Comentario crítico de la columna Juguemos de Elvira Lindo


Juguemos

Jugar en la calle. Jugar en grupo. Esa es la actividad extraescolar que un grupo de educadores y psicólogos americanos han señalado como la asignatura pendiente en la educación actual de un niño. Parecería simple remediarlo. No lo es. La calle ya no es un sitio seguro en casi ninguna gran ciudad. La media que un niño americano pasa ante las numerosas pantallas que la vida le ofrece es hoy de siete horas y media. La de los niños españoles estaba en tres. Cualquiera de las dos cifras es una barbaridad. Cuando los expertos hablan de juego no se refieren a un juego de ordenador o una playstation ni tampoco al juego organizado por los padres, que en ocasiones se ven forzados a remediar la ausencia de otros niños. El juego más educativo sigue siendo aquel en que los niños han de luchar por el liderazgo o la colaboración, rivalizar o apoyarse, pelearse y hacer las paces para sobrevivir. Esto no significa que el ordenador sea una presencia nociva en sus vidas. Al contrario, es una insustituible herramienta de trabajo, pero en cuanto a ocio se refiere, el juego a la antigua sigue siendo el gran educador social.
Leía ayer a Rodríguez Ibarra hablar de esa gente que teme a los ordenadores y relacionaba ese miedo con los derechos de propiedad intelectual. No comprendí muy bien la relación, porque es precisamente entre los trabajadores de la cultura (el técnico de sonido, el músico, el montador, el diseñador o el escritor) donde el ordenador se ha convertido en un instrumento fundamental. Pero conviene no convertir a las máquinas en objetos sagrados y, de momento, no hay nada comparable en la vida de un niño a un partidillo de fútbol en la calle, a las casitas o al churro-media-manga. Y esto nada tiene que ver con un terror a las pantallas sino con la defensa de un tipo de juego necesario para hacer de los niños seres sociales.
Elvira Lindo, EL PAÍS

RESUMEN.
Partiendo de unos datos ofrecidos por psicólogos y educadores americanos que relacionan el excesivo tiempo que pasan los niños delante de aparatos audiovisuales con el déficit socializador de los mismos, la autora reflexiona sobre este asunto. Está de acuerdo con que hay que impulsar el juego tradicional en la calle entre iguales, aunque reconoce que no es fácil porque las ciudades no son seguras y porque no hay tiempo. Sin embargo, cree que lo anterior es compatible con el uso de medios informáticos y que no hay que ponerles cortapisas. En este sentido aboga por no tener miedo de ellos porque son una herramienta básica.

ESQUEMA.
Partiendo de la idea (tesis) de que los niños necesitan socializarse entre ellos, la autora organiza su texto de la siguiente manera:
  1. Relación de problemas de los niños para que se socialicen mediante el juego en grupo:
1.1.              La calle en las grandes ciudades no es un lugar seguro.
1.2.              Pasan muchas horas delante de una pantalla.
  1. ¿Qué es el juego socializador?:
2.1.              El que tiene lugar entre iguales que deben buscar la forma de entenderse.
2.2.              No es el juego de los padres con sus hijos.
2.3.              No es el juego con máquinas.
  1. El juego con máquinas o el uso de ordenadores no es nocivo en sí mismo.
3.1.              Es una herramienta de trabajo imprescindible e insustituible, pero no debe ser exclusivamente un juego.
3.2.              Está en contra de Rodríguez Ibarra cuando éste relaciona el uso de los ordenadores con el miedo a infringir la propiedad intelectual.
3.3.              Ahora bien, está en contra de la sustitución del juego socializador por el ocio y juego exclusivo con los aparatos.

