Palacio, buen amigo,
¿está la primavera
vistiendo ya las ramas de los chopos
del río y los caminos? En la estepa
del alto Duero, Primavera tarda,
¡pero es tan bella y dulce cuando llega!...
¿Tienen los viejos olmos
algunas hojas nuevas?
Aún las acacias estarán desnudas
y nevados los montes de las sierras.
¡Oh mole del Moncayo blanca y rosa,
allá, en el cielo de Aragón, tan bella!
¿Hay zarzas florecidas
entré las grises peñas,
y blancas margaritas
entre la fina hierba?
Por esos campanarios
ya habrán ido llegando las cigüeñas.
Habrá trigales verdes,
y mulas pardas en las sementeras,
y labriegos que siembran los tardíos
con las lluvias de abril. Ya las abejas
libarán del tomillo y el romero.
¿Hay ciruelos en flor? ¿Quedan violetas?
Furtivos cazadores, los reclamos
de la perdiz bajo las capas luengas,
no faltarán. Palacio, buen amigo,
¿tienen ya ruiseñores las riberas?
Con los primeros lirios
Y las primeras rosas de las huertas,
en una tarde azul, sube al Espino,
al alto espino donde está su tierra…
Baeza, 29 de abril 1913.
A JOSÉ
MARÍA PALACIO / ANTONIO MACHADO.
Estructura externa.
El poema presenta la forma de
una carta con encabezamiento, localización y fecha precisa: Baeza, 29 de abril
de 1913; contenido de la misiva y petición al amigo. Faltan las palabras
finales de gratitud y despedida, que cabría esperar, que son reemplazadas por
puntos suspensivos.
Estructura interna.
V .1: Apelación al receptor de la carta.
V. 2/32: Cuerpo de la carta:
V.2/28: Consideraciones
interrogativo-retóricas sobre la llegada de la primavera, sugerentes de la
renovación de la vida y alusivas a la esposa muerta cuyo recuerdo se aviva con
el renacer de la naturaleza.
29/32: En contraposición al
esplendor del renacer primaveral, Machado expresa una pena inmensa por la
ausencia de su mujer muerta y le pide a Palacio que lleve las primeras flores a
la tumba de su mujer.
No hay despedida, posiblemente por la imposibilidad de
continuar por la emoción dolorida del autor.
Resumen.
Después de un primer saludo al
destinatario de la carta, y tras una minuciosa descripción del despertar de la
naturaleza en primavera, el poeta ruega a su amigo María Palacio que tome las
primeras flores -lirios y rosas- y vaya a depositarlas sobre la tierra donde reposa
su esposa muerta.
Tema
o temas deL POEMA en relación con los temas de la obra.
Podemos señalar varios temas
en el poema, pero el principal es la añoranza del poeta de su amada esposa
Leonor, sepultada en el cementerio soriano de El Espino. Por tanto, es uno de
los poemas del ciclo de Leonor, escrito en Baeza, en Jaén, a donde se trasladó
Antonio Machado después del fallecimiento de su esposa. Desde allí, escribe
este poema, a modo de carta, dirigido a su amigo José María Palacio, con el que
colaboró en la edición del periódico El
porvenir soriano, donde el poeta publica por primera vez alguno de los
poemas que integran Campos de Castilla. Palacio, además, era primo de
Leonor, con lo cual hay un vínculo afectivo común por la chica. Por lo tanto,
otra formulación del tema puede ser la siguiente: petición de Machado a su
amigo José María Palacio para que lleve flores, a la tumba de su esposa.
En la mayor parte de los
versos, el poeta canta el despertar de la naturaleza en tierras sorianas con la
llegada de la primavera. El poeta describe con nostalgia elementos de ese
paisaje, en este caso mostrado de una manera objetiva. Esto lo hace también en
otros poemas del libro. Teniendo en cuenta esto, podríamos señalar, además,
como tema: los recuerdos amargos del poeta por la muerte de su esposa en
primavera. La nostalgia y el dolor por la ausencia de la amada muerta se
acrecienta en el poeta en el momento en que la naturaleza despierta a la vida.
Todo cobra vida, las ramas de los chopos, las hojas de los olmos, las zarzas
florecidas, las blancas margaritas…, la naturaleza al completo está llena de
vida, menos ella, que yace enterrada en el cementerio: al alto espino donde está su tierra (verso 32). Con la petición que
el poeta realiza a Palacio para que lleve lirios a la tumba de Leonor, el poeta
muestra que ella sigue viva y fresca en su memoria, al igual que las flores
recién brotadas.
3.
Comentario del simbolismo en el poema con relación a la obra.
El poeta utiliza dos símbolos
relacionados con la eclosión de la vida, como es la primavera (versos 2 y 5) y
la tierra (verso 32), para, en un principio, contraponerlos al sufrimiento
causado por la muerte de su esposa. Esta realidad dolorosa es más palpable en
el preciso momento en el que toda la naturaleza manifiesta su potencia vital.
