Hamlet:
“Ser o no ser… He ahí
el dilema.
¿Qué
es mejor para el alma,
sufrir
insultos de Fortuna, golpes, dardos,
o
levantarse en armas contra el océano del mal,
y
oponerse a él y que así cesen? Morir, dormir…
Nada
más; y decir así que con un sueño
damos
fin a las llagas del corazón
y
a todos los males, herencia de la carne,
y
decir: ven, consumación, yo te deseo. Morir, dormir,
dormir…
¡Soñar acaso! ¡Qué difícil! Pues en el sueño
de
la muerte ¿qué sueños sobrevendrán
cuando
despojados de ataduras mortales
encontremos
la paz? He ahí la razón
por
la que tan longeva llega a ser la desgracia.
¿Pues
quién podrá soportar los azotes y las burlas del mundo,
la
injusticia del tirano, la afrenta del soberbio,
la
angustia del amor despreciado, la espera del juicio,
la
arrogancia del poderoso, y la humillación
que
la virtud recibe de quien es indigno,
cuando
uno mismo tiene a su alcance el descanso
en
el filo desnudo del puñal? ¿Quién puede soportar
tanto?
¿Gemir tanto? ¿Llevar de la vida una carga
tan
pesada? Nadie, si no fuera por ese algo tras la muerte
—ese
país por descubrir, de cuyos confines
ningún
viajero retorna— que confunde la voluntad
haciéndonos
pacientes ante el infortunio
antes
que volar hacia un mal desconocido.
La
conciencia, así, hace a todos cobardes
y,
así, el natural color de la resolución
se
desvanece en tenues sombras del pensamiento;
y
así empresas de importancia, y de gran valía,
llegan
a torcer su rumbo al considerarse
para
nunca volver a merecer el nombre
de
la acción. Pero, silencio… la hermosa Ofelia ¡Ninfa,
en
tus plegarias, jamás olvides mis pecados!
CONTEXTUALIZACIÓN DEL FRAGMENTO.(2 puntos).
(El alumno deberá situar el fragmento en el conjunto de la
obra a la que pertenece, comentar su importancia en la misma y mencionar
aquellos hechos inmediatamente anteriores o posteriores que sean relevantes).
El fragmento pertenece al nudo del
argumento. A Hamlet se le ha aparecido el fantasma de su padre, que le ha
comunicado las circunstancias de su muerte y ha acusado a su hermano Claudio de
ser él el responsable. Aunque de esa aparición también fueron testigos Horacio
y un centinela, con el paso del tiempo, la fe y la seguridad de la certeza de
lo que el espíritu del antiguo rey le dijo a su hijo, ha ido disminuyendo. Sin
embargo, el conocimiento de que la muerte de su padre no está clara, ha
influido en el joven y los demás se han dado cuenta de que está triste y
preocupado y perturbado, -él ya había advertido a su amigo Horacio, que tal vez
la conducta futura les parecería extraña. Esta es la razón de que el actual rey
Claudio y Polonio intenten averiguar cuál es la causa que ha trastornado al
príncipe: si se debe al dolor por el fallecimiento de su padre o bien por el
despecho amoroso de Ofelia, que por indicaciones de su padre ha devuelto la
correspondencia amorosa que el príncipe le había enviado. Con este fin, han
preparado un encuentro de los dos amantes para comprobar cuál es su reacción.
El fragmento elegido para comentario corresponde al momento en que Hamlet pasea
por una galería y reflexiona en este monólogo sobre el suicidio y el más allá.
A continuación se produce el encuentro
de Ofelia con Hamlet; éste, que se sabe espiado, maltrata a la inocente
muchacha, con lo cual la hipótesis de Polonio de que la causa de la locura de
Hamlet era debida al desamor, se desvanece.
