La Colmena
/ Camilo José Cela.
Martín Marco se para ante los
escaparates de una tienda de lavabos que hay en la calle de Sagasta. La tienda
luce como una joyería o como la peluquería de un gran hotel, y los lavabos
parecen lavabos del otro mundo, lavabos del Paraíso, con sus grifos
relucientes, sus lozas tersas y sus nítidos, purísimos espejos. Hay lavabos
blancos, lavabos, de todos los colores. ¡También es ocurrencia! Hay baños que
lucen hermosos como pulseras de brillantes, bidets con un cuadro de mandos como
el de un automóvil, lujosos retretes de dos tapas y de ventrudas, elegantes
cisternas bajas donde seguramente se puede apoyar el codo, se pueden incluso
colocar algunos libros bien seleccionados, encuadernados con belleza: Hólderlin,
Keats,
Valéry,
para, los casos en que el estreñimiento precisa de compañía; Rubén,
Mallarmé,
sobre todo Mallarmé para las descomposiciones de vientre. ¡Qué porquería!
Martín Marco sonríe, como
perdonándose, y se aparta del escaparate.
La vida
piensa es todo. Con lo que unos
se gastan para hacer sus necesidades a gusto, otros tendríamos para comer un
año. ¡Está bueno! Las guerras deberían hacerse para que haya menos gentes que
hagan sus necesidades a gusto y pueda comer el resto un poco mejor. Lo malo es
que, cualquiera sabe por qué, los intelectuales seguimos comiendo mal y
haciendo nuestras cosas en los Cafés. ¡Vaya por Dios!
A Martín Marco le preocupa el
problema social. No tiene ideas muy claras sobre nada, pero le preocupa el
problema social.
Eso de que haya pobres y ricos, dice a veces, está mal; es mejor que seamos
todos iguales, ni muy pobres ni muy ricos, todos un término medio. A la Humanidad hay que
reformarla. Debería nombrarse una comisión de sabios que se encargase de
modificar la Humanidad.
Al principio se ocuparían de pequeñas cosas, enseñar el sistema
métrico decimal a la gente, por ejemplo, y después cuando se fuesen calentando,
empezarían con las cosas más importantes y podrían hasta ordenar que se tirara
abajo las ciudades para hacerlas otra vez, todas iguales, con las calles bien
rectas y calefacción en todas las casas. Resultaría un poco caro, pero en los
Bancos tiene que haber cuartos de sobra.
Una bocanada de frío cae por
la calle de Manuel Silvela y a Martín le asalta la duda de que va pensando
tonterías.
- ¡Caray con los lavabitos!
Al cruzar la calzada un
ciclista lo tiene que apartar de un empujón.
- ¡Pasmado, que parece que
estás en libertad vigilada!
A Martín le subió la sangre a
la cabeza.
- ¡Oiga, oiga!
El ciclista volvió la cabeza
y le dijo adiós con la mano.
ESTRUCTURA EXTERNA.
Fragmento en
prosa de la novela La colmena de
Camilo José Cela. El texto es fundamentalmente descriptivo: se describen los
sanitarios de una tienda y se describen las ideas que el personaje tiene sobre
diversos temas. También hay narración; ésta se hace en presente de indicativo con
lo cual las acciones que realiza el personaje coinciden con el momento de la
lectura. Al final, encontramos un breve diálogo entre Martín Marco y un
ciclista.
ESTRUCTURA INTERNA.
Podemos
dividir el texto en cuatro partes.
La primera de
la línea 1 a la 11 es una descripción de una tienda de sanitarios que para el
protagonista supone el sumo del lujo, teniendo en cuenta que él se ve obligado
a hacer sus necesidades en los cafés.
La segunda y
la tercera parte son reflexiones que realiza el protagonista a propósito del
lujo observado. La primera reflexión está expresada desde la línea 12 hasta la
16: la desigualdad existente entre ricos y pobres –unos pueden hacer sus
necesidades en unos baños elegantes, otros no tienen qué llevarse a la boca. La
segunda idea que desarrolla iría desde la línea 17 a la 26 y es una
continuación de la anterior: esa desigualdad habría que corregirla e, incluso,
cambiar el mundo de manera drástica para que todos compartiéramos la vida por
igual y tuviéramos las mismas oportunidades.
La última
parte abarcaría desde la línea 27 hasta el final, en la que el protagonista
vuelve a la cruda realidad al ser casi atropellado por un ciclista a
consecuencia de lo despistado que andaba.
TEMA.
Reflexión de
Martín Marco a propósito del lujo observado en una tienda de sanitarios, sobre
la desigualdad social y sobre la necesidad de reformas para que todos vivan
mejor.
RESUMEN.
Paseando
Martín por la ciudad se para delante de una tienda de sanitarios y se sorprende
del lujo y lo caro que debe resultar un cuarto de baño con esos lavabos y
bazas. Le llaman tanto la atención porque él no posee ni un aseo y sus
necesidades las debe hacer en los servicios de los cafés. Y comparando su
pésima situación económica con la de aquellos que pueden permitirse esos lujos
en el servicio, reflexiona sobre la desigualdad existente y cabila en la
necesidad de reformar a la sociedad para que ésta fuera más justa y sus
condiciones de vida mejores: ciudades más confortables, educación para todos…
Sale de sus pensamientos cuando casi le atropella un ciclista.
CARACTERÍSTICAS DEL REALISMO SOCIAL DE LOS
AÑOS 50 PRESENTES EN ESTE TEXTO.
La
preocupación de los novelistas de los años cincuenta del Realismo Social por
los problemas que les rodeaban es evidente en este pequeño fragmento. En primer
lugar, se intentaba reflejar la sociedad tal como era. Y lo que describen es
una realidad cruda, en la que muchas personas viven en unas condiciones por
debajo del límite de la dignidad humana, que resalta con la de aquéllos que en
esas condiciones generales de miseria viven bien. En el fragmento, el personaje,
intelectual, poeta, con una formación, malvive y se queja de su situación
personal en un aspecto muy concreto que es la falta de intimidad en un cuarto
de baño propio.
La actitud
del narrador es de aparente objetividad: va describiendo y narrando en presente
lo que sucede al personaje; sin embargo, observamos que adopta una actitud
omnisciente pues describe su mundo interior, sus pensamientos.
FIGURAS LITERARIAS.
FIGURA
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LÍNEAS
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EJEMPLO
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EXPLICACIÓN
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Apóstrofe
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31
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¡Pasmado, que parece que estás en libertad vigilada!
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Forma apelativa y despectiva con la que el
ciclista avisa a Martín Marco para que se aparte.
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Símil
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2 y 3
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La tienda luce como una joyería
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Al personaje le parece algo extraordinario ver
tanto lujo en los sanitarios de la tienda. Todos los aparatos son comparados
con otros objetos lujosos: pulseras de brillantes, cuadro de mando de un
automóvil…
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Enumeración y anáforas.
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3/5
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…con sus grifos relucientes, sus lozas tersas y (sus
nítidos espejos; nos encontramos
además un epíteto)
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Enumera todos los aparatos sintiéndose asombrado
por tanto lujo. Además, encontramos anáforas al repetirse el determinante sus.
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Hipérbole
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31
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¡Pasmado, que parece que estás en libertad vigilada!
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Para mostrar lo despistado que andaba Martín
Marco, le compara con un preso que acaba de salir de la cárcel.
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2/3
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Los lavabos parecen lavabos del otro mundo, lavabos del Paraíso
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Ponderación exagerada del lujo observado por
Martín en la tienda de lavabos.
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