VII
¡Colinas
plateadas,
grises alcores, cárdenas roquedas
por
donde traza el Duero
su curva de ballesta
en torno
a Soria, obscuros encinares,
ariscos pedregales, calvas
sierras,
caminos blancos y álamos del río,
tardes
de Soria, mística y guerrera,
hoy siento por vosotros, en
el fondo
del corazón, tristeza,
tristeza que es
amor! ¡Campos de Soria
donde parece que las rocas
sueñan,
conmigo vais! ¡Colinas plateadas,
grises
alcores, cárdenas roquedas!...
VIII
He vuelto
a ver los álamos dorados,
álamos del camino en la
ribera
del Duero, entre San Polo y San Saturio,
tras
las murallas viejas
de Soria -barbacana
hacia
Aragón, en castellana tierra.
Estos chopos del río, que
acompañan
con el sonido de sus hojas secas
el son
del agua, cuando el viento sopla,
tienen en sus
cortezas
grabadas iniciales que son nombres
de
enamorados, cifras que son fechas.
¡Álamos del amor que
ayer tuvisteis
de ruiseñores vuestras ramas llenas;
álamos
que seréis mañana liras
del viento perfumado en
primavera;
álamos del amor cerca del agua
que
corre y pasa y sueña,
álamos de las márgenes del
Duero,
conmigo vais, mi corazón os lleva!
IX
¡Oh,
sí! Conmigo vais, campos de Soria,
tardes tranquilas,
montes de violeta,
alamedas del río, verde sueño
del
suelo gris y de la parda tierra,
agria melancolía
de
la ciudad decrépita,
me
habéis llegado al alma,
¿o acaso estabais en el fondo de
ella?
¡Gentes del alto llano numantino
que a Dios
guardáis como cristianas viejas,
que el sol de España os
llene
de alegría, de luz y de riqueza!
ESTRUCTURA
INTERNA.
1ª
parte desde el verso 1 al 14. Exaltación del paisaje soriano por
haberle llegado al alma.
2ª
parte desde el verso 15 al 34. Del paisaje del entorno de la capital
de Soria, evoca los álamos del río, a los que relaciona con el
amor.
3ª
parte desde el verso 35 al 46. Admiración del poeta por todo lo que
el paisaje de Soria ha supuesto en su vida: ha habido una
identificación total. A ellos les desea lo mejor de la vida, alegría
y prosperidad.
Contextualización
del poema en el movimiento al que pertenece el autor y su obra.
Campos de Castilla
es un poemario de Antonio Machado, poeta sevillano nacido en 1875 y
muerto en Collioure (Francia) cuando salía camino del exilio después
de la derrota de la República en la Guerra Civil Española
(1936-1939). El poeta realizó dos ediciones de este título: una en
1912, poco antes de la muerte de su joven esposa Leonor y otra, en
1917, cuando residía en Baeza (Jaén).
Antonio Machado es un
escritor que vive el cambio de época literaria en las postrimerías
del siglo XIX y comienzos del XX. Es uno de los modernistas que se
oponen a la estética vulgar y decadente de los realistas. Sus
primeros pasos como poeta los da siguiendo la estela iniciada por
Rubén Darío, aunque su poesía expresa unos contenidos personales
de corte existencial, con temas como el paso inexorable del tiempo,
la muerte…, que tan solo aparecerán en el modernismo y en el poeta
nicaragüense en las etapas posteriores, sobre todo en Cantos
de vida y esperanza,
en 1905. Precisamente su obra poética inicial, Soledades.
Galerías. Otros poemas,
ve la luz en 1903, un poco antes de la publicación de esa obra del
poeta nicaragüense, aunque la edición definitiva la realiza Machado
en 1907.
Las
preocupaciones personales pronto se ampliaron a la preocupación por
el momento difícil que pasa España por esos años. Cuando surge
esta inquietud se produce una aproximación al movimiento
noventaiochista. Le generación del 98 está formada por un grupo de
escritores a cuya cabeza podemos situar a Miguel de Unamuno; otros
miembros destacados fueron Azorín. Ramiro de Maeztu, Pío Baroja,
Valle-Inclán y el mismo Rubén Darío. Con su labor creativa
pretenden analizar las causas por la cuales España ha llegado a la
situación de postración en la que se encuentra en ese momento. Y,
también, proponer una serie de medidas regeneracionistas que
acercaran al país a Europa. En definitiva, intentan ayudar a su
modernización. Buscando la esencia de lo verdaderamente auténtico
del carácter del pueblo español, creen que la esencia de España
está en Castilla, en su paisaje y en sus gentes. En esto coincide
Antonio Machado y la obra que mejor refleja esta inquietud es el
poemario de Campos
de Castilla.