La importancia del fragmento es clara:
es el pasaje más conocido de la obra, por lo menos su primer verso. Es probable
también que la mayoría desconozca el significado real de esas palabras o lo que
viene a continuación del soliloquio. Desde el punto de vista argumental, es un
pasaje clave al desarrollar de manera clara las continuas dudas que se le
presentan al personaje y que le llevarán a la inactividad. Esta actitud será el
desencadenante de otras acciones funestas y Hamlet será el responsable por no
asumir el deber que le corresponde para lavar su honor.
Situación de
la obra a la que el fragmento pertenece en su contexto histórico-literario. (2 puntos). (El alumno deberá situar la obra y a su autor en el contexto
histórico y en el movimiento literario al que pertenece. En lo que respecta al
autor, se mencionará lo más significativo de su producción literaria y, en
cuanto al movimiento, se precisarán las características más relevantes del
mismo).
La obra de Shakespeare y su vida
transcurren coincidiendo con el reinado de Isabel I (1558/1603) y de Jacobo I
(1603/1625). En general, el país tiene un desarrollo notable que se manifiesta
en un aumento de la población y en que Inglaterra va consolidándose como
potencia mundial compitiendo con España y Francia. Desde el punto de vista
económico hay un despegue industrial, sobre todo de la metalurgia, y financiero
y comercial gracias al puerto de Londres.
Desde el punto de vista religioso,
Inglaterra se ha terminado de separar de la iglesia católica en el reinado de
Enrique VII. La siguiente reina, María Tudor, como católica, intenta restablecer
los vínculos con Roma, pero esta separación religiosa es la clave de la
cohesión política de la población que se somete al liderazgo de la corona, y
fracasa en su propósito.
Sin embargo, el autor se mueve en su
obra entre el protestantismo y el catolicismo. Precisamente el fragmento es muy
interesante para analizar la cuestión religiosa. Hay pasajes en la obra que son
reflejo de las dos religiones. Por ejemplo, son manifestaciones del catolicismo
el hecho de que la sombra está en el purgatorio y la escena donde se representa
la ceremonia del entierro de Ofelia. La ciudad de Wittemberg, ciudad en la que
Lutero expuso sus tesis, es en la que estudiaron Hamlet y su amigo Horacio, son
referencias del protestantismo.
Desde un punto de vista filosófico,
Shakespeare coincide con Montagne en las ideas relativistas, escépticas y
filosóficas de la época.
Desde el punto de vista cultural, el
Renacimiento llega bastante tarde y sus postulados se identifican con los del
Clasicismo. Sin embargo, en la obra se aprecia el espíritu humanista y el gusto
por los autores clásicos griegos y latinos. De todas maneras, Hamlet también refleja la crisis, la
incertidumbre, la angustia existencial del Barroco y del siglo XVII en general.
Y desde el punto de vista estético, también presenta muchos rasgos de ingenio
literario y creador propios de este movimiento.
La obra dramática de Shakespeare hay
que situarla en el momento en que el teatro como espectáculo logra cierto
prestigio que no había tenido a lo largo del siglo XVI. El teatro va
evolucionando desde las Moralidades y los Interludios de principios de siglo
que transmitían sobre todo mensajes morales o religiosos. Poco a poco, a partir
de 1550, se empiezan a representar comedias y dramas, algunos de los cuales
servirán de inspiración a Shakespeare. Y en 1576, se construye el primer teatro
en Londres. Hay también una serie de autores anteriores que preparan el terreno
para la eclosión de nuestro autor; incluso, con alguno de ellos probablemente
colaboró, como Cristopher Marlowe. La obra de este autor titulada La famosa
tragedia de rico judío de Malta, que está protagonizada por un judío
llamado Barrabás, se puede considerar como un antecesor de Shylock, personaje
de El mercader de Venecia. También se podría destacar la figura de John
Lyly, sobre todo como creador de comedias.
Algo fundamental a la hora de estudiar
su teatro, es que el autor de la obra, además fue actor, director de escena y
empresario y, por lo tanto, era conocedor de todas las facetas necesarias para
la representación de la obra. Y no le fue mal en el negocio pues consiguió
hacer dinero y retirarse relativamente pronto del oficio y vivir de las rentas.
