A
UN OLMO SECO
Al olmo viejo,
hendido por el rayo
y en su mitad podrido,
con las
lluvias de abril y el sol de mayo
algunas hojas verdes le
han salido.
¡El
olmo centenario en la colina
que lame el Duero! Un musgo
amarillento
le mancha la corteza blanquecina
al
tronco carcomido y polvoriento.
No
será, cual los álamos cantores
que guardan el camino y la
ribera,
habitado de pardos ruiseñores.
Ejército
de hormigas en hilera
va trepando por él, y en sus
entrañas
urden sus telas grises las arañas.
Antes
que te derribe, olmo del Duero,
con su hacha el leñador, y
el carpintero
te convierta en melena de campana,
lanza
de carro o yugo de carreta;
antes que rojo en el hogar,
mañana,
ardas en alguna mísera caseta,
al borde
de un camino;
antes que te descuaje un torbellino
y
tronche el soplo de las sierras blancas;
antes que el río
hasta la mar te empuje
por valles y barrancas,
olmo,
quiero anotar en mi cartera
la gracia de tu rama
verdecida.
Mi corazón espera
también, hacia la
luz y hacia la vida,
otro milagro de la primavera.
Soria,
1912
Estructura
interna.
La
primera parte comprende desde el verso 1 al 14. Se trata de una
descripción poética del árbol: hay un brote verde, está lleno de
musgo, por su corteza se mueven hormigas y se encuentra situado en un
monte o colina que bordea el río Duero.
La
segunda parte, del verso 15 al 27, el poeta expresa el deseo de
escribir un poema por haber descubierto un brote verde en el árbol
seco y a punto de morir.
En
la última parte, formada por los tres últimos versos, del 28 al 30,
el poeta anhela -mi corazón-, al igual que el nacimiento del brote
en el olmo, que haya otro milagro y su mujer se recupere y viva.
Resumen.
El poeta canta a un olmo
viejo, podrido por dentro, al que le han salido unas hojas verdes. No
es un olmo joven y vulgar, como los que se encuentran en los caminos.
Se halla en una colina a la que bordea el río Duero. Al ver ese
brote, el poeta siente la necesidad de plasmar en versos ese hálito
de vida que ha brotado en el viejo árbol antes de que éste muera
definitivamente y su madera sea transformada por un carpintero o
usada para calentar un hogar. Igualmente, el poeta anhela que se
produzca también un milagro y alberga la esperanza de que la vida
continúe [de que su mujer siga viva].
Contextualización
del poema en el movimiento al que pertenece el autor y su obra.
Campos de Castilla
es un poemario de Antonio Machado, poeta sevillano nacido en 1875 y
muerto en Collioure (Francia) cuando salía camino del exilio después
de la derrota de la República en la Guerra Civil Española
(1936-1939). El poeta realizó dos ediciones de este título: una en
1912, poco antes de la muerte de su joven esposa Leonor y otra, en
1917, cuando residía en Baeza (Jaén).
Antonio Machado es un
escritor que vive el cambio de época literaria en las postrimerías
del siglo XIX y comienzos del XX. Es uno de los modernistas que se
oponen a la estética vulgar y decadente de los realistas. Sus
primeros pasos como poeta los da siguiendo la estela iniciada por
Rubén Darío, aunque su poesía expresa unos contenidos personales
de corte existencial, con temas como el paso inexorable del tiempo,
la muerte…, que tan solo aparecerán en el modernismo y en el poeta
nicaragüense en las etapas posteriores, sobre todo en Cantos
de vida y esperanza,
en 1905. Precisamente su obra poética inicial, Soledades.
Galerías. Otros poemas,
ve la luz en 1903, un poco antes de la publicación de esa obra del
poeta nicaragüense, aunque la edición definitiva la realiza Machado
en 1907.
