Comentario de texto de un fragmento de El castellano viejo / Mariano José Larra.


 […] A todo esto, el niño que a mi izquierda tenía, hacía saltar las aceitunas a un plato de magras con tomate, y una vino a parar a uno de mis ojos, que no volvió a ver claro en todo el día; y el señor gordo de mi derecha había tenido la preocupación de ir dejando en el mantel, al lado de mi pan, los huesos de las suyas y los de las aves que había roído. El convidado de enfrente, que se preciaba de trinchador[1], se había encargado de hacer la autopsia de un capón, o sea gallo, nunca se supo. Fuese por la edad avanzada de la víctima, fuese por los ningunos conocimientos anatómicos del victimario[2], jamás aparecieron las coyun­turas[3] […]. En una de las embestidas, resbaló el tenedor sobre el animal como si tuviera escama, y el capón, violentamente despedido, pareció querer tomar su vuelo como en tiempos más felices, y se posó en el mantel tranquilamente, como pudiera en un palo de un gallinero.
El susto fue general, y la alarma llegó a su colmo cuando un surtidor de caldo, impulsado por el animal furioso, saltó a inundar mi limpísima camisa. Levántase rápidamente a este punto[4] el trinchador con ánimo de cazar el ave prófuga y, al precipitarse sobre ella, una botella que tiene a la derecha, con la que tropieza su brazo, abandonando su posición perpendicular, derrama un abundante caldo de Valdepeñas sobre el capón y el mantel. Corre el vino, auméntase la algazara, llueve la sal sobre el vino para salvar el mantel... Una criada, toda azorada, retira el capón en el plato de su salsa; al pasar sobre mí, hace una pequeña inclinación, y una lluvia maléfica de grasa desciende, como el rocío sobre los prados, a dejar eternas huellas en mi pantalón color de perla. La angustia y el aturdimiento de la criada no conocen término. Retírase atolondrada sin acertar con las excusas; al volverse, tropieza con el criado que traía una docena de platos limpios y una salvilla[5] con las copas para los vinos generosos, y toda aquella máquina viene al suelo con el más horroroso estruendo y confusión [...].
¿Hay más desgracias? ¡Santo cielo! Sí, las hay para mí, infeliz. Doña Juana, la de los dientes negros y amarillos, me alarga de su plato y con su propio tenedor una fineza, que es indispensable aceptar y tragar. El niño se divierte en despedir a los ojos de los concurrentes los huesos disparados de las cerezas. Don Leandro me hace probar el manzanilla exquisito, que he rehusado, en su misma copa, que conserva las indelebles[6] señales de sus labios grasientos. Mi gordo fuma ya sin cesar, y me hace cañón de su chimenea[7].
1.  ESTRUCTURA EXTERNA.
Se trata de un fragmento en prosa de unos de los artículos de costumbres más conocidos de Larra. Los dos discursos que predominan son el narrativo –cuando cuenta los avatares de esa comida- y el descriptivo –por ejemplo, para describir a los personajes: l. 20, Doña Juana, la de los dientes negros y amarillos.
2. ESTRUCTURA INTERNA. Grosso modo, el texto podía dividirse en dos partes teniendo en cuenta el contenido y la situación temporal desde la que parte el narrador.
1/11 (Más o menos primer párrafo) En esta parte el autor relata en el pasado detalles de los comensales con los que comparte mantel –los verbos están pretérito imperfecto o el pluscuamperfecto: niño que lanza aceitunas, el impacto de una de ellas en su ojo; el señor gordo que estaba a su derecha amontona en el mantel los huesos; el inexperto trinchador del pollo que sale despedido de su fuente.
12/19 (Los dos restantes párrafos) El narrador cuenta en presente los sucesos desencadenados a partir de que el pollo salió despedido de la fuente: el trinchador que tira una botella de vino; la criada que al retirar el plato con el pollo mancha con el caldo los pantalones del protagonista; el choque posterior con otro camarero…
20/24 Relato también en presente de otras inoportunidades que sufre: tener que comer con el tenedor de una mujer, beber de la copa de otro comensal, el niño que se entretiene en lanzar ahora los huesos de las cerezas y soportar el humo de su compañero gordo.

3. TEMA. Crítica del comportamiento desvergonzado e incívico de una serie de comensales con los que el autor comparte mesa.