COMENTARIO CRÍTICO.
Estructura.
Se trata de un texto en prosa: una columna publicada en El País. El tipo de discurso predominante es el expositivo-argumentativo, como más adelante se comentará: se parte de la exposición de una serie de datos referidos al ocio y socialización de los niños, para acabar defendiendo la actividad del juego con otros congéneres como principal forma de socializarse.
En cuanto a la estructura interna del contenido y la forma de elocución, argumentación, podemos dividir el texto en las siguientes partes.
-Primera parte, línea 1: introducción muy breve para plantear el tema: el juego en grupo en la calle.
-Segunda parte: un primer bloque que iría desde la línea 1 hasta la 10 y un segundo desde la 13 hasta la 18, bloques que se constituirían en el cuerpo argumentativo en el que se analizan los datos y se ofrecen las argumentaciones y opiniones de la autora; por ejemplo, los datos ofrecidos por los especialistas sobre el tiempo que los niños juegan con máquinas y el comentario sobre la dificultad de solucionar ese problema. En el segundo bloque, refuta la opinión de Rodríguez Ibarra cuando éste relaciona el rechazo que la gente tiene a los medios informáticos con el miedo a infringir las leyes de propiedad intelectual.
-Tercera parte, donde se formula la tesis (en las líneas 18 a la 20), aunque ya antes había sido formulada en el cuerpo argumentativo en las líneas 10 y 12, de que es necesario que los niños utilicen los medios informáticos, pero resaltando la necesidad insustituible del juego colectivo.

TEMA.
Defensa de los juegos tradicionales como actividad socializadora entre los niños, sin rechazar el uso entre los mismos de los medios informáticos.

ACTITUD E INTENCIONALIDAD.
Teniendo en cuenta que estamos con un texto de opinión, la actitud de la autora es bastante objetiva. Simplemente se suma a la opinión de los educadores que creen que el juego entre iguales es necesario para los niños. Obviamente, la intervención personal aportando su punto de vista es consustancial al tipo de texto y lo vemos por ejemplo en la línea 13 al utilizar la primera persona del singular, “Leía…” y 14, “No comprendí…”, cuando refuta una opinión de Rodríguez Ibarra. También cuando emite juicios de valor o una opinión; por ejemplo, en la línea 3: “Parecería simple remediarlo”; también en la línea 5: “Cualquiera de las dos cifras es una barbaridad” o por el uso de adjetivos valorativos, como en la línea 11 cuando dice: indiscutible herramienta.
La intención de Elvira Lindo es difundir esta información y concienciar a sus lectores en el diario El País de que es necesario proporcionar a los niños la experiencia insustituible del juego colectivo. En este sentido, amplifica o sirve de eco de probablemente una noticia referente a este asunto. Para ello, sobre todo en la primera parte, refleja datos objetivos con el uso del presente intemporal, del modo indicativo y la tercera persona, como en la línea 4: “La media que un niño americano pasa ante las numerosas pantallas… es hoy de siete horas”. Los enunciados son enunciativos y la función del lenguaje que predomina es la referencial.
En menor medida, Elvira Lindo, perteneciente al colectivo de personas con derechos de autor, pues es una escritora de éxito, que muchas veces son mal vistas por los ciudadanos por intentar cobrar por la reproducción ilegal de sus obras por medio de descargas en Internet, intenta desligarse de aquellos de sus compañeros que critican este medio de comunicación. Así, utilizando las funciones exhortativa y expresiva, intenta refutar, en las líneas 13 y 14, la opinión de Rodríguez Ibarra de relacionar el uso de medios informáticos con la infracción de los derechos de autor

TIPO DE TEXTO.
En cuanto a su ámbito de uso lo podemos considerar un texto profesional. Se trata de un texto periodístico de opinión; en concreto, de una columna. Este tipo de texto suele ser escrito por personas que colaboran con el periódico de manera regular, normalmente escritores profesionales. Las columnas ocupan un espacio fijo. Abordan temas de interés, aunque no necesariamente deben cumplir la condición de ser rabiosamente actuales como las noticias. La forma de abordar los asuntos se caracteriza por su informalidad: no pretenden agotar el análisis del tema del que escriben y éste es enfocado de manera personal, características compartidas con los ensayos. Aunque no es el caso, otro rasgo de ellos es la presencia de recursos literarios.
Por su temática lo podemos considerar un texto humanístico estudiado por parte de la psicología y la pedagogía, aunque ya ha quedado claro que no es un texto expositivo. Los receptores no buscan una información exhaustiva, sino un enfoque personal de los asuntos que abordan sus articulistas preferidos.
En cuanto a su elocución es un texto argumentativo y expositivo que persigue trasladar a sus oyentes un tema de reflexión como es la educación de los niños. Ya se ha hecho referencia a características propias de la argumentación y opinión con el uso de la primera persona. Sin embargo, también dicho, la objetividad es manifiesta: apenas hay adjetivación valorativa, se emplea la 3ª persona, abundancia de construcciones verbales atributivas propias de la exposición y argumentación, ausencia de recursos literarios…
El registro lingüístico del texto es el estándar propio de la comunicación periodística, con alguna fórmula propia del registro coloquial en la línea 11: “el juego a la antigua”; o en las líneas 5 y 6: “Es una barbaridad”.