Dentro de esta obra, el
poema que se comenta lo podríamos incluir en el grupo de los que
tienen como tema fundamental el paisaje asociado a la propia
personalidad del poeta. Además, también hay una relación con los
poemas centrados en su esposa Leonor, al resaltar la pasión amorosa.
Y por último, dentro del grupo de poemas en los que Antonio Machado
adopta una actitud crítica con la situación española de esos años,
ya que, en los últimos versos, desea lo mejor para la provincia de
Soria.
El último hito en la
evolución poética de Machado es la publicación en 1924 de su
poemario titulado Nuevas
canciones.
La colección
recoge apuntes de paisajes y poemas de circunstancias. Lo más
resaltable son “Los nuevos proverbios y cantares”, un centenar de
poemas que encierran un pensamiento, una paradoja… Las
preocupaciones filosóficas han pasado a primer término. Sin
embargo, es el inicio de su decadencia poética: su poesía posterior
es escasa y no forma un libro. Solo merecen la pena unas canciones a
Guiomar, un amor tardío, y unas cuantas poesías de guerra.
2.
Tema o temas del fragmento en relación con los temas de la obra.
El tema fundamental del
poema es la exaltación del paisaje en torno a Soria capital, con el
cual el alma del poeta se identifica. La experiencia soriana del
poeta es vital, no solo porque haya esa identificación o acomodación
de su forma de ser a las características del paisaje, sino porque la
relación amorosa del poeta con Leonor ha tenido lugar en ese
entorno.
Las notas del paisaje que
Machado resalta en el poema son sus colinas casi sin vegetación, los
roquedales, los encinares (versos 6 y 7): en
torno a Soria, obscuros encinares, // ariscos pedregales, calvas
sierras,…
Un poco más adelante, ya no solo resalta características físicas,
sino otras espirituales: mística
y guerrera
(verso 8). Con ese paisaje esencial, en el que predomina el silencio
y la fortaleza propia del guerrero, es el que se identifica el poeta.
Su personalidad es parecida: retraído, espiritual, adusto, sencillo…
Pero
la experiencia más importante del periplo soriano del poeta es el
descubrimiento del amor, la relación con Leonor. Esa experiencia es
evocada asociada a los paseos por las alamedas próximas a la ribera
del río Duero, por las que el poeta y, seguramente, su esposa,
paseaban. Esos momentos de intensidad amorosa son evocados por el
poeta y los asocia a los corazones grabados en la corteza de los
árboles, como símbolos de la intensidad emocional, como se puede
leer en los versos siguientes al 24: tienen
en sus cortezas // grabadas iniciales que son nombres // de
enamorados, cifras que son fechas. // ¡Álamos del amor…!
Sin embargo, a pesar del
carácter intimista del tema, el poeta incluye sus preocupaciones
sociales y regeneracionistas ya manifestados en otros poemas de
Campos
de Castilla.
Así aparece otro tema menor, como es la preocupación por el
problema de España, en los versos del 43 al 46:
¡Gentes
del alto llano numantino
que a Dios guardáis como
cristianas viejas,
que el sol de España os llene
de
alegría, de luz y de riqueza!
3.
Comentario del simbolismo en el poema con relación a la obra.
La asociación del paisaje
castellano al alma de poeta es frecuente en numerosos poemas de
Campos
de Castilla.
Las notas paisajísticas casi siempre son las mismas. Esta repetición
ahonda la relación de la personalidad de Machado y paisaje
castellano, que se convierte en símbolo. Las notas del paisaje que
Machado resalta en el poema son sus colinas casi sin vegetación, los
roquedales, los encinares (versos 6 y 7): en
torno a Soria, obscuros encinares, // ariscos pedregales, calvas
sierras,…
Un poco más adelante, ya no solo resalta características físicas,
sino otras espirituales: mística
y guerrera
(verso 8). Con ese paisaje esencial, en el que predomina el silencio
y la fortaleza propia del guerrero, es el que se identifica el poeta.
Su personalidad es parecida: retraído, espiritual, adusto, sencillo…
Uno
de los elementos de la naturaleza más importante de este poema son
los álamos, las alamedas, en la ribera que conduce desde la ciudad a
la ermita de San Saturio. El chopo, las alamedas, se convierten en
símbolo de la experiencia amorosa, del locus
amoenus
donde tiene lugar el encuentro amoroso de los novios. Los corazones
grabados con las iniciales de los amantes son la manifestación del
deseo de perpetuidad y continuidad de la intensidad amorosa de ese
encuentro. La intensidad de la experiencia amorosa de Machado es
parecida a la de esos amantes que dejan constancia de su amor
grabándolo en la corteza del árbol, como el poeta hace escribiendo
su sentimiento amoroso en un poema.