Las
preocupaciones personales pronto se ampliaron a la preocupación por
el momento difícil que pasa España por esos años. Cuando surge
esta inquietud se produce una aproximación al movimiento
noventaiochista. Le generación del 98 está formada por un grupo de
escritores a cuya cabeza podemos situar a Miguel de Unamuno; otros
miembros destacados fueron Azorín. Ramiro de Maeztu, Pío Baroja,
Valle-Inclán y el mismo Rubén Darío. Con su labor creativa
pretenden analizar las causas por la cuales España ha llegado a la
situación de postración en la que se encuentra en ese momento. Y,
también, proponer una serie de medidas regeneracionistas que
acercaran al país a Europa. En definitiva, intentan ayudar a su
modernización. Buscando la esencia de lo verdaderamente auténtico
del carácter del pueblo español, creen que la esencia de España
está en Castilla, en su paisaje y en sus gentes. En esto coincide
Antonio Machado y la obra que mejor refleja esta inquietud es el
poemario de Campos
de Castilla.
Dentro de esta obra, el
poema que se comenta lo podríamos incluir en el grupo de los que
tienen como tema fundamental la relación amorosa con su mujer
Leonor, durante su enfermedad, como en este poema, o después de su
muerte.
El último hito en la
evolución poética de Machado es la publicación en 1924 de su
poemario titulado Nuevas
canciones.
La colección
recoge apuntes de paisajes y poemas de circunstancias. Lo más
resaltable son “Los nuevos proverbios y cantares”, un centenar de
poemas que encierran un pensamiento, una paradoja… Las
preocupaciones filosóficas han pasado a primer término. Sin
embargo, es el inicio de su decadencia poética: su poesía posterior
es escasa y no forma un libro. Solo merecen la pena unas canciones a
Guiomar, un amor tardío, y unas cuantas poesías de guerra.
Tema
o temas deL POEMA en relación con los temas de la obra.
El tema principal del poema
es el anhelo del poeta de que la naturaleza efectúe un milagro para
que su mujer siga viva, al igual que el olmo reverdecido. Sería uno
de los poemas de Campos
de Castilla
dedicados a Leonor, su esposa. Sabemos que, en 1911, gracias a una
beca para ampliar estudios, Machado, con Leonor, marcha a París.
Allí su mujer sufre una hemoptisis (un vómito de sangre,
consecuencia de una hemorragia de la mucosa pulmonar, síntoma de la
tuberculosis). Como consecuencia, regresan a Soria. Un año después,
en agosto de 1912, muere Leonor y Machado se va a Baeza. El poema
está fechado en 1912, probablemente en primavera, por el
reverdecimiento del árbol que se canta en el poema, por lo tanto, en
el desarrollo de la enfermedad de su mujer, anhelando el poeta una
curación casi imposible, por eso habla de milagro (verso 30).
Como se ha analizado en la
estructura interna, la primera parte es una aproximación emocional
del poeta a un viejo olmo que, con el despuntar de la primavera, echa
algún brote que denota que en él aún hay vida. Esa esperanza, esa
fuerza vital de la primavera es la que quiere para él y para su
joven esposa enferma: si su mujer logra vencer a la muerte,
significará que él también vivirá, pues ella es todo para él,
que se identifica con ese árbol viejo a punto de ser desgajado.
3.
Comentario del simbolismo en el poema con relación a la obra.
El poema está compuesto en
Soria en el año 1912, estando su esposa Leonor enferma grave. Este
dato permite dar a los versos finales un sentido muy concreto cargado
de emoción. El estado atormentado del poeta, lleno de dolor y falto
de esperanza, se puede apreciar en los versos finales, 28, 29 y 30:
Mi
corazón espera
también, hacia la luz y hacia la
vida,
otro milagro de la primavera.
El poema tiene un claro
simbolismo. El olmo viejo representa al propio poeta. Éste se
identifica con el árbol viejo, esperando que el milagro de la vida,
que se produce en primavera al nacerle un pequeño brote, se produzca
también en él: que su mujer, que es parte de él, continúe
viviendo. Hay que tener en cuenta que Machado, 18 años mayor que su
esposa, -él, en esos momentos tenía 37 años y ella, 19- se siente
muy mayor. A lo largo de su vida ha ido viviendo una serie de
experiencias que le han conducido hasta ese presente en el que se
siente como el viejo olmo. Algunas notas aportadas del estado del
olmo tienen un significado connotativo semejante al estado emocional
y vital en el que se encuentra el poeta: hendido
por el rayo (verso
1); podrido
(verso
2); carcomido
(verso
8); polvoriento
(verso
8); telas
grises…
(verso 14). El poema, después de los años vividos, se siente vacío
y herido, sin futuro si su mujer muere.