Hay que recordar, que los únicos escritores que podían vivir de la escritura en
este tiempo, eran los autores teatrales, como es el caso también de Lope de
Vega.
El teatro de Shakespeare presenta las
siguientes características. De las reglas clásicas de las tres unidades,
respeta la de la acción única; esto lo podemos observar en Hamlet. También respeta la división de la obra en cinco actos con
un desarrollo de la trama clásico: exposición, complicación, clímax y
peripecia, retardo y catástrofe. En cambio, no
respeta las otras dos. El tiempo en el que sucede la acción es muy
prolongado e impreciso en muchas escenas. Y se cambia de espacio de una escena
a otra con mucha facilidad. Esto es posible porque apenas existe escenificación
en el teatro de la época con lo cual no había dificultad de pasar de un espacio
a otro. La información sobre esos cambios está implícita en los diálogos de los
personajes.
En cuanto a la obra del autor inglés la
podemos dividir en dos grandes grupos: las no dramáticas, como el poema de Adonis
y Venus, en la que relata la seducción de un joven por parte de una mujer
mayor, y las dramáticas. Éstas a su vez se clasifican en comedias, como El sueño
de una noche de verano, El mercader de Venencia, La doma de la furia…;
dramas históricos, como Ricardo III, Enrique IV…; y tragedias, entre las
cuales está la obra que comentamos, Romeo y Julieta, Otelo, El rey Lear…
Análisis
del contenido y forma del texto (tema o temas; estructura, tipología
textual, género y rasgos estilísticos). (4 puntos). (En
cuanto al contenido, el alumno deberá identificar y comentar brevemente el tema
y, en su caso, los temas secundarios del fragmento propuesto. Así mismo deberá
relacionar el tema del fragmento con la temática general de la obra a la que
pertenece.
En lo que respecta a la forma, el
alumno identificará y comentará la estructura, tipología textual, el género y
los rasgos estilísticos más relevantes del fragmento propuesto (técnica
dramática, caracterización de los personajes y recursos expresivos).
Temas.
El
monólogo del personaje gira sobre el suicidio y la muerte, de por qué el ser
humano soporta en esta vida tanto sufrimiento. Se trata, en definitiva, de una
reflexión sobre el más allá, sobre la vida después de la muerte. La
incertidumbre de lo que habrá más allá de esta vida física, es lo que hace al
ser humano soportar una vida de dolor.
Por
otra parte, expresa rabia contra sí mismo por no ser capaz de enfrentarse con
su deber y lavar la deshonra que sufre por el asesinato de su padre.
El tema
del fragmento se relaciona con el de la obra en general porque en el
protagonista predomina la reflexión sobre la acción. Hamlet sopesa los
sentimientos y las razones y eso le lleva a la inactividad y a no acometer sus
obligaciones relacionadas con la venganza de su padre.
Estructura.
El
fragmento lo podemos dividir en dos partes: el monólogo de Hamlet y la
interrupción de éste cuando ve aparecer a Ofelia. Lo que es el monólogo lo
podemos dividir en estas partes:
1/5
Plantea el tema o asunto que le atormenta y sobre el cual reflexiona: si merece
la pena vivir en un mundo donde se sufre o bien buscar la muerte para poner fin
al dolor.
6/12 La
opción de la muerte –buscada violentamente luchando contra el enemigo [su tío] o suicidándose-, sin
embargo, no es reconfortante ante la duda de si después de la muerte física, no
habrá otra forma de vida en la que se pueda seguir siendo consciente del sufrimiento.
13/34
Esa duda es la que refrena el impulso suicida del que sufre y hace a los seres
humanos timoratos, cobardes, apocados, pasivos... Este temor es el causante de
que el príncipe no vengue la muerte su padre.
Tipología textual.
Nos encontramos con un
fragmento del acto III de la tragedia de título Hamlet. El fragmento está escrito en verso, aunque hay partes de la
obra escritas en prosa. Estos versos, aunque son una adaptación al español y no
respetan la métrica original, son polimétricos. En este fragmento Hamlet reflexiona
sobre la muerte y el suicidio como forma de acabar con el sufrimiento vital y
llega a la conclusión de que ante el temor de qué habrá más allá de la muerte,
hace que soportemos el dolor de esta vida. Por tanto, podríamos considerar que
está argumentando; eso sí, poéticamente.
