COMENTARIO DE TEXTO DE UN FRAGMENTO DE LA TABERNA FANTÁSTICA DE ALFONSO SASTRE

CARBURO.– ¿Y ha venido el Rogelio? (LUIS no responde.) ¿Eh tú?
LUIS.– (Evasivo.) Aquí sí que ha estado. (Silencio.) ¿Qué te pasa con él?
CARBURO.– Pasarme, nada. Es a él al que le va a pasar. ¿Ha dicho algo de volver?
LUIS.– No, no ha dicho nada.
CARBURO.– A lo mejor vuelve, ¿no, tú?
LUIS.– No creo, porque anda por ahí la Guardia Civil.
CARBURO.– Sigue en busca y captura, claro.
LUIS.– Creo que sí.
CARBURO.– ¡Pero si él estaba en El Espinar cuando lo del guardia! ¡Qué cosas hay que ver!
LUIS.– ¡Ah!, yo no sé nada de eso. Ni ganas; yo estoy en lo mío.
CARBURO.– Por mí que lo maten, imagina. ¡Si no lo matan ellos, voy a ser yo! Pero una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa.
LUIS.– Yo ni entro ni salgo.
CARBURO.– Es que ya parece que decir quinquillero es como decir hijo de puta; ¡y eso tampoco! En ese oficio, que tú lo sabes, los hay tan honrados como el que más. Y tan trabajadores como el más currante. Y además, ¿qué palabra es ésa de quinquilleros? Ni que fueran gitanos.
LUIS.– ¿Ni que fueran?
CARBURO.– ¿Está mal lo que he dicho?
LUIS.– ¿Qué pasa, que tú no te consideras del oficio? Como dices «ni que fueran...».
CARBURO.– ¡Pues no hace poco que yo dejé la caja!
LUIS.– Eso ya lo sé, pero lo llevas en la sangre, ¿o no?, y a ver toda tu familia lo que es.
CARBURO.– Y a mucha honra.
LUIS.– Pues por eso.
CARBURO.– ¡Anda éste!
 LUIS.– ¿Qué pasa con éste?
CARBURO.– ¡Se cree que yo me voy a avergonzar por haberme ganado la vida con la caja! Y con la quincalla. Y con el carro por esos pueblos. Y a mucha honra, ya te digo. Y mi madre, sillera de toda la vida, y vendedora.
LUIS.– Pues ya  está.
CARBURO.– ¡Pero que ya está!
LUIS.– ¿Y yo qué digo?
CARBURO.– Que no lo dudes; es lo que digo yo.
LUIS.– (Lo echa a broma.) Como te aplique el código, verás.
CARBURO.– A mí ni código ni San Código. (LUIS saca una enorme estaca de detrás del mostrador.)
LUIS.– (Sonríe.) ¿Decías algo?
CARBURO.– (Con buen humor.) Joder, qué porra.
LUIS.– Es un mataquinquis.
CARBURO.– Tú siempre con tus cosas.


1. Estructura externa. 2. Estructura interna. 3. Tema. 4. Resumen. 5. Características literarias propias del teatro del Realismos social y de Alfonso Sastre presentes en este poema. 6. Comentario de las principales figuras literarias del texto. 7. Valoración personal sobre el/los tema/s del fragmento y de la obra.

1. Estructura externa.
El texto es un fragmento en prosa de la obra teatral de Alfonso Sastre titulada La taberna fantástica. Como obra dramática, el discurso predominante es el diálogo teatral, con las correspondientes acotaciones, normalmente descriptivas.

2. Estructura interna.
Según el contenido o asuntos de los que hablan Luis, el tabernero, y Carburo, uno de los clientes, podemos dividir el texto en las siguientes partes:
1ª De la línea 1 a las 8: Interés de Carburo por saber si el Rogelio había aparecido por el local.
2ª De la línea 9 a la 13: Reconocimiento por parte de Carburo de que la acusación sobre Rogelio de participar en la muerte de un guardia civil es falsa.
3ª De la línea 14 a la 28: Defensa de Carburo de los quinquilleros y exhibición de orgullo por pertenecer a esta minoría, a pesar de que en esos momentos realiza un oficio que no es el habitual.
4ª De la línea 29 a la 39: Trifulca entre el tabernero y Carburo por poner en duda Luis la condición de merchero de Carburo, que se acaba cuando el cantinero amenaza con un palo al cliente.