La
preocupación social queda también recogida en el poema con un
símbolo: el
sol de España,
del verso 45. Sol significa fuerza, vida, energía, renovación,
luz…, todas ellas son notas que connotan renovación, regeneración,
que es lo que desea a la provincia de Soria.
3.
Análisis del estilo del poema en relación con la obra a la que
pertenece.
Aunque se afirma que las
notas estilísticas de Antonio Machado se caracterizan por su
sencillez y naturalidad, notas estilísticas compartidas por todos
los autores de la Generación 98, es preciso también señalar que no
desprecia las posibilidades expresivas de los recursos literarios,
como se puede demostrar en el siguiente análisis.
Desde un punto de vista
métrico, el poema consta de 46 versos polimétricos; en concreto,
endecasílabos y heptasílabos sin una estructura concreta. Riman en
asonancia los versos pares quedando libres los impares. Esta
combinación de versos con esta rima se llama silva arromanzada.
Encontramos
encabalgamientos suaves en los versos 24, 25 y 26, y entre el verso
37 y 38. De mayor rendimiento expresivo son los encabalgamientos
abruptos que dan lugar a braquistiquios: hoy
siento por vosotros, en
el fondo //
del
corazón,
(versos 9 y 10); álamos
del camino en
la ribera,
// del
Duero,
entre San Polo y San Saturio
(versos
16 y 17). Al
constituir un grupo fónico tan breve, quedan marcadas tonalmente las
palabras de esos grupos fónicos tan cortos. Del mismo modo, se ha de
resaltar los numerosos versos con pausas internas. El 2, 5, 6 y 7.
Estás pausas imprimen un ritmo lento con el que cada palabra
adquiere un protagonismo remarcado: grises
alcores, cárdenas roquedas (verso
2); en
torno a Soria, obscuros encinares, // ariscos pedregales, calvas
sierras, (versos
5 y 6).
Por
último, señalamos la presencia de una rima interna
en el verso 6: en
torno a Soria, obscuros encinares, //
ariscos pedregales,
calvas sierras.
Desde un punto de vista
prosodemático, encontramos continuos apóstrofes cuando invoca a los
distintos parajes, como los que hay al comienzo del poema o, por
ejemplo, también, a partir del verso 35: ¡Oh,
sí! Conmigo vais, campos
de Soria, //
tardes
tranquilas,
montes
de violeta, //
alamedas
del río.
Además de estos vocativos, casi todos los versos son enunciados
exclamativos: del verso 1 al 14, del 27 al 34 o los versos finales,
del 43 hasta el 46. Si añadimos, la presencia de interjecciones en
el verso 35: ¡Oh,
sí!,
o interrogaciones directas con las que el poeta reflexiona, como en
el verso 42, ¿o
acaso estabais en el fondo de ella?,
nos percataremos de la honda emotividad del poema con la que Machado
se vincula emocionalmente a Soria.
Desde un punto de vista
morfosintáctico, casi todos los verbos están en presente, con los
cuales la exaltación del paisaje y el sentimiento expresado se hacen
más reales: traza
(verso 3), siento
(verso 9), tienen
(verso 24), vais
(verso 34) … Ese momento poético queda ligado a un pasado
inmediato con el pretérito perfecto compuesto del verso 15, he
vuelto a ver,
que tiene un valor repetitivo, de acción frecuente. Es preciso
también resaltar el presente de subjuntivo del verso 45, os
llene,
que constituye el núcleo de un enunciado desiderativo con el cual el
poeta suspira por un futuro halagüeño para los sorianos.
En cuanto a los adjetivos,
resaltamos el número tan elevado de ellos, sobre todo en la primera
parte, donde se describe el paisaje soriano. Esta descripción es
subjetiva, por eso predominan los adjetivos explicativos, entre los
que destacamos los numerosos epítetos: ¡Colinas
plateadas, grises
alcores, cárdenas
roquedas
por donde traza el Duero
su curva de
ballesta
en torno a Soria, obscuros
encinares, ariscos
pedregales, calvas
sierras,
caminos blancos
y álamos del río, …
Tanto estos epítetos, como
otros adjetivos explicativos, sirven al poeta para remarcar una serie
de cualidades del paisaje con las cuales el poeta se identifica más.
Se puede apreciar perfectamente, por ejemplo, en el verso 8: …tardes
de Soria, mística
y guerrera.