Por
otra parte, de manera más amplia, se puede comentar que Antonio
Machado se identifica con el paisaje castellano, especialmente el
paisaje soriano, reflejado en tantos poemas de Campos
de Castilla.
Para concluir, se podría
mencionar otros símbolos que aparecen en otros poemas de Machado,
como es el río para representar el ciclo vital de los seres humanos
y la mar para simbolizar la muerte, como se puede comprobar en los
versos 22 y 23: antes
que el río hasta la mar te empuje // por valles y barrancas, …
3.
Análisis del estilo del poema en relación con la obra a la que
pertenece.
Aunque se afirma que las
notas estilísticas de Antonio Machado se caracterizan por su
sencillez y naturalidad, notas estilísticas compartidas por todos
los autores de la Generación 98, es preciso también señalar que no
desprecia las posibilidades expresivas de los recursos literarios,
como se puede demostrar en el siguiente análisis.
Desde un punto de vista
métrico, nos encontramos con 30
versos endecasílabos y heptasílabos, que riman a gusto del poeta
formando, por tanto, una silva. Los versos no se agrupan en estrofas
regulares; del mismo modo, la estructura de la rima varía e,
incluso, algún verso es libre, como el 24. La mayor parte de la
estructura de la rima es cruzada, pero también la hay continua,
como, por ejemplo, la de los versos 13 y 14.
En el poema hay una
esticomitia
perfecta. Por otro lado, se ha de comentar un braquistiquio
fundamental en el verso 27: Mi
corazón espera // también,
hacia la luz y hacia la vida,
… Separado del resto de palabras del verso con una pausa interna,
adquiere un protagonismo tonal, -próxima a la entonación
exclamativa-, con el se pone de relieve la esperanza de que el
milagro no solo se produzca en el olmo, sino también
en él.
Desde el punto de vista
prosodemático, nos encontramos con un vocativo o apóstrofe en el
verso 15: Antes
que te derribe, olmo del Duero,...
La entonación de los vocativos es exclamativa y la palabra queda
marcada tonalmente. No solo la invocación al olmo viejo se realiza
por medio de este procedimiento; hay otros que también lo hacen
remarcando el nivel tonal: por ejemplo, en el verso uno, hay una
pausa interna, creando un grupo fónico muy corto, Al
olmo viejo,…,
además, un enunciado no oracional exclamativo en los versos 5 y 6:
¡El olmo
centenario en la colina // que lame el Duero! Todos
estos procedimientos tonales resaltan la expresión emotiva con la
cual el poeta se aproxima a la descripción del árbol.
Desde un punto de vista
morfosintáctico, continuando con la descripción del olmo, se
realiza ésta con notas objetivas referidas al renacer de la
primavera, de la vida, en ese viejo árbol. Muchas de ellas son
objetivas y por ello, el poeta utiliza adjetivos especificativos,
como en verso 2, en
su mitad podrido,
en el 5, El
olmo centenario;
un musgo
amarillento…
Otros son
epítetos; es decir, con una intención ornamental, por una parte,
resaltando una de las cualidades inherentes de los sustantivos a los
que califican: pardos
ruiseñores,
en el verso 11; telas
grises las arañas,…;
por otra, mediante estos adjetivos, Machado ofrece una visión muy
personal de esas realidades buscando aquellas notas que se acomodan
mejor a su estado de ánimo y a su forma de ver la vida.
En cuanto a los verbos,
mencionamos en primer lugar el pretérito perfecto compuesto del
verso 4: algunas
hojas verdes le han
salido.
La presencia de esas hojas es reciente, es una acción pasada, pero
ligada al presente en el que se encuentra el poeta que contempla al
árbol. El resto de las formas pertenecen al presente indicativo. Con
el indicativo describe la realidad contemplada, por eso presentan un
valor de presente actual cuya acción se corresponde con la visión
del olmo por parte del poeta: mancha
(Verso 7), quiero
anotar
(Verso 26) y mi
corazón espera
(Verso 28). Además, hay una perífrasis de gerundio en el verso 13
que acrecienta el valor del presente actual: va
trepando.