De todas maneras, en el texto predomina
la función expresiva por el estado de ánimo en el que se encuentra el
personaje: a disgusto con él mismo, lleno de rabia, sufriendo...
El fragmento
es un monólogo. Hamlet se queda solo y en voz alta reflexiona sobre sus
preocupaciones morales. El monólogo es un recurso que permite conocer la
interioridad del personaje y por tanto su personalidad. El soliloquio es un
parlamento en estilo directo, que se dice sin que haya otros actores/personajes
en el escenario, y por tanto, el discurso principal es el diálogo. En este
parlamento a su vez encontramos muestras de otros discursos, especialmente el
argumentativo con el que reflexiona y llega a la conclusión de que el miedo al
más allá es lo que refrena la inclinación suicida del personaje.
Género.
El
texto que se comenta pertenece al género dramático; en concreto, Hamlet
es una tragedia. El carácter trágico de la obra es innegable por el tema
tratado: la venganza, la justicia, la ambición…; los personajes de la obra son
en su gran mayoría de carácter noble: reyes, príncipes, nobles…; y por el final
funesto al que se ven abocados la mayor parte ellos: mueren los personajes más
importantes. El estilo del lenguaje es el característico de estas obras: culto,
solemne, retórico, lleno de artificios literarios…
No
obstante, se puede resaltar algún aspecto que hace que la obra sea peculiar.
Por supuesto, no se puede hablar de tragicomedia, pero hay pasajes distendidos
y divertidos en el desarrollo de la acción en los que se pone de manifiesto la
ridiculez de los personajes mediante la ironía y la sátira, como son muchas
escenas en las que aparece Polonio, y otras escenas en las que la comicidad es
indiscutible, como la escena de los sepultureros preparando la tumba de Ofelia.
La presencia de estos graciosos, de los clowns, incluso en obras serias, es una
característica del teatro de Shakespeare.
ESTILO.
Ya se
han comentado en el apartado anterior los rasgos literarios de las tragedias
shakesperianas y en general del teatro. No hay apenas escenificación; no se
respetan las unidades de tiempo y espacio; la única unidad que validan es la de
la única acción; la no pureza en cuanto al carácter de las obras, pues hay
elementos y acciones protagonizadas por clowns; la variedad de registros… Solo
señalaremos la importancia de los personajes y la misión dramática de los más
importantes. En realidad, pocos son los personajes nobles en cuanto a su papel
dramático. Con claridad el personaje malvado por antonomasia es el rey; los
demás terminan por pagar las consecuencias de sus hechos. Pero el resto de los
personajes también presentan conductas irresponsables: Gertrudis, la reina, al principio podemos
pensar que es inocente, pero cuando Hamlet le quita la venda de los ojos, no
quiere ver realmente lo que ha pasado y termina pagándolo; Polonio, tan
servicial, acaba muriendo por sus excesos; Ofelia, por su desmedida sumisión a
su padre y a su hermano, acaba loca y suicidándose; Hamlet, se supone el
personaje positivo, acaba muriendo no exento de culpa, pues ha cometido muchos
errores y él es el responsable directo o indirecto de la muerte de toda la
familia Polonio. Y así podríamos continuar con las otras muertes. El único
personaje honrado y limpio es Horacio, que, aun queriendo morir en solidaridad
con su amigo Hamlet, éste le ordena ser el albacea para que cuente todo lo que ha sucedido.
Desde
el punto de vista del estilo propiamente dicho, dos son las características de
los monólogos y en general de la obra: la profundidad de las ideas que se muestran
y la belleza del propio discurso.
El tono
predominante es el solemne, como corresponde a la categoría social de los personajes
que intervienen en la obra. Aunque no todas las partes presentan esa seriedad,
como se acaba de comentar, pues hay escenas en las que predominan otros
registros más coloquiales o populares, como cuando los sepultureros dialogan
entre ellos o con Hamlet.
