Comentario de texto del poema XCIX: “Por tierras de España” (De Campos de Castilla) / Antonio Machado


El hombre de estos campos que incendia los pinares
y su despojo aguarda como botín de guerra,
antaño hubo raído los negros encinares,
talado los robustos robledos de la sierra.
Hoy ve a sus pobres hijos huyendo de sus lares;
la tempestad llevarse los limos de la tierra
por los sagrados ríos hacia los anchos mares;
y en páramos malditos trabaja, sufre y yerra.
Es hijo de una estirpe de rudos caminantes,
pastores que conducen sus hordas de merinos
a Extremadura fértil, rebaños trashumantes
que mancha el polvo y dora el sol de los caminos.
Pequeño, ágil, sufrido, los ojos de hombre astuto,
hundidos, recelosos, movibles; y trazadas
cual arco de ballesta, en el semblante enjuto
de pómulos salientes, las cejas muy pobladas.
Abunda el hombre malo del campo y de la aldea,
capaz de insanos vicios y crímenes bestiales,
que bajo el pardo sayo esconde un alma fea,
esclava de los siete pecados capitales.
Los ojos siempre turbios de envidia o de tristeza,
guarda su presa y llora la que el vecino alcanza;
ni para su infortunio ni goza su riqueza;
le hieren y acongojan fortuna y malandanza[1].
El numen de estos campos es sanguinario y fiero:
al declinar la tarde, sobre el remoto alcor,
veréis agigantarse la forma de un arquero,
la forma de un inmenso centauro[2] flechador.
Veréis llanuras bélicas y páramos de asceta
no fue por estos campos el bíblico jardín:
son tierras para el águila, un trozo de planeta
por donde cruza errante la sombra de Caín.

ESTRUCTURA INTERNA.
1ª parte desde el verso 1 al 8. El paisaje castellano casi desértico es consecuencia de la quema de los bosques. Esta práctica ha supuesto la erosión del terreno y, en consecuencia, la emigración de la población.
2ª parte desde el verso 9 al 12. La ganadería ha sido la actividad principal de Castilla.
3ª parte desde el verso 13 al 24. Retrato del castellano más común: pequeño, semblante enjuto…; y en cuanto a su carácter, lleno de vicios y defectos, especialmente del defecto de la envidia.
4ª parte desde la línea 25 a la 32. Reiteración por parte del poeta de la pobreza y la infertilidad de los páramos castellanos.

2. Tema o temas del fragmento en relación con los temas de la obra.
El principal tema es la descripción de los páramos castellanos y del carácter o personalidad de los castellanos. En esta ocasión, Antonio Machado, de los elementos paisajísticos castellanos, solo destaca los páramos, las llanuras secas infértiles. En este cuadro no solo resalta la morfología, sino que ahonda en las causas de la pobreza del suelo, que el poeta asocia a la costumbre desde antiguo de talar los bosques en búsqueda de pastos para el ganado. La consecuencia de esa práctica es el empobrecimiento del suelo por la erosión y, en definitiva, la despoblación. En la parte final del poema, a partir del verso 29, contrapone el paisaje seco y abrupto de Castilla por donde podría haber vagado Caín, con el edén bíblico:
Veréis llanuras bélicas y páramos de asceta
no fue por estos campos el bíblico jardín:
son tierras para el águila, un trozo de planeta
por donde cruza errante la sombra de Caín.
            Por la forma de tratar el tema, observamos en Machado la actitud más característica de la Generación del 98, cuando indaga y analiza la situación catastrófica de la nación a comienzos del siglo XX. El poeta no propone una solución para resolver la situación, pero, al resaltar las malas prácticas del pasado, está diciendo lo que no hay que hacer. Esta disposición entronca con el tema principal de Campos de Castilla: la búsqueda de lo auténtico, de lo que nos identifica como pueblo y el rechazo de aquellos defectos, como la envidia, que ha degradado a los españoles: Los ojos siempre turbios de envidia o de tristeza (verso 21).
            Otro tema del poema es el retrato tipo del hombre castellano. Lo importante en él no es el aspecto físico -prosopografía-, sino los detalles de su personalidad, la etopeya: sufrido, astuto, receloso. La conclusión a la que llega el poeta es que en el conjunto de castellanos hay que gente mala, llena de vicios. En esta ocasión la imagen ofrecida es muy negativa y pesimista, pues con tipos así es difícil mejorar la situación del país, como se puede ver en los versos a partir del 17:
Abunda el hombre malo del campo y de la aldea,
capaz de insanos vicios y crímenes bestiales,
que bajo el pardo sayo esconde un alma fea,
esclava de los siete pecados capitales.