VALORACIÓN PERSONAL.
La intencionalidad del mensaje que se quiere transmitir llega sin ninguna dificultad. Pero, por su simplicidad y obviedad, no queda clara en el desarrollo del texto. Repito, no hay ninguna duda del mensaje y de la intencionalidad, no así de la estructura y el desarrollo. En este sentido, la autora simplemente se hace eco de un estudio, probablemente difundido por los propios medios de comunicación, sin aportar casi nada a la idea central que aparece en esos estudios, que es fomentar el juego entre los niños. Realmente, casi no hay argumentación, simplemente una anexión a las conclusiones del estudio. Pero, además, hay un argumento que da la sensación de no encajar en la estructura del texto. No se entiende o no se justifica la refutación que efectúa a Rodríguez Ibarra. No sé si porque al lector le falta información de la contextualización en la que se producen esas declaraciones y que probablemente la autora sí que tuvo, o porque simplemente no es acertada. La misma autora expresa que quizá tal vez ni ella misma entendiera lo que quiso decir, línea 14: “No comprendí muy bien la relación…” En todo caso, no queda claro por qué utiliza esta refutación, aunque es evidente la opinión favorable de la autora para que los niños usen los medios informáticos. De hecho, casi podríamos prescindir del segundo párrafo, pues la tesis queda claramente plasmada al final del primero, en las líneas 10 y 12, que repite al final del texto: “Al contrario, es una insustituible herramienta de trabajo, pero en cuanto a ocio se refiere, el juego a la antigua sigue siendo el gran educador social”. La esclavitud del formato y estructura de las columnas parece influir en ocasiones en los articulistas que se ven constreñidos por él, así como por la obligación de escribir regularmente cuando a veces no hay asuntos de interés o falta la inspiración.
En cuanto al tema desarrollado es probable que no haya nadie que se oponga a la necesidad de que los niños se socialicen con otros niños a través del juego. En efecto, en estos tiempos del siglo XXI, apenas si se ven niños que jueguen al fútbol en algún descampado, o niñas que salten a la comba o chavales que correteen por las aceras o monten en bicicleta. Todo lo más, niños muy pequeños que, acompañados por sus padres, juegan en los toboganes o en los columpios. 
Bien es cierto, como reconoce Elvira Lindo, que las calles son innegablemente muy inseguras, incluso a ciertas horas del día y en ciertos barrios pueden resultar peligrosas. Lo cual explicaría el escaso número de niños y niñas que se atreve a jugar. Sin embargo, es una verdad a medias, pues los niños de las zonas rurales, donde no existen esos condicionantes limitadores, también dedican muchas horas a estar entretenidos con los aparatos. Y en ocasiones el problema no es el tiempo que pasan en los periodos que se consideran de ocio, sino la inquietud y zozobra que crean en los niños, adolescentes y jóvenes prácticamente todo el día y que supone un problema para padres y profesores en cuanto al control de su uso y la desconcentración en las tareas escolares y en las normas de convivencia.
Sin embargo, y centrando el tema en el asunto de Internet, las redes sociales presentan notables riesgos psicológicos, sociales e, incluso, morales o delictivos. Muchos miles de adolescentes intercambian imágenes, vídeos, experiencias, amores y desamores en las redes sociales; además, estos medios sirven de coartada o tapadera para el ataque de desaprensivos para acosar y ejercer violencia. Por lo tanto, y como conclusión, no es baladí plantearse cómo se integran esos medios en la vida de los niños y jóvenes para que no causen más problemas que beneficios.

FUNCIONES DEL LENGUAJE. (Del segundo párrafo)
El alumno debe identificar y explicar cuáles son las principales funciones del lenguaje que aparecen en el texto, justificándolas adecuadamente mediante los aspectos lingüísticos que considere más relevantes.
La distribución de la puntuación de 1´5 puntos se realizará de la siguiente manera:
-Identificación de las principales funciones del lenguaje que aparecen en el texto: 0´5 puntos.
-Justificación lingüística de las funciones del lenguaje identificadas: 0´5 puntos.
-Caracterización del tipo de texto a partir de las funciones del lenguaje analizadas: 0´5 puntos.

