Una madre relata a sus amigos el caso de su hija de
doce años, que, con ocasión de encontrarse junto a un río con otros pequeños, y
habiendo caído uno de éstos al agua, se lanzó valerosamente a la corriente y
salvó su vida. La madre, orgullosa, termina su relato con esta frase
admirativa:
«Desde luego, mi hija se ha portado como un...»
LLegada aquí, la madre titubea y termina diciendo: «se
ha portado fantásticamente».
¿Qué ha pasado en esta hablante? El lector lo habrá
imaginado. (¿Por qué el lector y no
la lectora?) Su primer impulso fue decir
«como un hombre» o «como un verdadero hombre», pero enseguida comprendió que
la expresión no cuadraba. Intentó sustituir «hombre» por «mujer», pero el
resultado no era el que ella quería. Al final, tuvo que recurrir a otra frase.
Una persona ofendida escribe al director de una
revista: «Espero de su caballerosidad que usted publicará esta carta...». Pero
el director de la revista resulta ser una mujer, cosa que ignora quien
escribe. ¿Qué pensar de la palabra «caballerosidad» empleada en este contexto?
Con estos ejemplos triviales se pone de manifiesto el
hecho de cómo muchas palabras que expresan cualidades, actitudes, etc.,
tradicionalmente tenidas por «viriles», han quedado acuñadas tan masculinamente que cuando queremos
aplicarlas a una mujer (o mejor todavía, a persona de sexo no conocido) el
resultado es un titubeo. Es el caso de voces como hidalguía, caballerosidad, hombría de bien, etc. Su existencia es
expresiva de la identificación subconsciente de varón con persona, que es
típica de toda sociedad patriarcal.
ÁLVARO GARCÍA MESSEGUER, Lenguaje
y discriminación sexual, Ed.
Cuadernos para el Diálogo.
ESTRUCTURA EXTERNA:
Se trata seguramente de
un fragmento de un texto más amplio que lleva como título Lenguaje y discriminación, publicado en una revista especializada
cuyo nombre es Cuadernos para el Diálogo.
Lo podemos considerar
un texto expositivo con una estructura sintética: se comienza con el desarrollo
y se termina con la conclusión en la que aparece la idea principal.
ESTRUCTURA INTERNA.
En las líneas de la 1 a
la 5 se cuenta una anécdota a modo de introducción del tema: una madre intenta
calificar la conducta valiente de su hija, al salvar a una compañera que se
ahogaba, y la única expresión que le sale es sexista.
En la líneas 6 a la 8
se reflexiona sobre lo inadecuado que resultaba la expresión que se iba a
utilizar (…como un hombre.) para
referirse a la valentía de su hija.
En las líneas 9 y 11 se
vuelve a poner otro ejemplo de expresiones sexistas cuando, para resaltar la
seriedad y urbanidad de una directora de periódico, se utiliza la expresión
“caballerosidad”.
Por último, desde la
línea 12 hasta la 16, el autor llega a la conclusión de que en nuestro lenguaje
hay muchas palabras que expresan cualidades que están marcadas con el género
masculino como si fueran patrimonio exclusivo de los hombres.
TEMA.
Análisis de expresiones
sexistas en castellano a partir de la frase “…como un hombre” utilizada para
resaltar la valentía.
RESUMEN.
Partiendo de una
anécdota inicial de una madre que se refiere al acto heroico protagonizado por
su hija al salvar a un niño que se ahogaba, con la frase “Se ha comportado como
un hombre”, y de varios ejemplos, el autor llega a la conclusión de que en
nuestra sociedad hay una identificación en muchos casos de hombre con persona,
excluyendo a las mujeres. Así se explica que haya bastantes palabras sexistas
que están configuradas para referirse exclusivamente al hombre, como, por
ejemplo, caballerosidad, portarse como un hombre,…
ACTITUD E INTENCIONALIDAD.
