En la prensa de nuestro país reina cada
vez más el negativismo a ultranza. Hay mil motivos para quejarse, para
protestar, denunciar, para condenar y bramar, casi todo marcha mal o de forma
insatisfactoria cuando no fraudulenta y criminal. Desde luego, no es para estar
contentos, sino más bien furiosos o descorazonados. Sin embargo, hay algo
todavía más grave, y es la actitud de gran parte de los periodistas,
columnistas y comentaristas de prensa, radio y televisión, porque da la impresión
de que no están dispuestos a que las cosas vayan mejor. Parece como si se
sintieran muy cómodos y a salvo instalados en la negatividad y temieran como a
la peste no sólo el elogio, la aprobación o el aplauso, sino incluso el matiz y
la relatividad. Todo lo que no sea ira y vociferación, escepticismo y desdén,
les resulta blando y pobre y seguramente hasta indigno.
En el fondo no es de extrañar: todos
sabemos que es mucho más fácil explicar por qué no nos gusta una película o un
libro que explicar por qué nos complace. Las críticas en contra son, por su
propio carácter, mucho más lúcidas, contundentes y contagiosas que las
favorables. Admiten en mucho mayor grado la exageración y la arbitrariedad y el
sofisma, y admiten la incondicionalidad. Es muy difícil estar
incondicionalmente a favor de nada, mientras que resulta sencillísimo y
gratificador estar incondicionalmente en contra de todo. Hoy en día da la
impresión de que la mayoría de los articulistas y contertulios se levantan de
la cama con el ánimo ya soliviantado y entonces miran a su alrededor para
hallarle contenido a su cólera.
Javier Marías
ESTRUCTURA EXTERNA:
Se trata de un texto completo en prosa. Los tipos
de discurso que predominan son el expositivo y el argumentativo. El primero
sobre todo en el primer párrafo cuando describe cuál es la situación del país.
Aunque en ese mismo párrafo comienza a opinar en la línea 7: Parece como si se sintieran muy cómodos… Ese
carácter argumentativo se ve hasta el final donde se presenta la tesis o
conclusión final: Hoy en día da la
impresión de que la mayoría de los articulistas y contertulios…,
previamente argumentada en el segundo párrafo.
ESTRUCTURA INTERNA:
1/4. Introducción: Se presenta el tema a
desarrollar que es la sensación de que todo funciona mal en el país y que la
prensa solo refleja los aspectos negativos.
4/17. Cuerpo argumentativo.
De la línea 4 a la 10 amplía esa percepción de que
todo va mal incluyendo el mundo del periodismo y, en concreto, a aquéllos que
se dedican a comentar la actualidad o la información –columnistas,
comentaristas…- por no ser capaces de analizar matizadamente la realidad.
De la línea 11 / 16 argumenta por qué es más fácil
realizar una crítica negativa que otra elogiosa.
17/19. Tesis o idea central: Los articulistas y
columnistas no son capaces de analizar la realidad de manera objetiva, pues
aunque realmente las cosas no estén bien, no son capaces de ofrecer una visión
polifónica; solo incluyen los aspectos negativos.
TEMA: Crítica razonada al negativismo con el que articulistas y
comentaristas abordan la situación actual de España.
RESUMEN.
Javier Marías desarrolla en el artículo la manera
tan negativa con la que analizan la realidad sus compañeros de profesión.
Reconoce que la situación actual en el país es mala, que los dirigentes en
muchas ocasiones son irresponsables y alguno, delincuente. Sin embargo, para
él, los periodistas que se dedican a la opinión dan la sensación, cuando
analizan la actualidad, de que se sienten cómodos con este estado de cosas y
que casi preferirían que no se mejorara la situación, para realizar su trabajo
de manera más fácil. Pues, según el autor, es más fácil criticar lo malo, que
lo que se hace bien y, además, tienen más seguidores cuando se critica que
cuando se pondera algo positivamente.
ACTITUD E INTENCIONALIDAD.
Javier Marías reflexiona sobre una de sus facetas
profesionales, la de colaborador con la prensa escrita; en concreto, analiza la
actitud de sus colegas a la hora de escribir, de los temas que eligen y de la
manera de abordarlos. Lo que parecería una reflexión objetiva se transforma
nada más comenzar en una visión subjetiva y poco autocrítica, pues la misma
actitud o predisposición que denuncia la emplea él.