Las principales funciones del lenguaje utilizadas son la expresiva y la conativa.
La autora está valorando la opinión de Rodríguez Ibarra y contraargumentando para rebatirlo sobre la relación que él cree ver entre uso de ordenadores e infracción de los derechos de autor. Ella no cree que sea así; más bien, piensa que nadie del mundo de la cultura ni ninguna otra persona puede sustraerse al empleo de los medios informáticos y que su uso no lleva aparejado el delito. Por tanto, está expresando su opinión -función expresiva- y convenciendo a sus lectores y al propio Rodríguez Ibarra de la necesidad y bondad de los medios -función apelativa.
Las referencias personajes, propias de la función expresiva, se evidencian con el uso de la primera persona: leía (13), no comprendí (14); la valoración cuantitativa con adverbios a la acción verbal: no comprendí muy bien (14)
La función apelativa, con la que se intenta convencer, aparece al nombrar la persona a la que se intenta rebatir: Rodríguez Ibarra relacionaba ese miedo con… (13); con el uso de subordinadas causales: porque es precisamente entre los trabajadores… (15); con el uso de enlaces interoracionales, como el conectivo adversativo con el que se matiza o corrige lo dicho en la oración anterior: Pero conviene no convertir… (17). También, el uso de la forma exhortativa formada por una negación y un infinitivo: conviene no convertir (17). Los lectores, a los que se dirige, están implícitos en el discurso y, aunque no hay una mención específica, por el canal donde se inserta el texto, un periódico, está claro que se dirige a ellos.
El uso de estas dos funciones es habitual de los textos de opinión periodísticos. La autora pretende influir y difundir una información que es interesante para la sociedad en general y, en particular, para los padres con niños pequeños. En este sentido, la autora con su columna se siente en el deber de mejorar la sociedad a la que se dirige.

VALOR ESTILÍSTICO DEL VERBO EN EL TEXTO.
El principal verbo utilizado en el texto es “ser”, que aparece en numerosas ocasiones en 3ª persona del singular del presente de indicativo: en las líneas 1, “Esa es la actividad…”; 3, “La calle ya no es un sitio…”; 11, “Es una insustituible herramienta…”  No solo el verbo “ser”, otros verbos aparecen en presente indicativo, por ejemplo, en las líneas: 10, “Esto no significa…”; 17, “conviene no convertir a…” Este uso condiciona claramente el texto. Estos presentes tienen un valor intemporal, gnómico, utilizado para juzgar, valorar, definir, caracterizar… Este empleo del presente es propio de discursos expositivos y argumentativos, como son los empleados en esta columna.
A parte de este empleo, el presente aparece con otros valores. Por ejemplo, en la línea 6, “Cuando los expertos hablan de juego, no se refieren…”, podemos considerar estos verbos presentes históricos, ya que se refiere a unas afirmaciones ya efectuadas en el pasado. Al presentarlas en presente, se actualizan y resultan más próximas y reales las conclusiones que quiere resaltar la escritora.
Además, podemos ver también un presente habitual en la línea 4, “La media que un niño americano pasa ante las numerosas pantallas…” Sería una acción que se repite constantemente.
Continuando con los presentes, tenemos perífrasis verbales cuya forma personal está en este tiempo: línea 12, “el juego a la antigua sigue siendo…”, que es una perífrasis aspectual de gerundio durativa que indica una acción en su desarrollo.
Comentaremos otros tiempos verbales por orden de aparición.
Así, lo primero que llama la atención es la presencia de dos enunciados no oracionales al comienzo del texto, que son dos frases con dos infinitivos que sirven para plantear el tema del que se va a hablar: jugar en grupo en la calle. De manera concisa y exacta se centra el asunto del que se va a hablar.
En la línea 3 hay un condicional simple, “Parecería simple remediarlo…”; con este tiempo se aleja la solución o se presenta casi irresoluble el problema de que los niños no juegan en la calle.
Al comienzo del segundo párrafo, en las líneas 13 y 14 encontramos un pretérito imperfecto, “Leía ayer a Rodríguez Ibarra…” y “No comprendí muy bien…” En el primer ejemplo parece utilizar el pretérito imperfecto, acción no acabada, -por eso la acción en el pasado se enmarca con un adverbio, “ayer”-, por el pretérito perfecto que expresa acción acabada. Probablemente con ese tiempo, la autora quiere transmitir que el impacto de la lectura aún continúa en el presente, sigue dándole vueltas, diríamos. En cambio, cuando dice “no comprendí”, se refiere claramente a una acción acabada en el pasado: no comprendió, por eso sigue preguntándose qué quiso decir Rodríguez Ibarra.
Por último, podemos comentar otra perífrasis verbal en la línea 19, que se ha lexicalizado y la podemos considerar una frase verbal: “Y esto nada tiene que ver con…”
En conclusión, los tiempos empleados, sobre todo el presente intemporal o gnómico es el usado en las columnas al usar éstas la argumentación y la exposición. Los otros tiempos se ajustan a las necesidades expresivas y de comunicación de la autora.