Esta estación hace revivir a todas las plantas revistiéndolas de verdor y
floración, incluso, en una región, como la castellana, que es que escuálida en
sus recursos vegetales. El milagro lo produce la primavera, que poéticamente
siempre se asocia a juventud y fertilidad. En el poema se menciona por dos
veces la palabra: la primera con minúscula haciendo referencia a la estación en
el verso 2: ¿está la primavera //
vistiendo ya…?; la segunda, con mayúsculas, en el verso 5: …del alto Duero, Primavera tarda, … En
las dos ocasiones se atribuyen a la estación cualidades humanas, por lo cual
tenemos prosopopeya o personificación: “la primavera viste…” y “tarda en
llegar”. Pero para que el milagro de la vida se produzca no solo es necesaria
la primavera, el buen tiempo, más horas de luz…, es necesario otro elemento
fundamental: la tierra de donde todas las plantas toman su sustento con las
raíces. En el poema nos encontramos con inmensidad de plantas y árboles
-chopos, olmos, acacias, zarzas, margaritas, hierba, trigales, sementeras,
tardíos, tomillo, romero, ciruelos, violetas, lirios, rosas, huertos y espino-,
que todos recobran vida gracias a la primavera y a la madre tierra. En este
sentido, la tierra es símbolo de fertilidad. La petición del poeta a su amigo
para que suba flores a Leonor muerta no se realiza mencionando su lápida o su
tumba, sino que Machado le pide, sin acabar de formular el ruego, que las
deposite en su tierra, en el verso 32, …al
alto espino donde está su tierra… Leonor está muerta, pero su cuerpo es
tierra y como tal, la materia en la que se sustenta la vida. Leonor forma parte
del ciclo vital de cualquier elemento de la naturaleza: muere, pero a la vez es
fuente de vida. Además, ella sigue viva en el corazón y en la memoria del
poeta.
3.
Análisis del estilo del poema en relación con la obra a la que pertenece.
Aunque se afirma que las notas
estilísticas de Antonio Machado se caracterizan por su sencillez y naturalidad,
notas estilísticas compartidas por todos los autores de la Generación 98, es
preciso también señalar que no desprecia las posibilidades expresivas de los
recursos literarios, como se puede demostrar en el siguiente análisis.
Desde un punto de vista métrico, el poema
consta de 32 versos polimétricos; en concreto, endecasílabos y heptasílabos sin
una estructura concreta. Riman en asonancia los versos pares, quedando libres
los impares. Esta combinación de versos con esta rima se llama silva arromanzada.
Encontramos encabalgamientos suaves en los
versos 3 y 4, 4 y 5 y 9 y 25 y 26; los encabalgamientos
contribuyen a reforzar el ritmo entrecortado del poema. En el verso 12, encontramos un braquistiquio: allá, en el cielo de Aragón, … Al
constituir un grupo fónico tan breve, esa la palabra queda marcada tonalmente;
se pondera con ella la lejanía de aquellos paisajes tan entrañables para el
poeta.
Desde el punto de vista
prosodemático, nos encontramos con vocativos o apóstrofes en los versos 1 y 27:
Palacio, el amigo de Machado al que
se dirige. La entonación de los vocativos es exclamativa y la palabra queda
marcada tonalmente. Cumple una función apelativa. También, nos encontramos
varias oraciones interrogativas retóricas, como en los versos 2, ¿está primavera // vistiendo ya…?, en el
verso 7, ¿Tienen los viejos olmos…?
Además, muchas oraciones y frase exclamativas que, junto a las interrogaciones
retóricas, sirven al autor para expresar sus sentimientos vehementemente, como
en el verso 6, ¡pero es tan bella y dulce
cuando llega! O en los versos 11 y 12, ¡Oh
mole del Moncayo blanca y rosa, …! Incluso, una oración exhortativa con la
que le pide a Palacio que suba al Espino en el verso 31, sube al Espino. Todos estos fenómenos descritos son una manifestación
de la fuerte emotividad presente en el poema.
Desde un punto de vista
morfosintáctico, comenzamos comentando un determinante en el verso 32: al alto espino donde está su tierra:
Este determinante, además de su valor deíctico-pronominal, da sentido a toda la
evocación del renacer de la naturaleza: la tierra soriana propicia el despertar
de la naturaleza en primavera; en cambio, su esposa, que forma parte de esa
tierra, no puede participar de esa renovación.
Los adjetivos son numerosos.
Muchos de estos adjetivos son epítetos; es decir, con una intención ornamental
resaltando una de las cualidades inherentes de los sustantivos a los que
califican: buen amigo, en el verso 1;
primavera bella y dulce, en el verso
6; mole... blanca y rosa, en el verso
11; grises peñas, en el verso 14; blancas margaritas, en el verso 15; fina hierba, en el verso 16... El resto
de los adjetivos, aunque son especificativos, presentan connotaciones poéticas:
hojas nuevas, en el verso 8; acacias desnudas, en el verso 9; zarzas florecidas, trigales verdes, tarde azul...