La utilización de monólogos, y en
concreto éste, suelen aparecer en los momentos oportunos en el desarrollo de la
acción. Ya ha habido anteriormente referencias a las tendencias suicidas del
protagonista; también ha dado muestras de su incapacidad para afrontar su
misión. Se pierde en sus dudas: su actividad mental es un antídoto de la
acción. Este estado se muestra al espectador en este momento clave. El acierto
del monólogo no es solo la función que cumple en el desarrollo argumental, ya
resaltada, sino que el discurso de Hamlet es una reflexión moral y vital que
está por encima de la obra y adquiere un valor de verdad universal. Si a esto
añadimos, la belleza del propio discurso, nos encontramos, gracias a pasajes
como éste, con una de las mejores obras de la literatura universal.
En cuanto al análisis de los recursos
estilísticos/retóricos, nos encontramos un discurso elaborado y complejo,
como corresponde a un lenguaje
cortesano.
El
discurso de Hamlet en este fragmento, aunque se produce estando solo, tiene un tono
solemne y cargado de estos medios expresivos. El ritmo es pausado, los enunciados
se ajustan en la mayor parte de las ocasiones a la medida del verso; es decir,
nos encontramos esticomitía. La seriedad del tema sobre el que reflexiona, las
dudas, el dolor, las incertidumbres se expresan con numerosas interrogaciones
retóricas:
2/5: ¿Qué
es mejor para el alma,
sufrir
insultos de Fortuna, golpes, dardos,
o
levantarse en armas contra el océano del mal,
y
oponerse a él y que así cesen?
15 ¿Pues quién podrá soportar
los azotes y las burlas del mundo,
la
injusticia del tirano, la afrenta del soberbio, …?
¿Gemir tanto? ¿Llevar de la vida una carga
tan
pesada?...
y
alguna oración exclamativa: v. 10¡Soñar acaso! ¡Qué difícil!; o
exhortativa: v. 34,
Ofelia
¡Ninfa,
en
tus plegarias, jamás olvides mis pecados!
Con todo, da la sensación de que estas
estructuras ayudan al personaje a ordenar sus pensamientos y sentimientos,
aunque al final del monólogo es consciente de que su proceder no es inocuo y
que una primera afectada de su mala conducta es la inocente Ofelia, a la que
pide, sin embargo, que ruegue a Dios por él.
En este proceso de reflexión también utiliza apóstrofes para encomendarse a su
amada como hemos visto en el verso 34. Usa otro en el verso 9,…y decir ven, consumación, yo te deseo,
para imprecar a la muerte real y definitiva.
Otras figuras que encontramos en el
texto son las que se comentan a continuación. El poema comienza con una
antítesis que sirve para plantear el tema que le atormenta: vivir o morir. Se
retoma uno de los significados primigenios del verbo ser, la de “existir”.
Nos
encontramos en el verso 3 una enumeración de los hechos o acciones que debe
soportar o arrostrar el alma, si la opción es la de vivir: ¿Qué es mejor para el alma, / sufrir insultos de Fortuna, golpes,
dardos,…
Volvemos
a encontrar una enumeración similar, incluso más ampliada en los versos del 15
al 19, con metáforas similares a las que comentaremos un poco más adelante que
resaltan el sufrimiento de la vida, como azotes,
burlas (15). Esta segunda enumeración
es más precisa y el mal y el sufrimiento que se presentaban en la primera como
más abstractos, aquí se concretan y se resalta aquellos aspectos sociales,
políticos y al mismo tiempo personales, que está sufriendo el personaje como
consecuencia de que su tío ha accedido al poder con malas artes y él es incapaz
de restablecer la justicia social y moral. Ante esta tesitura, en vez de
luchar, se plantea el suicidio, expresado con la metonimia del verso 21 “El filo desnudo del puñal”, en la
que se destaca el epíteto desnudo.
