[…]LISÍSTRATA. ¡Dichosas mujeres! Basta
ya de disparates. Os despepitáis por los hombres, seguro. (Se dirige a otra de ellas). Pero, ¿crees que ellos no se
despepitan por nosotras? Terribles, bien lo sé, son las noches que pasan ellos.
Resistid, valientes, y soportadlo un poco de tiempo más, pues según un oráculo
vamos a vencer si no reñimos. El oráculo está aquí. (Muestra un rollo.)
MUJER TERCERA. Léenos lo
que dice.
LISÍSTRATA. Pues callaos.
«Cuando los pájaros se acurruquen en un solo lugar huyendo
de las abubillas,
y se abstengan
del falo, se
producirá el cese de
sus desgracias, y
lo que está encima
lo pondrá debajo
Zeus, de resonante voz...»
MUJER TERCERA. ¿Que nos
tumbaremos nosotras encima?
LISÍSTRATA. «... pero si
se separan y se elevan volando con sus alas fuera
del sagrado templo
los pájaros, no
habrá ya ave
alguna que resulte
ser más pelanduscona».
MUJER TERCERA. A las
claras es el oráculo, por Zeus. ¡Dioses todos!
LISÍSTRATA. No tenemos
que renunciar por mucho que soportemos. Vamos adentro: que sería
bochornoso el caso,
queridas, si traicionamos
al oráculo. (Se van LISÍSTRATA y
las mujeres).
CORO DE ANCIANOS.
Una historia quiero
contaros,
que escuché un día cuando
era niño.
Érase una vez un
muchacho, Melanio,
que
rehuyendo el
matrimonio se llegó
a un lugar
desierto, y
por los montes
habitaba.
Cazaba liebres
con redes que trenzaba,
y nunca más regresó a su
casa, por esa aversión.
Hasta tal punto aborrecía
aquél a las mujeres, y nosotros,
ni pizca menos que
Melanio, pues somos juiciosos.
EL CORIFEO. Vieja, quiero
darte un beso...
LA CORIFEO. Así no te van
a hacer falta cebollas.
EL CORIFEO. ...y levantar
así (Levanta la pierna) y pegarte una patada.
LA CORIFEO. Maleza espesa
la que llevas.
[…]
CORO DE MUJERES.
También yo quiero
contaros a mi vez
una historia, frente a la
de Melanio.
Érase una vez un tal
Timón, errabundo,
con inexpugnables pinchos
bien cercado su rostro,
de las Erinias áspero brote.
Pues este Timón,
por odio, lejos partió,
tras mucho maldecir a los
hombres perversos.
Hasta ese punto odiaba
aquél, en vez de a nosotras, a los perversos
hombres, pero para las
mujeres era muy cariñoso.
Contextualización
de este fragmento dentro de la obra a la que pertenece.
Las obras teatrales griegas no están
divididas en actos ni en escenas. El fragmento lo podemos situar en el
desarrollo del conflicto, en un momento delicado de la estrategia planteada por
la protagonista y todas las mujeres, encerradas en la Acrópolis, para acabar
con el fin de los enfrentamientos que mantienen las monarquías griegas. Lisístrata
ha conseguido transmitir a las mujeres de todas las regiones la idea de la
abstinencia sexual mientras perduren los enfrentamientos. Al principio no fue
bien acogida, pero las convence recordándoles las consecuencias de la guerra,
de cómo viven solas y de cómo mueren sus hijos. Además, para privar a los
hombres de dinero para sufragar la guerra, se han encerrado en la Acrópolis
para ser ellas las que lo administren. Han desafiado el orden establecido y,
bien con amenazas de los hombres, representados en el coro de ancianos, bien
con el ejercicio de la autoridad, representada por el Comisario, intentan expulsarlas
del lugar sagrado. Ellas aguantan, aunque algunas mujeres están a punto de
ceder ante el apremio del deseo sexual, momento en el que podemos situar el
texto. Esa capacidad de aguante, al final, dará resultado, cuando los laconios
se presenten dispuestos a pactar y la protagonista sea la mediadora de los
bandos enfrentados.
La importancia del fragmento es doble.
Por una parte, se refrescan las causas del conflicto y por otra parte se
reproduce uno de los agones presentes en la obra entre
mujeres y hombres.
Situación de la obra a la que pertenece el
fragmento y su autor en su contexto histórico-literario.
Para la mayoría de las civilizaciones de
la antigüedad la literatura estaba ligada al mito, la leyenda y la religión.