3. Tema.
Exaltación por parte de Carburo de su condición de quinquillero.

4. Resumen.
El texto reproduce la conversación entre Luis, el dueño de una taberna que se llama El Gato Negro, y un cliente llamado Carburo. Éste pregunta por un compañero de etnia llamado Rogelio. El tabernero no colabora demasiado por intuir que los dos tienen algún asunto pendiente que van a resolver violentamente. Así lo manifiesta el cliente que, a pesar del conflicto entre ellos, reconoce que Rogelio está huyendo de la justicia por un delito que no cometió. En esta tesitura, ante la duda de Luis de que Carburo ya no es un quinquillero, éste exalta la laboriosidad y nobleza de su pueblo. La subida de tono de su conversación es resuelta con la amenaza de Luis de sacar un garrote para apalear al quinqui.

5. Características literarias propias del teatro del Realismos social y de Alfonso Sastre presentes en este fragmento.
Durante los años del Realismo social, los escritores no se van a centrar en sus problemas personales, sino en los de la sociedad en general. En un primer momento, intentan presentar con objetividad la vida colectiva española y sus conflictos, los ambientes concretos del trabajo, de las profesiones… El texto que se comenta pertenece a esta primera etapa: refleja la vida miserable de una barriada de chabolas del Madrid de los años cincuenta donde vive la población más pobre e, incluso, marginal. Los personajes que aparecen en la obra trabajan en una trapería, son escayolistas, vendedores ambulantes o, simplemente, como si fueran pícaros, son indigentes que falsamente explotan alguna deficiencia física, -por ejemplo, una supuesta ceguera-, para conmover a las personas y despertar su caridad dejando algo de limosna.  
En la obra no se observa una protesta o denuncia directas de la situación social, aunque el autor muestra simpatía por los quinquilleros. Esa simpatía es quizá fruto de la lástima que siente por unas personas cuyo destino va a ser trágico. Desde el comienzo de la obra, el autor prepara al oyente para que éste soporte un final luctuoso. Si al principio de la obra, el lector se inclina a pensar que los personajes son los protagonistas de un sainete, poco a poco, sobre todo, a partir de la segunda parte, se percata de que son personas que viven un drama en el que el horizonte no es halagüeño. Y en la desgracia de ellos, el lector encuentra la empatía con el personaje.
Por otra parte, los dramaturgos del Realismo social creían que su labor podía ayudar a mejorar la sociedad. Esta labor transformadora se puede observar en el momento VIII y último, en la conversación de Badila y Caco, con una clara simbología. En la penuria de su vida personal, piltrafas a consecuencia de la bebida, son conscientes de la inutilidad de su existencia, cuando los dos reconocen que no saben leer el mensaje escrito con tiza en una pizarra que acaban de encontrar: MAÑANA SERÁ OTRO DÍA. La moraleja es clara: desde la acera, aún borrachos, observan las luces de los bloques de pisos donde vive la gente que ha medrado; ellos, en cambio, viven todavía en chabolas. El cambio de vida solo es posible con la formación académica aprendiendo como primer paso a leer.
La descripción de ambientes se consigue gracias a la reproducción fiel del habla jergal de los personajes: los quinquis y de otras personas marginales.


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Sinopsis

El asesinato de un diputado en un museo de Madrid lleva a un inspector inexperto a Salamanca, circunscripción por la que es electo el difunto. Durante la estancia en la ciudad se adentrará en el mundo académico, político y social en busca de indicios que expliquen los motivos que han llevado al verdugo a cometer tal atrocidad. El proceso indagatorio conducirá al detective a plantearse alguno de los principios por los que ha de regirse en su oficio, después de entrevistarse con testigos poco habituales que no parecen entristecerse con la muerte del político y que no aportan datos significativos del caso.

El ambiente de la localidad universitaria de principios de los noventa del siglo pasado, extraño para el protagonista, más la resolución del caso, le dejarán la sensación de fracaso de su valía profesional y, sobre todo, del papel que le corresponde como agente al servicio de la justicia. 

 


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