SIMÓN.- ¿De las
leyes?[…] ¿Querrás creerme que hablando la otra noche don Justo de la muerte de
mi yerno, se dejó decir que nuestra legislación sobre los duelos necesitaba de
reforma, y que era una cosa muy cruel castigar con la misma pena al que admite
un desafío que al que le provoca? ¡Mira tú que disparate tan garrafal! ¡Como si
no fuese igual la culpa de ambos! Que lea, que lea los autores, y verá si
encuentra en alguno tal opinión.
TORCUATO.- No por
eso dejará de ser acertada. Los más de nuestros autores se han copiado unos a otros,
y apenas hay dos que hayan trabajado seriamente en descubrir el espíritu de
nuestras leyes. ¡Oh!, en esa parte lo mismo pienso yo que el señor don Justo.
SIMÓN.- Pero,
hombre...
TORCUATO.- En los
desafíos, señor, el que provoca es, por lo común, el más temerario y el que
tiene menos disculpa. Si está injuriado, ¿por qué no se queja a la justicia?
Los tribunales le oirán, y satisfarán su agravio, según las leyes. Si no lo
está, su provocación es un insulto insufrible; pero el desafiado...
SIMÓN.- Que se
queje también a la justicia.
TORCUATO.- ¿Y
quedará su honor bien puesto? El honor, señor, es un bien que todos debemos
conservar; pero es un bien que no está en nuestra mano, sino en la estimación
de los demás. La opinión pública le da y le quita. ¿Sabéis que quien no admite
un desafío es al instante tenido por cobarde? Si es un hombre ilustre, un
caballero, un militar, ¿de qué le servirá acudir a la justicia? La nota que le
impuso la opinión pública, ¿podrá borrarla una sentencia? Yo bien sé que el honor
es una quimera,
pero sé también que sin él no puede subsistir una monarquía; que es alma de la
sociedad; que distingue las condiciones y las clases; que es principio de mil
virtudes políticas, y, en fin, que la legislación, lejos de combatirle, debe
fomentarle y protegerle.
1. ESTRUCTURA
EXTERNA.
Fragmento
en prosa perteneciente a la obra dramática titulada El delincuente honrado, de
Melchor Gaspar Jovellanos, escritor español del siglo XVIII.
El
tipo de discurso principal es el diálogo, un diálogo teatral en el que las
intervenciones de los personajes están precedidas de su nombre. En el diálogo
podemos observar también, sobre todo en las intervenciones de Torcuato,
argumentación pues intenta convencer a su suegro de que su opinión sobre la
pena impuesta a los intervinientes en un duelo no puede ser igual para el
provocador que para el provocado.
2. ESTRUCTURA
INTERNA.
Según
el desarrollo del contenido podemos establecer dos partes:
La primera
desde el comienzo hasta la línea 5: la intervención de Simón inicial sirve para
plantear la cuestión sobre la que discuten: la injusticia con la que las leyes
castigan a los que se baten en duelo.
La segunda
comprende desde la línea 6 a la 22, donde se manifiestan las posturas
diferentes de los dos personajes: Simón cree que la legislación sobre los
duelos es justa porque castiga por igual a los que participan, mientras que
Torcuato cree que mayor culpa tiene el que provoca.
3. TEMA.
Discusión entre Simón y Torcuato sobre la
legislación que regula los duelos.
4. RESUMEN.
Simón
se dirige a su yerno para referirle la extrañeza que le ha causado el alcalde
don Justo al opinar que la legislación del momento sobre los duelos era
injusta. Su sorpresa aumenta al oír a su yerno Torcuato opinar de una manera
similar a la expresada por el alcalde mayor. Simón cree que su postura de
castigar por igual a los intervinientes en un duelo viene avalada por muchos legisladores;
en cambio, Torcuato los desacredita al decir de ellos que la mayoría no tiene
una opinión formada y tan solo repiten lo dicho por otros. Para él, en esta
cuestión, tiene más culpa el que desafía, porque tiene la posibilidad de acudir
a los tribunales para reclamar justicia del agravio del que se queja; en
cambio, el provocado no lo puede hacer, pues su honor se ve comprometido y éste
no lo devuelve una sentencia judicial, aunque sea a su favor, porque ante la
gente quedará como un cobarde por negarse a batirse.