La intencionalidad parece clara. Por una parte
sería dar un toque de atención a sus colegas para que maticen más sus opiniones
e incluyan aspectos más complejos en sus análisis y para que no carguen tintas
solo en lo negativo, pues cuando se adopta esta actitud difícilmente se puede
ofrecer una imagen objetiva de la realidad.
Además, el columnista escribe para sus lectores, a
los cuales implícitamente les está advirtiendo para que sean críticos a su vez
con sus comentaristas habituales.
TIPO DE TEXTO.
Nos encontramos con un texto de opinión de un
periódico; se trata de una columna. Desde el punto de vista periodístico, estos
textos se caracterizan por ocupar un espacio fijo en las páginas del periódico
para que los lectores habituales las lean. Suelen ser textos breves que son
escritos por colaboradores fijos del periódico que se van alternando para
publicar diariamente sus colaboraciones.
Los temas que tratan son muy variados, no
necesariamente ligados a la realidad, -aquí precisamente es un asunto
relacionado con su propia profesión- y abordados de manera muy personal por lo
cual la función del lenguaje que predomina es la expresiva –junto a la conativa
al intentar convencer a sus lectores de que lo que se dice es cierto. La nota
más característica es el estilo personal, muy próximo al literario en cuanto a
sus recursos, que utilizan los articulistas; no en vano, la mayoría son
escritores profesionales. Sin embargo, el estilo no debe ser muy
grandilocuente, pues el propio medio donde se publica y las características
pragmáticas de la columna exige un ritmo ágil por ser un texto con pocas
líneas.
VALORACIÓN.
Con ser en líneas generales verdad las
apreciaciones que realiza el autor, éstas quedan invalidadas en gran medida por
denunciar lo que él mismo realiza en su columna: criticar.
Por el tono y la manera en que el autor va
concretando sus ideas, esa crítica parece circunscribirse a los comentaristas y
tertulianos que en distintos programas audiovisuales y radiofónicos comentan la
realidad, pero también a los articulistas de la sección de opinión de los
periódicos. Y la verdad es que no le falta razón. Cuando se oye a los
tertulianos o se lee un artículo de opinión, lo que se resalta son los aspectos
negativos; sin embargo, lo que se echa en falta tal vez más, sea que se aborden
los temas desde diferentes puntos de vista. Y aún más, que los que opinan no se
dejen llevar por sus convicciones ideológicas, cosa difícil de encontrar en la
prensa actual por estar ésta bastante polarizada.
Por otra parte, el argumento utilizado para
justificar que es más fácil criticar, sacar a relucir lo malo, es una opinión
del columnista; no siempre es así. Cuando hay algo que te gusta, que está bien,
-los mismos ejemplos que saca a colación él pueden servir: libro, película…- es
muy fácil hablar positivamente de ellos, explicar por qué nos han gustado y nos
han despertado una pasión incondicional que nos lleva a recomendarlos -no hay
mejor propaganda que el boca a boca. Incluso, hablar bien de algo produce más
bienestar que hablar mal o criticar. Por lo tanto, si la actitud de estos comunicadores
fuera más abierta y objetiva, probablemente encontrarían otros asuntos que
comentar y puntos de vista más amplios.
Lo que sí es un acierto es que Javier Marías ha
logrado en pocas líneas plasmar un tema que llega a cualquier lector, y de
proporcionarle unos argumentos o reflexiones que le permitan a continuación
pensar en si es cierto o no lo que afirma en el artículo.
Funciones
del lenguaje.
Las funciones del lenguaje que predominan son: la
expresiva y la apelativa, ya que la visión que el autor ofrece está teñida de
subjetivismo e intenta convencer de su punto de vista a los demás. También
aparece la función poética.
La función más relevante es la expresiva pues el
autor valora el trabajo y la forma cómo enfocan los temas sus colegas de
profesión. Es cierto que pretende dar la sensación de objetividad y la
expresión de las ideas se realiza con aparente imparcialidad, ya que no aparece
la primera persona y hay muchas construcciones impersonales; mas el autor está
continuamente valorando, opinando y esto lo hace con el uso de muchos
adjetivos.