El tema es tratado por
el autor de manera objetiva y bastante aséptica. La presencia del autor se
diluye con bastante facilidad, aunque parece claro que ese afán de explicación
no persigue otro objetivo que convencer al lector de lo cierto del texto; es
decir, que existe discriminación sexual en el lenguaje. El análisis de los
rasgos lingüísticos del texto nos llevan a creer en esta objetividad: no hay
referencias al emisor, la función más importante del lenguaje es la
representativa, no hay casi adjetivación y los adjetivos que aparecen son
especificativos y están pospuestos, como por ejemplo en la línea 9: una persona ofendida; en la 12: ejemplos triviales; en la 16: sociedad patriarcal.
El autor pretende que
los receptores de la exposición recapaciten sobre la manera tan sutil de cómo
la lengua refleja la discriminación sexual presente en la sociedad. Esta
discriminación restringe ciertas expresiones lingüísticas y palabras en el
género masculino, como si su significado y lo que representan sólo estuvieran
destinadas al hombre. Por eso estas palabras, esta fraseología, no sirven para
referirse a las mujeres cuando hay necesidad de aplicar el contenido semántico
a ellas.
Aunque el texto parece
tener un carácter lingüístico, la idea fundamental es más amplía y se refiere
en general a la discriminación de la mujer en la sociedad: la discriminación
lingüística sería una muestra más de otras muchas.
La intención de la
exposición es que llegue al mayor número posible de electores utilizando un
lenguaje claro, numerosos ejemplos y anécdotas, etc., pero con la intención de
convencer de que es cierta la discriminación.
TIPO DE TEXTO.
Género. Por el tema que se aborda, que ronda lo lingüístico y lo
social, podemos decir que es un texto humanístico. Se trata de un ensayo, texto
en el que se aborda un tema con un acercamiento muy personal por parte del
autor. Diríamos que desde el ámbito de uso, el texto está escrito por un
profesional probablemente relacionado con la docencia.
El tipo de discurso que
nos encontramos es fundamentalmente expositivo. Se trata de dar información
sobre el tema de la discriminación sexual en el lenguaje. Sin embargo, si
tenemos en cuenta las particularidades del género ensayístico, podremos
comprender que, a veces, por la manera de tratar el asunto, sobre todo en la
conclusión, dudemos si expone o argumenta.
También tenemos
muestras de narración cuando el autor cuenta la anécdota en boca de la madre.
La estructura de la exposición
es inductiva: se expone la idea central después de examinar y ver distintos
ejemplos; es decir, tenemos una estructura sintetizante.
Nos encontramos con
algunos de los procedimientos que son propios de la organización de la
información en estos textos: anécdotas en la línea 4, ejemplos, resúmenes en
las líneas de la 12 a la 16, pregunta-respuesta en la línea 6, enumeraciones en
las líneas 14 y 15…
Algunas características
lingüísticas propias de la exposición que podemos resaltar del texto analizado
son las siguientes:
-uso del presente
intemporal en la línea 14-16: Es
el caso de voces como hidalguía, caballerosidad, hombría de bien, etc. Su
existencia es expresiva de la identificación subconsciente de varón con
persona, que es típica de toda sociedad patriarcal.
-uso de aclaraciones, incisos,
paréntesis, como en la línea 6, también era línea 13 y 14: …cuando queremos aplicarlas a una mujer (o mejor todavía, a
persona de sexo no conocido) el resultado es un titubeo…
-oraciones enunciativas
relacionadas con la objetividad, en la línea 9: Una persona ofendida escribe al director de una revista.
-el uso de la tercera
persona, también relacionada con la objetividad, en la línea 12: Con estos ejemplos triviales se pone
de manifiesto… (Además, la oración es impersonal).