3. Comentario del simbolismo en el poema con relación a la obra.
El paisaje castellano es para Machado siempre representativo de algún valor que el poeta quiere resaltar. De los rasgos del paisaje castellano, siempre repetitivos, en este poema trabaja con las llanuras castellanas: sus páramos. Debemos recordar en cuanto a la simbología utilizada que Castilla simboliza al conjunto del país. Esto se puede comprobar con el mismo título del poema que se comenta: “Por tierras de España”; no, por ejemplo, “por tierras de Castilla”.
            La visión pesimista del poema, en cuanto a la pobreza de la tierra y al carácter malvado de los castellanos, sobre todo su envidia, se representa simbólicamente con referencias bíblicas. En el verso 30: …no fue por estos campos el bíblico jardín. El bíblico jardín es el Edén, el paraíso donde Adán y Eva vivieron hasta que desobedecieron a Dios. El castigo fue la expulsión de ese lugar donde vivían sin trabajar. La expulsión supone la condena a vivir en una tierra estéril por la que vaga Caín, el hijo agricultor de Adán que, por envidia de su hermano Abel, lo mata y es condenado a vagar por una tierra pobre donde ejercerá su oficio de agricultor. El mal, la envidia de Caín, su crueldad, es el que tienen los castellanos que parecen condenados a expiar su pecado vagando, como Caín, en una tierra hostil, como se puede apreciar en los versos 21 al 23:
Los ojos siempre turbios de envidia o de tristeza,
guarda su presa y llora la que el vecino alcanza;
ni para su infortunio ni goza su riqueza
            Otro símbolo utilizado por Antonio Machado es el del río, con su agua que desemboca en el mar. El río es la vida; el mar, la muerte, el fin. Esta imagen simbólica es enriquecida en este poema. Representa la transformación como consecuencias del paso del tiempo. Como en otras ocasiones, menciona el pasado glorioso de España, hoy desaparecido. La decadencia de la nación se simboliza con la desaparición de los limos -riqueza del terreno-, que son arrastrados hasta acabar en el mar.
            Otro símbolo utilizado en varios poemas es la identificación del pastor solitario con un centauro, personaje mitológico, mitad hombre, mitad caballo. El campesino / pastor castellano se comporta como los centauros, que viven en un medio agreste, otean el horizonte para adivinar el tiempo -el destino, los centauros- y, como ha quedado claro en la anterior descripción de los castellanos, es presa de un comportamiento pasional, como el de los centauros, que simbolizan el conflicto entre los bajos instintos y el comportamiento civilizado.