VALOR ESTILÍSTICO DEL ADJETIVO EN EL TEXTO.
Jugar en la calle. Jugar en grupo. Esa es la actividad extraescolar que un grupo de educadores y psicólogos americanos han señalado como la asignatura pendiente en la educación actual de un niño. Parecería simple remediarlo. No lo es. La calle ya no es un sitio seguro en casi ninguna gran ciudad. La media que un niño americano pasa ante las numerosas pantallas que la vida le ofrece es hoy de siete horas y media. La de los niños españoles estaba en tres. Cualquiera de las dos cifras es una barbaridad. Cuando los expertos hablan de juego no se refieren a un juego de ordenador o una playstation ni tampoco al juego organizado por los padres, que en ocasiones se ven forzados a remediar la ausencia de otros niños. El juego más educativo sigue siendo aquel en que los niños han de luchar por el liderazgo o la colaboración, rivalizar o apoyarse, pelearse y hacer las paces para sobrevivir. Esto no significa que el ordenador sea una presencia nociva en sus vidas. Al contrario, es una insustituible herramienta de trabajo, pero en cuanto a ocio se refiere, el juego a la antigua sigue siendo el gran educador social.
Leía ayer a Rodríguez Ibarra hablar de esa gente que teme a los ordenadores y relacionaba ese miedo con los derechos de propiedad intelectual. No comprendí muy bien la relación, porque es precisamente entre los trabajadores de la cultura (el técnico de sonido, el músico, el montador, el diseñador o el escritor) donde el ordenador se ha convertido en un instrumento fundamental. Pero conviene no convertir a las máquinas en objetos sagrados y, de momento, no hay nada comparable en la vida de un niño a un partidillo de fútbol en la calle, a las casitas o al churro-media-manga. Y esto nada tiene que ver con un terror a las pantallas sino con la defensa de un tipo de juego necesario para hacer de los niños seres sociales.
Elvira Lindo, EL PAÍS

Ya se ha comentado en alguna parte de este comentario el carácter bastante objetivo de esta columna. Esta característica se puede observar al analizar los adjetivos. Su presencia no es llamativa, la justa para que la autora pueda expresar sus ideas y lo poco que hay de opinión o aportación personal.
Lo más característico en cuanto a los adjetivos es que éstos son casi todos especificativos y van pospuestos al nombre, característica incuestionable en cuanto a la objetividad: línea 1, “actividad extraescolar”; línea 2 “psicólogos americanos”, “asignatura pendiente”, “la educación actual”; línea 4, “niño americano”; línea 10, “una presencia nociva en sus vidas”, etc. En este último caso, el adjetivo está modificado por el adyacente “en sus vidas”, que delimita la extensión significativa del mismo. Dentro de éstos, hay un caso en el que el adjetivo está cuantificado, pero sin perder la objetividad, en la línea 8, “El juego más educativo…”
No obstante, y como también se ha afirmado, el texto es de opinión y ésta queda reflejada en el uso, si bien no muy abundante, de adjetivos explicativos valorativos con los cuales se proyectan las ideas de la autora sobre el tema del que trata. Veamos algún ejemplo. En la línea 4, “un niño americano pasa ante las numerosas pantallas que…”, “numerosas” es un adjetivo explicativo antepuesto que claramente implica una valoración por parte de la autora porque considera que son muchas; tal vez, un adjetivo más neutro hubiera sido “varias” ya que en ningún caso serán muchas más de tres pantallas. Un empleo similar encontramos en los siguientes adjetivos de las líneas 11 “…una insustituible herramienta” y 12, “…sigue siendo el gran educador social.
Y para acabar, podemos comentar un adjetivo que aparece en el sintagma verbal con la función de atributo que también sirve a Elvira Lindo para valorar y por tanto opinar; en la línea 3 encontramos “Parecería simple remediarlo”.
Después de analizar la presencia de adjetivos, hemos de concluir con lo afirmado al principio. Por el uso, la frecuencia y el carácter de los adjetivos, el discurso es una mezcla de exposición-argumentación, que es la forma de elocución propia de las columnas.