-la presencia también de plurales sociativos
en la línea 13: que cuando queremos
aplicarlas a una mujer…
-oraciones atributivas en las líneas 14 a la16: Es el caso de voces como hidalguía,
caballerosidad, hombría de bien, etc. Su existencia es expresiva de la
identificación subconsciente de varón con persona, que es típica de toda
sociedad patriarcal.
-la presencia de un estilo
nominal en las líneas 12 y 13: el
hecho de cómo muchas palabras que expresan cualidades, actitudes, etc.,
tradicionalmente tenidas por «viriles»,
-el léxico denotativo:
todas las palabra tienen un solo significado.
-adjetivación escasa y
la que encontramos es especificativa: en la línea 9: una persona ofendida; en la 12: ejemplos triviales; en la 16: sociedad patriarcal.
-la presencia de sustantivos
abstractos, por ejemplo en la línea 12: cualidades,
actitudes; en la 16: sociedad.
VALORACIÓN PERSONAL.
Si se está de acuerdo con
la tesis fundamental del texto, que es la discriminación que sufre la mujer en
nuestra sociedad, se ha de coincidir con el autor en que también en el lenguaje
está presente esa desigualdad, pues el lenguaje, la manera de comunicarse,
refleja lo que es la sociedad y lo que son las personas.
Durante las últimas
décadas, en la sociedad occidental. se ha luchado por conseguir la igualdad. Esta
lucha para evitar la discriminación se ha emprendido también en el lenguaje,
como también se se está intentado en otros ámbitos. Ahora bien, en esta
concienciación y lucha, desde mi punto de vista, se han cometido errores que
van en contra del funcionamiento sintáctico de la lengua y de los principios
que rigen la comunicación. En ciertos círculos, sobre todo políticos, ya no se
utilizan los sustantivos masculinos para referirse a la generalidad de nombres
masculinos y femeninos, se precisa y se dice, por ejemplo: señores diputados, señoras diputadas,… Sobre todo en contextos
comunicativos en los que se valora lo políticamente correcto. Lo cierto es que
ese lenguaje termina siendo farragoso desde el momento en que se nombra una vez
en un discurso, pues se debería repetir ya la distinción en todo él. Quiero decir, que
el lenguaje sería redundante e iría en contra de la economía lingüística de los
hablantes que se rigen por el principio del mínimo esfuerzo para comunicarse.
Otro factor a tener en
cuenta es la premisa falsa de equiparar automáticamente lo que es un morfema
gramatical que sirve para la concordancia, como es el morfema de género, con
sexo masculino o femenino.
A todos nos conviene la
igualdad, incluso aceptando la discriminación llamada positiva hacia las
mujeres, presente, por ejemplo, en leyes como la ley de los maltratos, adopción…
Me parece bien que en la familia, en la sociedad, en la educación, se luche por
este derecho a la igualdad, pero en el caso del lenguaje, aunque hay
indudablemente reminiscencias machistas, el cambio hacia la igualdad se tardará
más en notar y, en algunos casos, no se podrá alcanzar porque las estructuras
de un idioma no son sencillas de cambiar ni se pueden imponer por norma.
FUNCIONES DEL LENGUAJE.
Las funciones más
importantes son:
La funcion referencial
o representativa,
con la que el autor aporta información a través de reflexiones, contando
anécdotas, poniendo de manifiesto la discriminación sexual en el lenguaje. Lo
que se pretende es aportar una información previa de la que inferir la idea
principal, que casi podemos considerar tesis, de que el lenguaje refleja una
discriminación sexual. Esta función se refleja en el lenguaje con la actitud
objetiva con la que el autor aborda el tema y con las siguientes
características lingüísticas:
-uso del presente
intemporal en la línea 14-16: Es
el caso de voces como hidalguía, caballerosidad, hombría de bien, etc. Su
existencia es expresiva de la identificación subconsciente de varón con
persona, que es típica de toda sociedad patriarcal.