3. Análisis del estilo del poema en relación con la obra a la que pertenece.
Aunque se afirma que las notas estilísticas de Antonio Machado se caracterizan por su sencillez y naturalidad, notas estilísticas compartidas por todos los autores de la Generación 98, es preciso también señalar que no desprecia las posibilidades expresivas de los recursos literarios, como se puede demostrar en el siguiente análisis.
Desde un punto de vista métrico, el poema consta de 32 versos alejandrinos que se agrupan de cuatro en cuatro y riman en consonante de manera alterna A B A B, formando serventesios, cada uno de los cuales cambia la rima.
Encontramos esticomitia pues la idea expresada se acopla o ajusta al verso.
Desde un punto de vista morfosintáctico, partiendo de que Machado describe a Castilla y a sus habitantes desde su presente, los verbos en mayor parte están en presente con un valor actual: coincide el acto de habla con la idea que transmite. Además, buena parte del poema es una descripción poética de los castellanos, también efectuada en presente, éste con valor intemporal, con verbos copulativos, como, por ejemplo, en el verso 25: el numen de estos campos es sanguinario y fiero. Con respecto a los verbos, hay que comentar en esta parte descriptiva, desde el verso 13 al 28, que en ocasiones se suprime; es decir, hay elipsis: por ejemplo, en los versos 13 y 14, Pequeño, ágil, sufrido, los ojos de hombre astuto, / hundidos, recelosos, movibles. Se busca la esencialidad, los rasgos del carácter, sin utilizar para ello verbos de estado.
Este carácter descriptivo se consigue con la acumulación de adjetivos especificativos que ofrecen una visión objetiva del campesino, por lo menos en los versos del 13 al 16:
Pequeño, ágil, sufrido, los ojos de hombre astuto,
hundidos, recelosos, movibles; y trazadas
cual arco de ballesta, en el semblante enjuto
de pómulos salientes, las cejas muy pobladas.
Sin embargo, en esta misma descripción, el poeta utiliza una comparación de carácter bélico muy usual por Machado. Al hablar de la forma curva de las cejas, compara esta característica geométrica con la forma de la ballesta en los versos 14 y 15: trazados cual arco de ballesta. El uso de este léxico bélico acrecienta el significado connotativo de dureza resaltado antes, cuando dice en el verso 15: semblante enjuto.
No siempre los adjetivos utilizados presentan este carácter objetivo. Los usados en el verso 18 claramente son epítetos, con los que pondera de los sustantivos cualidades inherentes a la propia naturaleza de esas palabras: insanos vicios y crímenes bestiales.
 Desde el punto de vista morfológico, se puede señalar la acumulación de estructuras bimembres con las cuales ordena el contenido y consigue ritmo. Algunos ejemplos de estas estructuras las encontramos en el verso 12: que mancha el polvo y dora el sol; en el verso 17: abunda el hombre malo del campo y de la aldea; en el verso 18: capaz de insanos vicios y crímenes bestiales; en el verso 21: ojos siempre turbios de envidia o de tristeza; en el verso 22: guarda su presa y llora; en el verso 23: ni para su infortunio ni goza su riqueza.
En sintaxis predomina la coordinación y la yuxtaposición, relación sintáctica propia de la descripción; por ejemplo, en los versos 1 al 4:
El hombre de estos campos que incendia los pinares
y su despojo aguarda como botín de guerra,
antaño hubo raído los negros encinares,
talado los robustos robledos de la sierra.
Hay también subordinadas adjetivas con carácter especificativo; por ejemplo, en el verso 1: El hombre de estos campos que incendia los pinares. También, comparativas para construir símiles; por ejemplo, en el verso 2: como botín de guerra; en el verso 15: cual arco de ballesta.
En cuanto al léxico, los sustantivos que predominan son diferentes según la parte del poema. En la primera parte, la descriptiva, abundan los concretos, pues se representa realidades: campos, en el verso 1; pinares, en el verso 1; despojo y botín, en el verso 2. En cambio, a partir del verso 17, los sustantivos más representativos son los abstractos, pues el poema se centra en rasgos de personalidad: vicios, en el verso 18; alma, en el verso 19; pecados, en el verso 20; envidia o tristeza, en el verso 21…
En cuanto al vocabulario, podemos comenzar el término raído del verso 3, con un sabor de palabra de terruñera, con el significado de “arrasar”. Ya sabemos el aprecio que los escritores de la Generación del 98 sentían por términos relacionados con lo más auténtico de los pueblos de Castilla.
 Desde un punto de vista semántico, hay que destacar la acumulación de palabras con un significado connotativo de negativo o destructivo: incendio (verso 1), despojo, (verso 2), botín, (verso 2), guerra, (verso 2), raído (verso 3), talado (verso 4), huyendo (verso 5), tempestad (verso 6), trabaja, sufre y yerra (verso 8) …
Éstas son algunas de las figuras literarias basadas en este plano del lenguaje. En el verso 2, y su despojo aguarda como botín de guerra, y en los versos 14 y 15, …y trazadas cual arco de ballesta…, hallamos dos símiles; los dos utilizando términos bélicos asociados a la dureza. En el verso siguiente, en el 3, la utilización de la palabra terruñera “raído” es metafórica; con ella se refiere al verbo “talar”, “cortar los robles”. Raer presenta dos acepciones: 1ª Raspar una superficie con un instrumento duro, áspero o cortante, o con otra superficie que roza, especialmente quitando lo que sobresale, como pelos, sustancias adheridas, pintura, etc. Por ejemplo "raer cuero" y 2ª Igualar con el rasero una cosa, especialmente las medidas de áridos (trigo, cebada, etc.). Otra metáfora hallamos en los versos 19 y 20: …un alma fea, esclava de los siete pecados capitales. El término figurado “esclava” corresponde al término real “sometida”.

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El ambiente de la localidad universitaria de principios de los noventa del siglo pasado, extraño para el protagonista, más la resolución del caso, le dejarán la sensación de fracaso de su valía profesional y, sobre todo, del papel que le corresponde como agente al servicio de la justicia. 




[1] Malandanza. Mala fortuna, desgracia en los sucesos.
[2]En la mitología griega, el centauro es una criatura con la cabeza, los brazos y el torso de un humano y el cuerpo y las patas de un caballo. Se trataba de seres salvajes, sin leyes ni hospitalidad, esclavos de las pasiones animales, muy inconstantes, que miran con frecuencia al cielo para determinar sus destinos. Son grandes astrólogos y muy aficionados a la adivinación.

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