EXPLICACIÓN DEL SIGNIFICADO CONTEXTUAL DE LAS SIGUIENTES EXPRESIONES.
Asignatura pendiente (2): parte que falta o que tiene más déficit en la educación de un niño. No sería una materia dentro del currículum, sino una actividad que se tendría que desarrollar cuando el niño está al cuidado de la familia, pues en el colegio, en la asignatura de Educación Física, se trabaja el juego en grupo.
Luchar por el liderazgo (9): conseguir imponerte o ser respetado por un grupo de niños cuando de manera espontánea juegan. Consistiría en poder elegir los juegos, imponer las normas, organizar el papel de cada uno de los niños.
Presencia nociva (10): Algo que no es bueno para alguien, o que puede causar perjuicios, o influir negativamente. Se refiere al efecto que pueden tener los aparatos electrónicos en los niños si estos dedican mucho tiempo a jugar con ellos.
El juego a la antigua (11): Sería aquel juego anterior al momento en que se empezaron a popularizar los juegos electrónicos. Por precisar más, sería aquellos juegos de niños, -no, por ejemplo, juegos con naipes-, realizados en la calle o en casa en los que hay varios participantes. Un poco más abajo, en las líneas 18 y 19 se ponen algunos ejemplos: fútbol, jugar a las casitas… No significa que estos juegos de toda la vida se hayan olvidado, sino que en buena medida han sido sustituidos por los juegos electrónicos.
Derechos de propiedad intelectual (14): Son los que tienen reconocidos por la sociedad y por las leyes aquellas personas que crean obras artísticas: música, películas, libros… Las obras de estas personas no pueden usarse sin el permiso expreso de sus autores y sin pagar un impuesto que normalmente se abona al sumarse éste al importe de aparatos susceptibles de grabar y almacenar contenidos protegidos. Estos impuestos son gestionados por sociedades de autores que reparten las ganancias entre sus asociados.
Trabajadores de la cultura (15): El significado con el que se utiliza en el texto es el de cualquier persona relacionada con el mundo de la cultura que use en su trabajo un ordenador. No distingue aquellos oficios que son creativos de aquellos que son técnicos.

MECANISMOS DE COHESIÓN DEL TEXTO (Del primer párrafo del texto)
El alumno deberá analizar y comentar cuáles son los principales mecanismos semántico-textuales de cohesión.
Entre estos mecanismos semántico-textuales de cohesión se encuentran todos aquellos basados en la recurrencia léxica (sinonimia, correferencia o sinonimia textual, hiponimia e hiperonimia, antonimia, derivación) y en la configuración de redes léxicas y campos semánticos.
La distribución de la puntuación de 1´5 puntos se realizará de la siguiente manera:
-Identificación y clasificación de los mecanismos semántico-textuales de cohesión más relevantes del fragmento: 0´75 puntos.
-Conclusión sobre el valor que desempeñan los mecanismos semánticos textuales de cohesión analizados en el fragmento seleccionado, extrapolando esas conclusiones a la caracterización global del texto: 0´75 puntos.

