¿Quién me presta una
escalera,
para subir al madero,
para quitarle los
clavos
a Jesús el Nazareno?
Saeta popular.
¡Oh, la saeta, el cantar
al Cristo de los gitanos,
siempre con sangre en las manos,
siempre por desenclavar!
¡Cantar del pueblo andaluz,
que todas las primaveras
anda pidiendo escaleras
para subir a la cruz!
¡Cantar de la tierra mía,
que echa flores
al Jesús de la agonía,
y es la fe de mis mayores!
¡Oh, no eres tú mi cantar!
¡No puedo cantar, ni quiero
a ese Jesús del madero,
sino al que anduvo en el mar.
Campos de Castilla (versión de 1917).
ESTRUCTURA INTERNA.
1ª parte desde el verso 1 al 12. Exaltación de la
religiosidad tradicional del pueblo andaluz en la que predomina el culto a la
muerte y al sacrificio.
2ª parte desde el verso 13 al 16. En cambio, su creencia
religiosa se inclina por la admiración de un Dios vivo, -pescador de almas.
2.
Tema o temas del fragmento en relación con los temas de la obra.
El tema principal es la declaración del poeta en la que
expresa su creencia en una religiosidad viva y apostólica, frente a la
religiosidad tradicional y barroca del pueblo andaluz. No es habitual el
análisis del sentimiento religioso en Campos de Castilla. Aquí, Machado,
aparte de expresar su fe, aborda el tema para criticar lo pasado, lo
tradicional y caduco; critica una religiosidad externa, casi fetichista. Esta
concepción religiosa es una muestra más de la personalidad de los españoles, en
este caso de los andaluces, que dentro del programa novetaiochista es objetivo
de crítica y destierro en aras a lograr una renovación del país. La poca
curiosidad, la ociosidad, la incultura y una concepción religiosa tradicional
es el paquete de defectos que los escritores del 98 y Antonio Machado pretenden
erradicar.
Volviendo
al tema puramente religioso, el poeta expresa una creencia en un Jesús vivo y
activo. Es un modelo de hombre seguro, convencido de la necesidad de transmitir
su mensaje. Es un hombre mágico, poderoso, capaz de caminar en el mar, de
doblegar las fuerzas de la física. No es un mal modelo también para regenerar
la vida española. Y, desde el punto de vista religioso, implica una creencia
más en la palabra evangélica de fe y caridad y compromiso con el prójimo, que
la devoción milagrera, característica de la religiosidad tradicional.
3.
Comentario del simbolismo en el poema con relación a la obra.
No encontramos símbolos habituales de otros poemas de Campos
de Castilla. Sin embargo, en el breve poema se utiliza un símbolo potente
con la palabra “saeta”, que es una canción espontánea que alguien entre la
multitud que asiste a una procesión de Semana Santa, en la del Santo Entierro,
dirige a Jesús crucificado o a su madre María. La saeta se aproxima a la
canción española, caracterizada por su fuerte expresividad, en la que las
sílabas son pronunciadas alargando y modulando su sonido; es normal, también la
presencia de interjecciones propias e impropias. Con la saeta se expresa el
dolor desgarrador del que ha ofendido a Dios o a su madre. Es un proceso de
catarsis colectiva muy teatral. No implica una creencia basada en principios
éticos regeneradores. Parece más bien un ritual que sirve para mitigar la
culpabilidad, no para enmendar un error o un fallo. Desde este punto de vista, la
religión no es educativa ni sirve de proyecto ético que ayude a regenerar ni
las vidas personales ni las de un país.
Aunque
se afirma que las notas estilísticas de Antonio Machado se caracterizan por su
sencillez y naturalidad, notas estilísticas compartidas por todos los autores
de la Generación 98, es preciso también señalar que no desprecia las
posibilidades expresivas de los recursos literarios, como se puede demostrar en
el siguiente análisis.
Desde un punto de vista métrico, el poema
consta de 16 versos octosílabos, si bien el verso 10 es de pie quebrado, pues
mide exactamente la mitad que el resto; es decir, cuatro sílabas. Los versos se
agrupan de cuatro en cuatro. Las dos primeras estrofas son redondillas, al
igual que la última –riman en consonante con la estructura abba-; la tercera es
una cuarteta –con rima abab.
Desde un punto de vista prosodemático,
todos los versos son enunciados exclamativos con los que se expresan unos
sentimientos y creencias muy personales. Todo el poema presenta una entonación
exclamativa con la cual el poeta profundiza en el análisis del sentimiento
religioso del pueblo andaluz y del suyo propio.
Desde un punto de vista morfosintáctico, comprobamos
la escasez de verbos. Las tres primeras estrofas están constituidas por tres
enunciados no oracionales, que fundamentalmente son descriptivos. En la última
estrofa, los verbos están en presente de indicativo y en primera persona: con
ellos el poeta proclama su fe. Son oraciones sencillas en las que predomina la
relación coordinada entre las proposiciones.
Podemos comentar dos figuras literarias
basadas en aspectos morfosintácticos. Una anáfora en los versos 3 y 4: siempre con sangre en las manos, // siempre
por desenclavar; el adverbio “siempre” incide en la inmovilidad de los
sentimientos religiosos tradicionales, que cada Semana Santa se repiten
invariablemente. Anáfora y paralelismo encontramos en el verso inicial de la
segunda y tercera estrofa: ¡Cantar
del pueblo andaluz,…!, ¡Cantar de la tierra mía…!
Los sustantivos son casi todos concretos,
a pesar de abordar un tema en el que predominan los sentimientos religiosos:
saeta, cantar, gitanos, sangre, manos, pueblo escaleras, cruz… la selección de
tantos sustantivos concretos inciden en el sentimiento de rechazo que el poeta
siente por esa religión fetichista y poco espiritual.
Desde
un punto de vista semántico, señalamos la metonimia del verso 15: a ese Jesús del madero. Se toma el
material -madera- con el que está hecha la cruz, por ella misma.
[1] El mar de Galilea, también
llamado mar o lago de Tiberíades es un lago de agua dulce perteneciente a Israel.
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