En cuanto a la sintaxis, el
texto está compuesto por una serie de oraciones simples con
sintagmas muy desarrollados. Lo más llamativo es la presencia de
varias proposiciones subordinadas adverbiales de tiempo, con una
estructura paralelística que imprime ritmo, a partir del verso 15:
antes que
te derribe… antes que rojo… antes que te descuaje… antes que el
río…
Una
característica morfológica resaltable es la presencia de
innumerables estructuras bimembres que confieren al poema un ritmo
muy marcado, como podemos observar en el verso 3:
con las lluvias de
abril y el
sol de mayo…, o en el
verso 8: al tronco carcomido
y polvoriento…
Hay varias figuras
retóricas de este plano, mencionamos un hipérbaton llamativo en los
versos 1 y 4:
Al olmo viejo, hendido por el rayo // y en su mitad podrido, //con
las lluvias de abril y el sol de mayo//algunas hojas verdes le han
salido.
El orden es:
algunas hojas verdes le han salido al olmo viejo, hendido por el
rayo.
Al colocar al inicio del enunciado al olmo, se pondera y centra esta
palabra clave en el desarrollo del poema.
Los paralelismos son
numerosos. Por ejemplo, en los verso 17 y 18: te
convierta en melena
de campana,
// lanza
de carro
o yugo
de carreta.
Se repite la misma estructura sintáctica con la que se consigue
ritmo. Además, en los mismos versos, hay una enumeración de los
objetos en los que se podría transformar la madera del árbol.
Desde un punto de vista
léxico- semántico, señalamos la presencia de un léxico sencillo
relacionado con la naturaleza y el paisaje: olmo
viejo
(verso 1), lluvias
de abril
(verso 3), el
sol de mayo
(verso 3), hojas
verdes
(verso 4)…
En cuanto a las figuras
literarias, hay una metáfora en el verso 12: Ejército
de hormigas en hilera.
El término metafórico, ejército de hormigas, corresponde con el
término real muchedumbre, masa… Se resalta de las hormigas su
disciplina y orden, cualidades propias de los ejércitos. Antes, en
los versos 9 y 10, hay un símil: No
será, cual los álamos //cantores que guardan el camino y la ribera,
// habitado de pardos ruiseñores. No
se utiliza el nexo como,
sino cual,
pronombre relativo. Es una comparación en negativo. El olmo viejo,
solitario, desprecia a los olmos cantores de la ribera y el camino.
En este mismo verso 9, hay una metonimia: No
será, cual los álamos cantores…
Hay una relación de
contigüidad espacial: los árboles no pueden ser cantores, sino los
pájaros que los habitan, los ruiseñores. Una metonimia encontramos
en el verso 28: Mi
corazón espera…
Espera no solo el corazón,
sino todo él. Se utiliza una parte del ser, por todo él. Que sea el
corazón el que espera es significativo: es el sentimiento amoroso el
que anhela. Anhela que su mujer se recupere. Y, para concluir con el
grupo de figuras de este plano, se comentan dos personificaciones.
Una en los versos 5 y 6: ¡El
olmo centenario en la colina que lame el Duero…
Se aplica una cualidad de
un ser vivo, como lamer, a la corriente de agua del río. Podemos
considerar la expresión una imagen: el curso del río en ese paraje
es muy lento; parece que acaricia suavemente la colina. Y en el verso
13: …y
en sus entrañas urden sus telas grises arañas.
A la oquedad
del árbol viejo, se la denomina con una palabra aplicada a seres
vivos. La identificación del poeta con el árbol se acrecienta con
este recurso. Hace referencia a lo más profundo del ser humano. Por
otra parte, la presencia de arañas en el interior del árbol se
puede identificar con la soledad, abandono del alma del poeta.
Recordamos que en este
plano habría que analizar los símbolos: la primavera que explota en
mil formas de vida anima al poeta a esperar que su esposa supere la
enfermedad.
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