(1) Jugar en la calle. (2) Jugar Enlace léxico: se repite la misma palabra en grupo. (3) Esa es la actividad extraescolar Enlace léxico: actividad extraescolar es hiperónimo de jugar en la calle que un grupo de educadores y psicólogos americanos han señalado como la asignatura pendiente en la educación actual de un niño. (4) Parecería simple remediarlo Enlace anafórico: el pronombre lo se refiere a todo lo dicho en la oración 3. (5) No lo es Enlace anafórico: el pronombre lo se refiere a todo lo dicho en la oración 3. (6) La calle Enlace léxico: se repite calle, la misma palabra que se mencionó en la oración 1 ya no es un sitio seguro en casi ninguna gran ciudad. (7)  La media que un niño Enlace léxico: se repite la palabra niño aparecida en la oración 3 americano pasa ante las numerosas pantallas que la vida le ofrece es hoy de siete horas y media. (8)  La de los niños Enlace léxico: se repite la palabra niño aparecida en la oración 7 españoles estaba en tres. (9) Cualquiera de las dos cifras  Enlace léxico-semántico: cifras es hiperónimo de siete horas y media y de tres es una barbaridad. (10) Cuando los expertos Enlace léxico-semántico: expertos es hiperónimo de educadores y psicólogos hablan de juego no se refieren a un juego de ordenador o una playstation ni tampoco al juego organizado por los padres, que en ocasiones se ven forzados a remediar la ausencia de otros niños. (11)  El juego Enlace léxico: se repite juego, aparecido en la oración anterior más educativo sigue siendo aquel en que los niños han de luchar por el liderazgo o la colaboración, rivalizar o apoyarse, pelearse y hacer las paces para sobrevivir. (12) Esto es Enlace anafórico: el pronombre esto se refiere a todo lo dicho en la oración 11 no significa que el ordenador sea una presencia nociva en sus vidas. (13) Al contrario Enlace fraseológico, es una insustituible herramienta de trabajo, pero en cuanto a ocio se refiere, el juego a la antigua sigue siendo el gran educador social.

Introducción La cohesión de las oraciones y párrafos que forman un texto se logra con la presencia de determinados signos lingüísticos llamados enlaces interoracionales que permiten la conexión y la recta interpretación de todo él. Veamos en el texto seleccionado especialmente aquellos que se llaman enlaces léxico-semánticos.
Desarrollo El vocabulario del primer párrafo se organiza en una serie de isotopías (redes léxicas) que permiten unir los significados de las distintas oraciones con respecto al tema del texto. Estas palabras funcionan como enlaces semánticos y están repartidos por todas las oraciones. Estos son los tres más importantes por su relación con el tema:
Palabras relacionadas con educación 4: actividad extraescolar 2, educadores 3, psicólogos 3, asignatura pendiente 4, niño 4, expertos 6, educativo 8, educador social.
Palabras relacionadas con jugar: actividad extraescolar 2, niño 4, calle 6, luchar, liderazgo, colaboración, rivalizar, apoyarse, pelearse, hacer las paces, ocio 11…
Léxico relacionado con los ordenadores 10: pantallas, juego de ordenador, playstation , herramienta de trabajo 11.
En el análisis efectuado en el propio texto encontramos otros enlaces léxicos basados en otros aspectos léxico-semánticos: repeticiones de palabras, enlaces anafóricos y enlaces léxico-semánticos cuya base es la hiperonimia.
Conclusión La cohesión entre las oraciones del párrafo analizado es sólida. La presencia de tres isotopías muy relacionadas con el tema desarrollado -educación, jugar y ordenadores- y la repetición de palabras sin preocuparse demasiado por la pobreza léxica -juego, calle, niño-, demuestra un interés claro de la autora en trasmitir unas ideas sin muchas preocupaciones estilísticas; es decir, busca llegar de manera sencilla al lector incidiendo mucho más en el mensaje que en el lenguaje. No es lo normal en las columnas periodísticas, más bien es propio del discurso expositivo y divulgativo. Por eso, como se dijo cuando se analizó la actitud de la escritora afirmando que las partes objetivas eran considerables, hemos de entender que la intención más obvia de Elvira Lindo es la difundir la idea de la necesidad de que los niños jueguen con otros niños, sin buscar el lucimiento personal.


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Sinopsis

El asesinato de un diputado en un museo de Madrid lleva a un inspector inexperto a Salamanca, circunscripción por la que es electo el difunto. Durante la estancia en la ciudad se adentrará en el mundo académico, político y social en busca de indicios que expliquen los motivos que han llevado al verdugo a cometer tal atrocidad. El proceso indagatorio conducirá al detective a plantearse alguno de los principios por los que ha de regirse en su oficio, después de entrevistarse con testigos poco habituales que no parecen entristecerse con la muerte del político y que no aportan datos significativos del caso.

El ambiente de la localidad universitaria de principios de los noventa del siglo pasado, extraño para el protagonista, más la resolución del caso, le dejarán la sensación de fracaso de su valía profesional y, sobre todo, del papel que le corresponde como agente al servicio de la justicia. 

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