La función apelativa está presente ya que
primeramente el articulista se dirige a un lector más o menos fiel de sus
columnas e intenta convencerlo de que su punto de vista sobre el tema que
aborda es el cierto. Se podría intuir que también la intención de Javier Marías
fuera un poco más lejos e intentara cambiar la actitud de sus compañeros para
que abandonaran el negativismo. En ningún caso hay referencias explícitas en el
texto de estas intenciones.
Por último está presente la función poética ya que
Marías hace uso de recursos propios del lenguaje literario, como el
polisíndeton de la línea 14: Admiten en mucho
mayor grado la exageración y la arbitrariedad y el sofisma, y admiten la
incondicionalidad; un símil en la línea 8: Temieran como a la peste no solo el elogio…
Las tres funciones comentadas son propias de los
ensayos y de los artículos de opinión por su estilo, que en ocasiones se
aproxima al literario, y por la temática y su forma de acercamiento a ella que
en ningún caso pretende analizarla en su totalidad. Además, está implícita la
intención de influir en los lectores para que éstos se postulen a favor de las
ideas vertidas por el autor.
Valor
estilístico del adjetivo en el fragmento.
Encontramos en el texto numerosos adjetivos que
presentan en general las siguientes características: los que más predominan son
los que aparecen en el sintagma verbal; y los que funcionan como complemento
del nombre son casi todos explicativos, con lo cual podemos sacar una primera
conclusión relacionada con la cantidad y con la clase de adjetivos y es que el
texto es muy subjetivo.
He aquí algunos ejemplos de estos usos.
-Adjetivos que funcionan como atributos en
construcciones de predicado nominal: l. 4, no
es para estar contentos, sino más bien furiosos o descorazonados;
6/7 …da la sensación de que no están dispuestos a que…; 12 es mucho más fácil…; 13 las
críticas son mucho más lúcidas, contundentes y contagiosas;
16 Es muy difícil…
-Adjetivos que funcionan como complementos
predicativos en construcciones de predicado verbal: 7 parece como si se sintieran muy cómodos, 10 les resulta blando y pobre y
seguramente hasta indigno; 17 resulta
sencillísimo y gratificador…
La presencia de estructuras verbales atributivas o
predicativas con complementos predicativos son propias de los discursos
argumentativos.
Adjetivos explicativos valorativos: 3 forma insatisfactoria cuando no fraudulenta
y criminal, 5 algo todavía más
grave; 19 se levantan con
el ánimo ya soliviantado…
A todo lo anterior hay que añadir que los
adjetivos están modificados por adverbios cuantificadores que acrecientan más
el carácter subjetivo y valorativo. Lo mismo podemos decir del uso del
superlativo en el adjetivo de la línea 17 sencillísimo.
Por consiguiente, el uso que realiza de los
adjetivos está relacionado con la subjetividad propia de un artículo de
opinión. Con ellos el autor expresa su punto de vista y valora distintos
aspectos. En general, estos adjetivos son modificados por adverbios de cantidad
o de modo, que ya es síntoma de que está valorando. Otra característica es la
acumulación de los mismos, tanto en construcciones atributivas y predicativas,
como cuando los adjetivos se refieren a un nombre y son explicativos.
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Te presento esta novela ambientada en Salamanca que acabo de publicar, por si te animas a leerla. SINOPSIS El asesinato de un diputado en un museo de Madrid lleva a un inspector inexperto a Salamanca, circunscripción por la que es electo el difunto. Durante la estancia en la ciudad se adentrará en el mundo académico, político y social en busca de indicios que expliquen los motivos que han llevado al verdugo a cometer tal atrocidad. El proceso indagatorio conducirá al detective a plantearse alguno de los principios por los que ha de regirse en su oficio, después de entrevistarse con testigos poco habituales que no parecen entristecerse con la muerte del político y que no aportan datos significativos del caso. El ambiente de la localidad universitaria de principios de los noventa del siglo pasado, extraño para el protagonista, más la resolución del caso, le dejarán la sensación de fracaso de su valía profesional y, sobre todo, del papel que le corresponde como agente al servicio de la justicia. Puedes conseguir la novela en papel (16 €) o formato ebook (4,49 €) en varias plataformas on line, tanto en España, como en otros países -la forma más rápida en cualquier país es a través de AMAZON:
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