, se utiliza el pretérito perfecto, pues se refiere a hechos pasados
y acabados. También encontramos oraciones impersonales, otro rasgo que da
objetividad al texto: 20 Se les exige que
curen una patología…
Desde el punto de vista sintáctico. Hay
oraciones con incisos –entre paréntesis- que sirven para aclarar o ampliar la
información, que son propias de las exposiciones que buscan la precisión de los
mensajes: 4 una dieta correcta (una
alimentación sana y equilibrada)…
Los enunciados no son excesivamente
largos. La sintaxis es más bien sencilla y con una ordenación lógica de los
sintagmas resultando una exposición bien ordenada que busca la mayor claridad
posible. Hay bastantes oraciones simples: 1 la obesidad constituye un
problema muy importante de salud pública; 3/6…el tratamiento de la
obesidad se basa en cuatro pilares fundamentales: una dieta correcta (una
alimentación sana y equilibrada), actividad física, control de los aspectos
psicológicos…; 19/20 Los fármacos contra la obesidad sometidos a
estudios científicos serios y aprobados son muy escasos. Oraciones
con proposiciones coordinadas y sobre todo bastantes proposiciones subordinadas
adjetivas: 2/3 Es la enfermedad crónica que más ha aumentado en los últimos
años y también está afectando a los niños.
Desde un punto de vista léxico-semántico.
El vocabulario utilizado presenta un
significado denotativo. No hay recursos del lenguaje literario. El estilo es
impersonal y centrándose en un uso instrumental de la lengua que pretende la
objetividad y la precisión. Incluso encontramos algunos fallos que demuestran
esta despreocupación: uso de muchos adverbios en mente, repetición de palabras:
se le exige 20, se les exige 21
Lo más llamativo es el uso de tecnicismos
propios de la medicina: 25 morbilidad y mortalidad, 22 efectos
secundarios, 20 patología crónica… Sin embargo, la mayoría de estos
términos son comprensibles para un lector con una formación académica básica.
En resumen, aunque los rasgos lingüísticos
analizados son referentes de objetividad, -excepto los adjetivos explicativos
comentados-, por la intención y la preocupación manifiesta del autor, no
podemos olvidar su interés profesional en concienciar a la población de la
necesidad de que se investiguen nuevos fármacos para esta enfermedad.
Comentarios