Grecia se ha constituido en la más representativa de las civilizaciones
antiguas, aunque esta surgió en Creta (Cultura minoica), una isla localizada en el mar Mediterráneo; este
pueblo se dedicaba básicamente al comercio marítimo. En la Grecia continental
comienza a forjarse una cultura agrícola y comerciante dedicada a producir y
comerciar con vino y aceite. La organización política consistía en una
agrupación de pequeñas comarcas que giraban en torno a una polis o
ciudad-estado. Una de ellas fue Atenas que se caracterizó por su progreso en
las artes, y otra fue Esparta, una potencia militar fundada en el principio de
la disciplina. Estas dos grandes ciudades mantuvieron diferencias y enfrentamientos;
sin embargo, la invasión de los persas permitió por un breve lapso de tiempo
olvidar esto. La amenaza persa fue derrotada en Maratón en el 490 a de C. y más
tarde en Salamina y Platea por un ejército conjunto.
Lisístrata es una comedia de Aristófones. El
origen del teatro está ligado al culto de Dionisio; es decir, tiene un origen
religioso. Desde el punto de vista de la historia de la literatura, el teatro,
como género literario es posterior a la épica. Podemos situar el comienzo del
teatro en el siglo VI antes de Cristo. El teatro era un espectáculo público. Se
escribía pensando en su representación, que era un acontecimiento esperado por
todo el pueblo. A la función acudía prácticamente toda la sociedad griega. El
teatro se relaciona con la democracia y cumplía principalmente dos funciones:
la cohesión social, -junto a la religión ofrecían una misma cosmovisión-; y la
educación en la transmisión de una serie de valores. En ocasiones, se presenta
al personaje principal, sobre todo en las tragedias, como modelo de
comportamiento político ya caduco –pues muchas piezas están ambientadas en
épocas pasadas-, no acorde al tipo de político que rige la ciudad en el momento
en que se representa la obra, la democracia. Si la función de la tragedia es la
catarsis al liberar a los espectadores de los males del espíritu al plantear
conflictos relacionados con temas existenciales, la comedia sirve para poner en
escena conflictos que se resuelven felizmente, como es el caso de la obra que
comentamos.
El autor, Aristófanes, (446-388 a.C.), dotado de un
extraordinario ingenio y sentido del humor, se dedicó exclusivamente a la
comedia. Vivió durante la Guerra del Peloponeso,
época que coincide con el esplendor del imperio ateniense y su posterior
derrota a manos de Esparta. Sin embargo, también fue contemporáneo del
resurgimiento de la hegemonía ateniense a comienzos del siglo IV a. C.
Sus obras son de un gran
interés histórico, además de su valor literario, ya que gracias a ellas se
puede conocer la vida cotidiana de los atenienses. El autor protestó con
frecuencia contra la guerra. En sus obras Lisístrata,
Los acarnienses y La paz defendió las soluciones pacíficas
contra los demagogos que impulsaban al pueblo a la guerra.
Análisis del contenido y forma del texto
(estructura, tema o temas, tipología textual, género y rasgos estilísticos)
Estructura.
El texto es un fragmento de la comedia
titulada Lisístrata, de Aristófanes.
Por tanto nos encontramos con diálogos y recursos dramáticos como las
acotaciones. Además de diálogos, encontramos también dos breves narraciones
contadas por los dos coros que aparecen, el de ancianos y el coro de mujeres. Estas
dos historias están en verso, mientras el resto del texto está escrito en prosa.
Desde el punto
de vista del contenido representado podemos dividir el fragmento en dos partes
o escenas.
La primera
abarcaría desde la línea 1 hasta la 14. En esta parte intervienen dos
personajes, Lisístrata y una tercera mujer a la que regaña (parece ser que no
solo a ella, pues habla en plural: l. 1, “Os despepitáis por los hombres…”) por
no ser capaces de aguantar la irresistible atracción que sienten por los
hombres. Al mismo tiempo les pide que aguanten un poco más la abstinencia
sexual en aras a conseguir los objetivos. Para terminar de convencerlas, les
explica que hay un oráculo que vaticina que si las mujeres son capaces de
soportar esa cuaresma sexual, al final se impondrán a los mismos hombres.
La segunda
parte correspondería a la segunda escena, de la línea 15 hasta el final. Las
mujeres se retiran y quedan solo en la orquestra los dos coros, uno de ancianos
y otro de mujeres, además de sus corifeos. El coro de ancianos recita la
historia de Melanio, un joven que se retiró a vivir en el desierto para huir de
las mujeres. Para los ancianos este joven es un modelo a seguir. El coro de
mujeres les replica con otra historia protagonizada por Timón, hombre de
aspecto feroz, que renegaba de los hombres y, sin embargo, las mujeres eran sus
amigas.
