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Mostrando entradas de mayo, 2016

Comentario de texto de un fragmento del capítulo IV de la primera parte de El Quijote.

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El labrador bajó la cabeza y, sin responder palabra, desató a su criado, al cual preguntó don Quijote que cuánto le debía su amo. Él dijo que nueve meses, a siete reales cada mes. Hizo la cuenta don Quijote y halló que montaban setenta y tres reales, y díjole al labrador que al momento los desembolsase, si no quería morir por ello. Respondió el medroso villano que para el paso en que estaba y juramento que había hecho   —y aún no había jurado nada—, que no eran tantos, porque se le habían de descontar y recebir en cuenta tres pares de zapatos que le había dado, y un real de dos sangrías que le habían hecho estando enfermo]. —Bien está todo eso —replicó don Quijote—, pero quédense los zapatos y las sangrías por los azotes que sin culpa le habéis dado, que, si él rompió el cuero de los zapatos que vos pagastes, vos le habéis rompido el de su cuerpo, y si le sacó el barbero sangre estando enfermo, vos en sanidad se la habéis sacado; ansí que por esta parte no os debe

Comentario de texto del siguiente fragmento perteneciente al tercer acto de la comedia El perro del hortelano de Lope de Vega.

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[…] TEODORO: A mil pensamientos llego que me causan gran tristeza, pues si se sabe este engaño, no hay que esperar menos daño que cortarme la cabeza. TRISTÁN: ¿Agora sales con eso? TEODORO: Demonio debes de ser. TRISTÁN: Deja la suerte correr, y espera el fin del suceso. TEODORO: La condesa viene aquí. TRISTÁN: Yo me escondo; no me vea. Ocúltase. Sale DIANA DIANA: ¿No eres ido a ver tu padre, Teodoro? TEODORO: Una grave pena me detiene; y finalmente vuelvo a pedirte licencia para proseguir mi intento de ir a España. DIANA: Si Marcela te ha vuelto a tocar el alma, muy justa disculpa es ésa. TEODORO: ¿Yo Marcela? DIANA: Pues, ¿qué tienes? TEODORO: No es cosa para ponerla desde mi boca a tu oído. DIANA: Habla, Teodoro, aunque sea mil veces contra mi honor. TEODORO: Tristán, a quien hoy pudiera hacer el Engaño estatuas, la Industria versos, y Creta rendir laberintos, viendo mi amor, mi eterna