Mediante estos adjetivos, Machado nos da una visión muy idealizada y por tanto
valorativa del paisaje soriano que se presenta en todo su esplendor.
En
cuanto a los verbos, mencionamos en primer lugar el imperativo del verso 31: sube, con el que concreta el motivo
fundamental del poema; sin embargo, es un mandato amable teniendo en cuenta el
conjunto del poema. El resto de las formas pertenecen al presente indicativo y
al futuro de posibilidad. Con el indicativo describe la realidad; con el
presente de indicativo en enunciados enunciativos expresa certezas, como en los
versos 4, 5 y 6: En la estepa // del alto
Duero, Primavera tarda, // ¡pero es tan bella y dulce cuando llega... Los
otros presentes aparecen en enunciados interrogativos, por lo cual especula con
la posibilidad de que algunos fenómenos se hayan producido, como vemos en los
versos 2, 3 y 4: ¿está la primavera //
vistiendo ya las ramas de los chopos // del río y los caminos? Esto mismo expresa con los futuros
imperfectos de posibilidad, como en los versos 17 y 18: Por esos campanarios // ya habrán ido llegando las cigüeñas.
En
cuanto a la sintaxis, el texto está compuesto por una serie de oraciones
independientes, interrumpidas tan solo por tres oraciones compuestas en los
versos 4/6, En la estepa // del alto
Duero, Primavera tarda, // ¡pero es tan bella y dulce cuando llega...;
en los 19/22, Habrá trigales verdes, // y
mulas pardas en las sementeras, // y labriegos
que siembran 'los tardíos // con las lluvias de abril. -en estos versos,
además, hay un polisíndeton con el que se intensifica cada uno de los elementos
de la enumeración; etc. La secuencia de las numerosas oraciones simples, a modo
de yuxtaposición, producen la sensación de pinceladas impresionistas creando un
delicado y sugerente cuadro de la primavera soriana.
Buena parte del poema es una enumeración intensificativa
del despertar de la primavera. También, podemos considerar como anáforas o
polípotes muchas de las formas verbales impersonales o interrogativas con las
que se abren los enunciados interrogativos: en el verso 7; ¿Tienen los viejos olmo?, en el verso 13; ¿Hay zarzas florecidas?, en el verso 19, Habrá trigales verdes; en el verso 24, ¿Hay ciruelos en flor?; en el verso 28, ¿tienen ya los ruiseñores las riberas?
Para
acabar de comentar las figuras retóricas de este plano, mencionamos un
hipérbaton llamativo en los versos 11 y 12:
¡Oh, mole del Moncayo blanca y rosa, // allá, en el cielo de Aragón, tan
bella! El adjetivo “tan bella”, se refiere a “mole”. Con este
desplazamiento la belleza parece expandirse no solo a la montaña, sino al
paisaje en su totalidad.
Desde un punto de vista
léxico- semántico, señalamos la presencia de un campo semántico formado por
elementos de la naturaleza en eclosión de vida primaveral: primavera, ramas
(vestidas) de los chopos, hojas nuevas (de viejos olmos), zarzas florecidas,
blancas margaritas, fina hierba, llegando las cigüeñas, trigales verdes,
lluvias de abril, abejas libarán del tomillo y romero, ciruelos en flor,
ruiseñores en las riberas, primeros lirios, primeras rosas, tarde azul. Podemos
considerar otro campo semántico, como son los elementos de la naturaleza
estáticos: río, estepa del alto Duero, montes... de las sierras, mole del
Moncayo blanca y rosa, cielo de Aragón, grises peñas, los tardíos, riberas,
tierra.
El léxico es sencillo y hace
referencia, como se ha dicho al analizar los campos semánticos, casi
exclusivamente al mundo de la naturaleza, del paisaje.
En cuanto
a las figuras literarias, hay una metáfora en los versos 2 y 3; el término
imaginarios (T.I.): ¿está la primavera
vistiendo ya las ramas...? Corresponde al término real (T.R.): en primavera
brotan las hojas y los tallos en las ramas que han estado desnudas durante el
invierno. También es una personificación. Encontramos otra en el verso 5, Primavera tarda. En este caso la
estación va en mayúscula; en el verso 2, en minúscula. El significado parece
ser más bien la primavera se retrasa, pero como si fuera una tardanza intencionada.
Además, hay una antítesis en los versos 7 y 8, Tienen los viejos olmos / algunas hojas nuevas. Contraste
paradójico: hasta los viejos olmos se renuevan.
Y como ya se ha dicho a la
hora de hablar de los símbolos, la primavera que explota en mil formas de vida,
sugiere el recuerdo vivo de la amada muerta.
Silva:
serie de versos endecasílabos y heptasílabos mezclados libremente, con
distribución libre de rimas, pudiendo quedar algún verso suelto.
Un poco de publicidad personal...
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