En
los versos 9 y 10 hay una concatenación pues se retoma la última palabra del
verso para iniciar el siguiente y desarrollar o ampliar la idea anterior:
…y decir: ven, consumación, yo
te deseo. Morir, dormir,
dormir… ¡Soñar acaso! ¡Qué
difícil! Pues en el sueño…
Las
construcciones metafóricas son abundantes y muy bellas, muestra del artificio
literario creado por el autor. En la serie o enumeración anterior, encontramos
en el verso 4 la siguiente: Levantarse en
armas contra el océano del mal, cuya significación real es la de luchar contra
el mal sabiendo que éste es inconmensurable, imparable y al final la batalla se
pierda. La connotación de la palabra océano
se asocia al poder inmenso del mal reforzando su fuerza y su poder.
Antes
había utilizado en el verso 3, la metáfora “insultos
de la Fortuna”, para significar que lo que le sucede al ser humano en su
vida terrenal, lo peor va a ser lo más
abundante, con lo cual se resalta la injusticia de la vida.
En
los versos 10 y 11, “Pues en el sueño /de
la muerte ¿qué sueños sobrevendrán…” Encontramos una metáfora pura: el
sueño de la muerte equivale a la hipotética vida que hay después de muertos.
Además entre estos dos versos hay un encabalgamiento quedando el verso encabalgado
en un braquistiquio al no llegar a cinco sílabas métricas. La incertidumbre de
la existencia después de morir se ve acrecentada con la pausa entre medias del
sirrema formado por el sintagma preposicional.
Más
construcciones metafóricas encontramos a continuación, por ejemplo en el verso
12, “ataduras mortales” para
referirse a la vida real, la existencia física. O en el verso 24 con una
expresión metafórica impura de éxito como es “tras la muerte -ese país por descubrir, de cuyos confines ningún
viajero retorna-”.
Hay
una pequeña gradación en el verso 5, “Morir,
dormir…” que no acaba pero que parece seguir por la presencia de los puntos
suspensivos y, cuyo próximo término probablemente sería “dejar de existir,
acabar”. Esta gradación la vuelve a
desarrollar aumentado la serie en el verso 9 y 10: “Morir, dormir… ¡Soñar acaso!”
El
dolor vital de Hamlet se acrecienta en el texto con la presencia de muchos
vocablos cuyo significado connota sufrimiento. Podemos resaltar: dilema(V.1), sufrir insultos(V.3), golpes
(V.3), dardos (V.4), morir (V.5), llagas del corazón(V.7), ataduras
mortales(V.12), herencia de la carne
(V.8),…
Hamlet
utiliza la palabra carne (V.8) como
símbolo también de la vida corporal, física, caduca, la parte más superficial del
ser humano, contrapuesta a la parte más espiritual, el alma.
La
presencia del epíteto del verso 30 “tenues
sombras”, cuando dice: …el natural
color de la resolución /se desvanece en tenues sombras del pensamiento,
se resalta la poca determinación, la indecisión, la falta de consistencia del
personaje, incapaz de iniciar la acción por sus paralizantes dudas.
Valoración
personal.
(2 puntos).
(El alumno redactará una valoración
personal acerca de las ideas que la obra –no el fragmento- le sugiere. Se valorará
su capacidad para relacionar la obra con otras manifestaciones artísticas, sean
literarias o no, de cualquier época).
Hay que
reconocer que Hamlet es una obra
redonda por muchos motivos. Trataremos de resaltar algunos. El argumento, -al
igual que los personajes-, aunque alejado en el tiempo, merece la atención del
lector. Es un asunto de honor mancillado en un personaje especial, un príncipe.