Temas.
Petición de Lisístrata a las mujeres de
que resistan un poco más en su empeño de aislarse de los hombres y no mantener
relaciones sexuales hasta que éstos no hayan puesto fin al conflicto bélico que
les enfrenta. Este puede ser el tema principal; como secundario, podemos
señalar la misoginia mostrada por el coro de ancianos.
Los dos temas señalados están presentes
en toda la obra. La estrategia de la protagonista para lograr el fin de la
guerra interminable que mantienen las distintas monarquías griegas pasa por convencer
a sus compañeras las mujeres de que no deben mantener relaciones sexuales. La
resistencia de algunas de ellas, después de un periodo de abstinencia, se resiente.
Del mismo modo, cuando antes Lisístrata expone sus planes en la primera
asamblea, hay muchas que no creen que soportarán la privación sexual. Esa
dificultad primera, queda reflejada por segunda vez en este momento de la obra.
Por otra parte, un segundo tema
recurrente a lo largo de la obra, es el desprecio de algunos hombres,
reflejados en el coro de ancianos y su representante el corifeo, también en el
personaje del comisario, por las mujeres a las que tratan peyorativamente.
Tipología
textual.
Se trata de un
texto literario teatral, una comedia. Por tanto, nos encontramos diálogos
teatrales, que se caracterizan por aparecer en primer lugar el nombre del
personaje que habla y a continuación lo dicho por él. Además aparecen
acotaciones que sirven para orientar los movimientos de los actores. Otros
tipos de discursos que encontramos son la narración, cuando se cuentan esas
pequeñas historias; e, incluso, una breve argumentación al principio cuando
Lisístrata intenta convencer a las mujeres de que es mejor resistir en su
empeño de no entablar contacto con los hombres.
Este tipo de
texto está destinado para ser representado planteando un tema no secundario,
pero sí con la actitud de huir de lo serio para hacer que el público ría. Eso,
en parte, en la obra se consigue con un lenguaje muy coloquial.
Género
literario. El fragmento analizado pertenece al género dramático, en concreto, es
una comedia. Si la tragedia trata temas serios y transcendentales, la comedia
aborda los temas de manera más desenfadada y los asuntos son más cotidianos. Aristófanes,
al que podemos considerar un pacifista, plantea en esta obra una crítica a la
guerra y al papel inoperante que juegan los hombres. El conflicto planteado se
resuelve felizmente venciendo las mujeres en la apuesta que habían hecho. El
lenguaje con el que hablan los personajes es vulgar, por no decir soez en
algunas partes; esto solo es posible en las comedias. Los mismos personajes son
bastante verosímiles y seguramente están basados en personajes reales de la
época.
Sabemos que en
las fiestas dionisiacas, en el programa teatral, había tres tragedias y dos
comedias. Las obras importantes eran las primeras; las segundas, servían para
aliviar y relajar la tensión de los temas trágicos.
Otra característica del teatro griego
es la presencia de un coro que deambula por la orchéstra que tiene como misión
dramática comentar o ampliar lo que sucede a los personajes. Su representante
es el corifeo. Éste entabla conversación con los personajes y con su propio
coro. En la obra aparecen por partida doble: un coro de ancianos y otro de
mujeres que entablan agitados diálogos en los que defienden respectivamente a
los hombres y a las mujeres.
Los
distintos personajes eran representados tan solo por tres actores que se
repartían los papeles, por lo que en escena nunca había más de tres. Estos,
aparte de una vestimenta particular, representaban con máscaras o carátulas que
variaban según el carácter de los personajes.
El espacio donde transcurre la acción es la entrada a la
Acrópolis, cuya
puerta intentan quemar el coro de ancianos, mientras las mujeres se oponen con
cántaros llenos de agua. Por ahí entra y sale Lisístrata cuando entra o se
retira de escena.
Otra característica del teatro griego es que éste no está
dividido en actos ni escenas. La representación se efectúa sin pausas.
Rasgos estilísticos.
Lo más característico de la comedia
desde el punto de vista del estilo es que está construida en un registro
coloquial; e, incluso, con términos vulgares. Las muestras de este lenguaje en
la obra y el texto son muchas: línea 1 “Os
despepitáis por los hombres…”; línea 11: …resulte ser más pelundoscona. Otras muestras de este registro coloquial es el predominio de los tonos
exclamativos e interrogativos en el diálogo, tanto de las mujeres, como en el
de los coros en la línea 1: ¡Dichosas
mujeres!, línea 12: ¡Dioses todos!; línea 2: ¿crees que ellos
no se despepitan por nosotras?; línea
9: ¿Qué nos tumbaremos nosotras
encima? También la presencia de
formas apelativas como el vocativo de la línea 3, valientes, de la 14: queridas, o el de la línea 26: Vieja.