En sintaxis podemos
comentar que las oraciones son simples, aunque son periodos
sintácticos largos, con grupos nominales muy desarrollados, como
podemos comprobar con los primeros versos, cuya única oración se
prolonga desde el verso 1 al 11: ¡Colinas
plateadas, grises alcores…
Otro rasgo habitual del
estilo machadiano es la presencia de estructuras bimembres que
imprimen un marcado ritmo: tardes
de Soria, mística
y guerrera
(verso 8); también, en el verso 38, que, además, es un quiasmo:
del suelo
gris y de la parda tierra.
Otro, la repetición de palabras muy significativas, como en los
versos 10 y 11, que, además, es una anadiplosis:
…del
corazón, tristeza, //
tristeza
que es amor!;
también en los versos 15 y 16: He
vuelto a ver los álamos
dorados, // álamos
del camino en la ribera. Otra
repetición, en este caso una epanadiplosis,
se puede observar entre el verso 1 y el 11, al repetirse los versos
con los que se ha comenzado al final del periodo:
¡Colinas
plateadas,
grises alcores, cárdenas roquedas
por
donde traza el Duero…
…¡Colinas
plateadas,
grises alcores, cárdenas roquedas!...
Y,
todavía hay más repeticiones de palabras clave, como la anáfora de
los versos 27 y 31:
¡Álamos
del amor
que ayer tuvisteis
de ruiseñores vuestras ramas
llenas;
álamos que seréis mañana liras
del
viento perfumado en primavera; álamos
del amor
cerca del agua
que corre y pasa y sueña, álamos
de las márgenes del Duero,
Analizamos
las últimas figuras literarias basadas en este plano. Un hipérbaton
notable, con el cual el poeta amplifica la significación de la
palabra ruiseñores
en los versos 27 y 28 – el orden lógico sería vuestras
ramas llenas de ruiseñores-:
¡Álamos
del amor que ayer tuvisteis // de ruiseñores vuestras ramas
llenas.
Un polisíndeton en el verso 32 con el que se consigue aumentar la
sensación de dinamismo: que
corre
y pasa
y
sueña,
… y, lo contrario, un asíndeton en el verso 26, grabadas
iniciales que son nombres //
de enamorados,
cifras
que son fechas,
esas inscripciones son más que lo que se dice al no poner fin a la
serie con una conjunción copulativa. Otro asíndeton, más amplio,
encontramos en la enumeración que se inicia en el verso 35:
¡Oh,
sí! Conmigo vais,
campos de Soria, tardes
tranquilas, montes de violeta, alamedas
del río,
verde
sueño
del
suelo gris y de la parda tierra,
agria melancolía
de
la ciudad decrépita,
Desde
un punto de vista léxico-semántico, los
sustantivos referidos al paisaje son concretos y forman una isotopía
que incluye términos como colinas
(verso 1), alcores
(verso 2), roquedas
(verso 3), curva
(verso 4), encinares
(verso 5), …; sin embargo, también hay sustantivos abstractos
relacionados con las emociones: tristeza
(verso 10), amor
(verso 31), alma
(verso 41), alegría
(verso 46), … Muchos de los términos orográficos son palabras
terruñeras, especialmente queridas por los miembros de la Generación
del 98.
Desde un punto de vista
semántico, señalamos figuras literarias basadas en este plano del
lenguaje. En el verso 3, su
curva de ballesta…,
metáfora repetida en muchos de sus poemas, utiliza este término
bélico asociado a dureza y a un carácter recio. Otra metáfora
hallamos en el verso 19, también utilizada en otros poemas: …
Soria, barbacana
hacia Aragón, …El
término figurado “barbacana”, también un término militar;
corresponde al término real “saliente”: de la región de
Castilla, la provincia de Soria parece meterse en la región de
Aragón. Otra metáfora más en el verso 29: álamos
que seréis liras del viento
… Las ramas de los árboles, sin hojas se asemejarán a las cuerdas
del instrumento musical cuando el viento las mueva. Los mismos
árboles, mediante una metonimia, en el verso 31, se convierten en el
lugar del encuentro amoroso: …
álamos del amor cerca del agua
… Otra metonimia, ya sin originalidad expresiva, utiliza Machado en
el verso 34: mi
corazón os lleva!;
no solo el corazón, sino todo él. Muy significativa entre los
tropos es la metáfora, ya comentada al desarrollar los símbolos del
poema, que aparece en el verso 45, que
el sol de España os llene
…; el término metafórico, sol
de España,
corresponde al término real “prosperidad”: el sol es energía,
luz y vida. En el contexto de crisis de principios de siglo, Machado
desea que su amada Soria vaya a más.
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