Este tema también está presente en el teatro español de la época, aunque los
personajes son villanos que también creen tener este derecho y, por tanto, a
defenderlo ante cualquiera que atente contra ellos que no sea el rey. Por este
diferente protagonismo, en Hamlet hablamos de tragedia y en el teatro español
de drama. Pero este conflicto de honor se enmarca en un contexto de
inestabilidad política. Por una parte, la sucesión en el trono danés; por otra,
la amenaza de la guerra con Noruega. En este momento de agitación es cuando
surge el conflicto. Recordemos que una de las razones que se dan al principio
de la obra para explicar la aparición del espectro vestido con armadura es
relacionar este hecho extraordinario con los preparativos militares por parte
del ejército danés. No es baladí esta cuestión, pues el príncipe Hamlet,
sabedor de su deshonra, no es capaz de lavar su honor personal ni asumir el
papel que como príncipe le corresponde. Esta inoperancia será catastrófica para
solucionar el problema que surge al final cuando muere Claudio, la reina y el
mismo príncipe, hasta Laertes, que había sido proclamado rey por el pueblo. La
corona será para Fortimbrás, el enemigo del pueblo danés, el que sin el
conocimiento de su tío el rey noruego, preparaba levas para guerrear con
Dinamarca al principio de la obra. En este sentido, la pasividad de Hamlet trae
consigo la desgracia del pueblo. Pero, además, en la propia obra aparecen las
ideas políticas de la época, recogidas en El
Príncipe de Nicolás Maquiavelo, que abogaba por un gobernante absoluto,
fuerte y responsable, algo que no es nuestro protagonista.
Continuando
con los méritos de la obra, Shakespeare ha creado unos personajes plenos y
contundentes, comenzando por el propio protagonista con una personalidad muy
compleja que el autor ha conseguido plasmar magistralmente. Cualquier lector
encuentra en este personaje matices, aristas interpretativas que lo enriquecen
en cuanto a su personalidad, independientemente de la simpatía que despierte.
Tres son las notas que llaman la atención: su tardanza en ejecutar la venganza,
los errores que comete y su forma genial de hablar. Los motivos por los cuales
no es capaz de cumplir con las exigencias propias de su responsabilidad son
complejas y todas pueden ser consideradas, y de ahí, como se ha dicho antes, la
riqueza del personaje: simple argucia para prolongar un argumento ya de por sí
muy extenso –la obra dura cuatro horas-, el propio carácter indeciso de la
personalidad, la paralización como consecuencia del complejo de Edipo de
Hamlet… En todo caso, parece ser claro que el propio discurso interno,
conciencia del personaje, o externo, lo que manifiesta a los demás, termina
siendo una traba para la acción. Es un discurso, desde el punto de vista
retórico, que busca en él mismo la razón de ser, de ahí el interés en la
perfección y la belleza y la obsesión por ridiculizar el habla de los demás
buscando su torpeza, su pobreza, sus contradicciones… La superioridad de Hamlet
sobre los demás personajes no se logra por la razón o por la superioridad de
las ideas, sino por el dominio de la retórica. Incluso, en sus momentos de
soledad, cuando no serían precisos esos alardes, la propia forma de pensar y de
hablar, termina por tener un peso determinante que le impide cumplir su misión
como personaje que debe lavar su honra personal y cumplir lo que se espera de
un príncipe con ya treinta años con una nación en peligro.
Y
hablando de personajes, tenemos otros que merecen la pena comentar. En muchos casos,
son complementarios. Entre los amigos de Hamlet encontramos reflejado las
distintas concepciones de la amistad: la de Horacio, que ha acudido voluntario
a la corte a acompañar al amigo en un momento delicado, la muerte de su padre,
que, cuando Hamlet, está a punto de morir, desea también quitarse la vida…; y
la de Rosencraz y Guildestein, que han acudido a la corte llamados por el rey y
servirán a éste anteponiendo la amistad con Hamlet y que serán castigados al
condenarles éste a ser decapitados cuando llegaran a Inglaterra y entregaran su
embajada donde iba escrita su sentencia de muerte.
También
entre los personajes femeninos hay una contraposición clara: Gertrudis, que
muestra la infidelidad prematura, no obedeciendo a su marido y que es
dramáticamente castigada muriendo envenenada por el propio amante-marido, y
Ofelia, que representa el amor puro, obediente a los dictados de padre y
hermano que la desaconsejan su amor por razones de estado, que soporta las
vejaciones del amante Hamlet y que paradójicamente, pero coherentemente,
termina enloqueciendo ante las sinrazones personales –de Hamlet- y políticas
–el pobre entierro de su padre.