Otro uso
coloquial es la anticipación al principio de la oración de la palabra que se
quiere destacar. En la línea 2 antepone el adjetivo terribles
separándolo del sustantivo del que depende, noches: Terribles, bien
lo sé, son las noches que pasan ellos.
Otras
muestras de ese registro coloquial son las formas exhortativas construidas con
imperativos con la que los personajes intentan influir unos en otros; algunos de estos usos son por
ejemplo el de la línea 1: Basta ya de disparates; en la línea
3: Resistid,
valientes,… El resto de las formas verbales son sobre todo presentes, el tiempo
habitual en el intercambio de mensajes en el teatro, y los pretéritos perfectos
de la narración de los dos coros y los pretéritos imperfectos como tiempo
secundario en las propias narraciones. Veamos algunos ejemplos: línea 36, partió,
línea 19, se llegó, línea 23, regresó; línea 20, por los
montes habitaba…
También en el
texto encontramos un pequeño retrato de Timón, líneas 32/34, uno de los protagonistas
de los dos relatos contados por los coros. En él encontramos recursos
descriptivos. Por ejemplo, el uso del pretérito imperfecto, verbo que se
sobreentiende (elipsis); acumulación de adjetivos: errabundo y cercado.
Se presenta al personaje hiperbólicamente al exagerar la fiereza del rostro
cuando se le compara con las Erimias, que tenían un rostro que producía terror.
Al mismo tiempo se trata de una metáfora: el término metafórico sería áspero
brote de… y el término real correspondería al rostro barbudo del personaje
(metáfora pura).
Hay otras
imágenes metafóricas en el texto; por ejemplo, la de la línea 29, Maleza
espesa (epíteto) la que llevas, expresión metafórica pura que usa la
corifeo para referirse al mal genio o humor que tienen el coro de ancianos,
término real.
Valoración
personal de la obra.
Lo primero que llama la atención de la
obra al lector actual no es tanto la originalidad del tema y la forma de
llevarlo a escena, sino el lenguaje procaz y provocativo utilizado por los
personajes. Es llamativo, sobre todo, si lo comparamos con el estilo solemne y
culto de las tragedias. Llamativa es también la desnudez con los personajes
hablan de sus necesidades sexuales. Diríamos que desde el inicio de la obra hasta
el final, con ese banquete reconciliador, la desinhibición está presente. Las
alusiones directas a la vida sexual se completan con otras más veladas con
construcciones metafóricas muy originales, por ejemplo, en la l. 6, “Cuando los pájaros se acurruquen en un solo
lugar…”.
Otra cuestión que se intuye en la obra
es la mofa de algo muy presente en la vida y religión politeísta griega: los
oráculos. Algunos creen ciegamente en ellos; otros se mofan de las capacidades
adivinatorias. Tal como está presentado en la obra, creemos que más bien se
trata de una burla de ellos. Lo vaticinado aparece escrito en un rollo que lee
la heroína con un lenguaje que imita al de los sacerdotes: un lenguaje
metafórico con un sentido dudoso, pero al mismo tiempo con expresiones de lo
más coloquiales: l. 11, “… no habrá ave
que resulte ser más pelanduscona”. Y el poco respeto al mensaje queda
también plasmado en la reacción de la Mujer Tercera: “A las claras es el oráculo,…”
También resulta sorprendente cómo el
conflicto entre hombre y mujeres es presentado en la obra en términos muy
parecidos a los utilizados hoy día, por lo cual podemos considerar el tema como
algo intemporal. Sobre todo llama la atención la misoginia mostrada por los
hombres representados en el coro de ancianos. Para ellos el modelo de hombre en
cuanto a su trato con las mujeres es el del que no quiere saber nada de ellas.
No obstante, las mujeres no se quedan calladas, al igual que la protagonista, y
se defienden sin pelos en la lengua.
Por último, hay que decir que la idea de
Lisístrata de plantear una huelga sexual como estrategia para solucionar un
problema se ha repetido posteriormente.
Literalmente, «golondrinas», con el doble
sentido de «sexo de la mujer»», que he tratado de mantener con «pájaro».
Se refiere jocosamente a
Timón como si se tratara de un personaje antiguo o legendario; era contemporáneo
de la pieza. Se exagera a continuación el aspecto de su barba.
Las Erinas o Furias son
divinidades vengadoras de los crímenes, y su aspecto producía terror.
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