5. CARACTERÍSTICAS
DE LA LITERATURA DEL SIGLO XVIII PRESENTES EN ESTE TEXTO.
Jovellanos,
como escritor perteneciente a la minoría ilustrada del siglo XVIII, desea
cambiar las costumbres que los gobernantes creen perniciosas de la sociedad de
ese momento. El afán reformador del Despotismo Ilustrado abarca cuestiones
materiales, pero también otras como la vestimenta o, como en este caso, la
forma de resolver las diferencias entre personas de alcurnia. El concepto tradicional
de honor, que solo se recupera con el derramamiento de sangre del ofensor, es
una costumbre a desterrar en la sociedad civilizada sometida al imperio de la
ley que los ilustrados pretenden implantar en la España de ese momento. El
honor entendido de la manera que lo hace Torcuato pertenece al pasado que los
ilustrados pretenden superar; la dejación de las diferencias entre personas en
manos de la justicia es lo que defiende Simón. Es paradójico que sea una
persona joven la que defienda lo tradicional y un viejo defienda una justicia
moderna que impere sobre todos los ciudadanos.
En
este sentido, el género más apropiado para modificar la mentalidad de la gente
sobre el asunto es el teatro, porque éste es un espectáculo de masas y el poder
de influencia es mayor. Y, como se ha dicho antes, los escritores ilustrados no
solo pretenden divertir o entretener, sino educar; es decir, estamos ante una
obra didáctica, que es una de las características de la literatura neoclásica
del siglo XVIII.
6. COMENTARIO
DE LAS PRINCIPALES FIGUREAS LITERARIAS.
El
lenguaje de los escritores ilustrados pretende ser natural e instrumental en
aras de conseguir los objetivos antes comentados. Por eso destierran los
artificios literarios que exalten la estética del estilo personal del autor. A
pesar de lo dicho antes, podemos comentar las siguientes figuras, que están más
relacionadas con elaboración de un discurso efectivo que de un discurso
estético.
FIGURA
|
LÍNEA
|
CITA
|
INTERPRETACIÓN
|
Apóstrofe
|
10
|
En los desafíos, señor,
el que…
|
Con este vocativo
Torcuato interpela a su interlocutor. Siempre que se refiere a él, lo
utiliza; por ejemplo, también lo hace en la línea 15.
|
Repeticiones
|
4
|
Que lea, que lea
|
Repetición expresiva,
propia de un registro coloquial con la cual Simón pretende rebatir la opinión
de don Justo.
|
Enumeración y
asíndeton
|
18
|
Si es un hombre
ilustre, un caballero, un militar, …
|
En la serie de
sustantivos no hay la conjunción y entre el penúltimo y el último término.
Con la ausencia de la conjunción, la serie podía continuar en la línea
marcada por los sustantivos que aparecen.
|
Enumeración y
anáfora
|
20/23
|
…sé que el
honor es una quimera, pero sé también que sin él no puede subsistir
una monarquía; que es alma de la sociedad; que distingue las
condiciones y las clases; que es principio de mil virtudes políticas,
y, en fin, que la legislación, lejos de combatirle, debe fomentarle y
protegerle.
|
Formada por la serie de enunciados que funcionan como C.D. y que están
precedidos de la conjunción que.
Con esta serie de enunciados Torcuato reafirma sus creencias.
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Metáfora
continuada
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19
|
La nota que le
impuso la opinión pública, ¿podrá borrarla una sentencia?
|
El término metafórico “nota” equivale al término real “opinión”. Más
adelante, continuando con el desarrollo de la metáfora, se pregunta Torcuato
metafóricamente quién puede cambiar/borrar la nota/la opinión de la gente.
Al mencionar el juicio u opinión de la gente hace referencia a “nota”,
que es un documento escrito, que permanece más tiempo que lo que se dice
oralmente, con lo cual es más difícil cambiar la opinión formada si ésta se
ha puesto por escrito..
|
Sueño o ilusión que es producto de
la imaginación y que se anhela o se persigue pese a ser muy improbable que se
realice.
Un poco de publicidad personal...
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