Para acabar citaremos algunas obras
artísticas en la que se ha dejado notar
la influencia de Hamlet. Lo primero, sin embargo, será anotar la relación de la
obra con otras anteriores. Parece ser que Shakespeare desarrolló su argumento
basándose en la Leyenda de Amlet, relato
del siglo XIII.
La influencia de Hamlet en la
literatura posterior es enorme. Ya en vida de Shakespeare, la obra fue uno de
sus trabajos más reconocidos y una de sus piezas más representadas.
Además, ha ejercido una influencia
duradera en el teatro y la literatura posterior. En particular, sus soliloquios que Shakespeare utiliza para
explorar la mente de los personajes. Ha influido sobre todo en los novelistas
como Dickens y Joyce o en escritores americanos como William Faulkner o Herman Melville en “Movy Dick”. También, su obra influyó en
gran medida en la poesía posterior, sobre todo en la de los poetas
románticos.
Podemos mencionar la influencia de Hamlet
en otras artes. Por ejemplo, se han identificado 20.000 piezas de música
vinculadas a las obras de Shakespeare. Estos incluyen dos óperas de Giuseppe
Verdi, “Otello” y “Falstaff”.
Shakespeare también ha inspirado a
muchos pintores, entre ellos los románticos y los prerrafaelistas, como
Delacroix.
Y para terminar, hablaremos de cine.
Existen infinitas adaptaciones sumando las cinematográficas, teatrales y
televisivas de la obra Hamlet. Haremos referencia a unas pocas.
Ya en 1900 tenemos “Le duel a Hamlet”, con Sarah Bernhardt
disfrazada de hombre interpretando al príncipe de Dinamarca.
En 1990, apareció Hamlet de Franco Zefirelli protagonizada por Mel Gibson que se mete
bien en el papel de Hamlet, pero lleva su locura hacia el extremo paranoico.
En 1994 se estrena El Rey León de
RobMinkoff& Roger Allers, 1994). La película de animación producida por
Disney, si bien no es una adaptación directa del libro, su argumento sí que
está basado en él.
En 1996 Kenneth Branagh aporta su
visión del clásico dirigiendo e interpretando a Hamlet. Es la versión más fiel, literalmente, al texto de
Shakespeare; dura más de cuatro horas.
Para acabar, la última película es la del
2000, Hamlet, de Michael Almereyda, una adaptación ambientada en el mundo de la
tecnología.
Y, aunque no es una película
directamente basada en la obra, habremos de mencionar la película Anonymous, de
Roland Emmrich, que refleja muy bien cómo era el teatro isabelino y desarrolla
la teoría de que Shakespeare no fue el autor de sus obras, sino el conde de Oxford.
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Te presento esta novela ambientada en Salamanca que acabo de publicar, por si te animas a leerla. SINOPSIS El asesinato de un diputado en un museo de Madrid lleva a un inspector inexperto a Salamanca, circunscripción por la que es electo el difunto. Durante la estancia en la ciudad se adentrará en el mundo académico, político y social en busca de indicios que expliquen los motivos que han llevado al verdugo a cometer tal atrocidad. El proceso indagatorio conducirá al detective a plantearse alguno de los principios por los que ha de regirse en su oficio, después de entrevistarse con testigos poco habituales que no parecen entristecerse con la muerte del político y que no aportan datos significativos del caso. El ambiente de la localidad universitaria de principios de los noventa del siglo pasado, extraño para el protagonista, más la resolución del caso, le dejarán la sensación de fracaso de su valía profesional y, sobre todo, del papel que le corresponde como agente al servicio de la justicia. Puedes conseguir la novela en papel (16 €) o formato ebook (4,49 €) en varias plataformas on line, tanto en España, como en otros países -la forma más rápida en cualquier país es a través de AMAZON:
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