-uso de aclaraciones, incisos,
paréntesis, como en la línea 6, también era línea 13 y 14: …cuando queremos aplicarlas a una mujer (o mejor todavía, a
persona de sexo no conocido) el resultado es un titubeo…
-oraciones enunciativas
relacionadas con la objetividad, en la línea 9: Una persona ofendida escribe al director de una revista.
-el uso de la tercera
persona, también relacionada con la objetividad, en la línea 12: Con estos ejemplos triviales se pone
de manifiesto… (Además, la oración es impersonal).
-la presencia también de plurales sociativos
en la línea 13: que cuando queremos
aplicarlas a una mujer…
-oraciones atributivas en las líneas 14 a la16: Es el caso de voces como hidalguía,
caballerosidad, hombría de bien, etc. Su existencia es expresiva de la
identificación subconsciente de varón con persona, que es típica de toda
sociedad patriarcal.
-la presencia de un estilo
nominal en las líneas 12 y 13: el
hecho de cómo muchas palabras que expresan cualidades, actitudes, etc.,
tradicionalmente tenidas por «viriles»,
-el léxico denotativo:
todas las palabra tienen un solo significado.
-adjetivación escasa y
la que encontramos es especificativa: en la línea 9: una persona ofendida; en la 12: ejemplos triviales; en la 16: sociedad patriarcal.
-la presencia de sustantivos
abstractos, por ejemplo en la línea 12: cualidades,
actitudes; en la 16: sociedad.
También
aparece en el texto la función metalingüística pues el autor utiliza
el lenguaje para hablar del propio lenguaje; en concreto, las referencias
machistas presentes en el lenguaje al analizar expresiones y palabras sexistas.
Incluso, en el texto se enfatizan estas palabras recurriendo a procedimientos
tipográficos como enmarcarlas en comillas o resaltarlas en letra cursiva: “Con estos ejemplos triviales se pone
de manifiesto el hecho de cómo muchas palabras que expresan cualidades,
actitudes, etc., tradicionalmente tenidas por «viriles», han quedado acuñadas
tan masculinamente que cuando queremos aplicarlas a una mujer (o mejor todavía,
a persona de sexo no conocido) el resultado es un titubeo. Es el caso de voces
como hidalguía, caballerosidad, hombría de bien, etc. Su existencia es
expresiva de la identificación subconsciente de varón con persona, que es
típica de toda sociedad patriarcal”.
En menor medida también
encontramos la función expresiva, sobre todo cuando la
madre se refiere al valor de su hija. También, la actitud del autor roza la
subjetividad: está exponiendo una idea que no es evidente por sí misma.
Podemos, por último, de
la presencia de la función conativa: además de informar,
parece que el emisor trata de convencer al lector, pues, aunque aparentemente
el texto es objetivo, se aprecia que el autor milita en el bando de los
convencidos de que es cierta su premisa de que existe discriminación sexual en
el lenguaje.
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Te presento esta novela ambientada en Salamanca que acabo de publicar, por si te animas a leerla. SINOPSIS El asesinato de un diputado en un museo de Madrid lleva a un inspector inexperto a Salamanca, circunscripción por la que es electo el difunto. Durante la estancia en la ciudad se adentrará en el mundo académico, político y social en busca de indicios que expliquen los motivos que han llevado al verdugo a cometer tal atrocidad. El proceso indagatorio conducirá al detective a plantearse alguno de los principios por los que ha de regirse en su oficio, después de entrevistarse con testigos poco habituales que no parecen entristecerse con la muerte del político y que no aportan datos significativos del caso. El ambiente de la localidad universitaria de principios de los noventa del siglo pasado, extraño para el protagonista, más la resolución del caso, le dejarán la sensación de fracaso de su valía profesional y, sobre todo, del papel que le corresponde como agente al servicio de la justicia. Puedes conseguir la novela en papel (16 €) o formato ebook (4,49 €) en varias plataformas on line, tanto en España, como en otros países -la forma más rápida en cualquier país es a través de AMAZON-:
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