Comentario de texto de la columna "Vivir de lo detestable" de Javier Marías
En la prensa de nuestro país reina cada vez más el negativismo a ultranza. Hay mil motivos para quejarse, para protestar, denunciar, para condenar y bramar, casi todo marcha mal o de forma insatisfactoria cuando no fraudulenta y criminal. Desde luego, no es para estar contentos, sino más bien furiosos o descorazonados. Sin embargo, hay algo todavía más grave, y es la actitud de gran parte de los periodistas, columnistas y comentaristas de prensa, radio y televisión, porque da la impresión de que no están dispuestos a que las cosas vayan mejor. Parece como si se sintieran muy cómodos y a salvo instalados en la negatividad y temieran como a la peste no sólo el elogio, la aprobación o el aplauso, sino incluso el matiz y la relatividad. Todo lo que no sea ira y vociferación, escepticismo y desdén, les resulta blando y pobre y seguramente hasta indigno. En el fondo no es de extrañar: todos sabemos que es mucho más fácil explicar por qué no nos gusta una película o un libro que explicar p