4. RESUMEN. El autor en primera persona relata el desarrollo de una comida que le resultó muy desagradable. Los comensales muestran comportamientos groseros: como el niño que lanza aceitunas, una de las cuales impactó contra su ojo; el compañero gordo que amontona los huesos en el mantel; la persona que trocea el pollo. En el proceso de desmenuzar la carne del ave, ésta sale despedida por la inexperiencia del que la partía. Este incidente desencadena otros a continuación, como el derrame de la salsa del pollo que la camarera deja caer en los pantalones del periodista, el choque de la chica con otro compañero que venía con una bandeja de copas… En los postres, le toca sufrir nuevos inconvenientes: compartir el tenedor o beber de la copa sucia de otros comensales o continuar esquivando los huesos, ahora de cerezas, que el niño sigue lanzando a los ojos de las personas.

5. CARACTERÍSTICAS DE LA PROSA ROMÁNTICA EN ESTE TEXTO.
El texto pertenece a un artículo de costumbres, uno de los subgéneros en prosa que más se cultivó durante el Romanticismo. Estos se publicaban en los periódicos siendo Larra uno de los periodistas más agudos del momento. Lo original de los artículos de costumbres de Larra es que no se queda en una mera descripción de escenas o personajes típicos de la época, al estilo de Mesonero Romanos o Estébanez Calderón, sino que tiene un afán crítico y reformista: describe irónicamente para poner de manifiesto comportamientos contemporáneos que no le gustan. En este texto se critica el comportamiento grosero de la burguesía y las clases medias del que hacían exhibición como muestra de la camaradería.
De todas maneras, la visión que proporciona Larra no tiene por qué ser objetiva. Es una visión exagerada con el propósito de ironizar y satirizar de forma más vehemente.



6. PRINCIPALES FIGURAS LITERARIAS.
FIGURA
LÍNEA
EJEMPLO
INTERPRETACIÓN
Paralelismo
7/8
Fuese por la edad avanzada de la víctima, fuese por los ningunos conocimientos anatómicos del victimario
Repetición de la misma estructura sintáctica.
Personificación
Se considera al pollo –ya muerto y asado- una víctima del trinchador.
Enumeración
15/16
Corre el vino, auméntase la algazara, llueve la sal sobre el vino para salvar el mantel...
Serie de acciones correlativas.
Asíndeton
Se suprime el nexo entre la última y penúltima acción. Los hechos descritos podían continuar para poner de manifiesto el jaleo que se preparó.
Elipsis
24
Mi (vecino) gordo fuma
Se sobreentiende “vecino”. Lo está atosigando tanto que parece que ya forman los dos una sola persona.
Metáforas
4/5
se había encargado de hacer la autopsia de un capón, o sea gallo,
El término metafórico o imagen autopsia corresponde con el término real trocear. Con ella se pone de manifiesto la atención y escrupulosidad de la actitud del que iba a partir el pollo.
11/12
cuando un surtidor de caldo, impulsado por el animal furioso, saltó a inundar mi limpísima camisa
A la misma vez es una hipérbole. La cantidad de salsa salpicada al salir despedido el pollo era tan intensa como el surtidor de una fuente.
15/16
Una lluvia maléfica de grasa desciende
El término real sería una gran cantidad de grasa.
24
Mi gordo fuma ya sin cesar, y me hace cañón de su chimenea.
El término real de la expresión es que el autor se traga el humo que le echa su vecino.
Símil
8
resbaló el tenedor sobre el animal como si tuviera escama
Se resalta lo resbaladizo que era al compararlo con un pez.
9/10
se posó en el mantel tranquilamente, como pudiera en un palo de un gallinero.
Al mismo tiempo es una exageración.
16
La lluvia desciende… como el rocío sobre los prados
No fue una mancha pequeña, sino que abarcó mucha tela del pantalón.
Hipérbole
9
el capón, violentamente despedido, pareció querer tomar su vuelo como en tiempos más felices
Exageración efectuada para resaltar la energía con la que salió despedido.
16
a dejar eternas huellas en mi pantalón color de perla
Se exagera la acción para poner de manifiesto el desagrado y dolor que supuso esa experiencia para el autor.
Interrogación retórica.
20
¿Hay más desgracias?
Pregunta que no se formula para ser contestada. Más bien posee un valor exclamativo.

7. OPINIÓN PERSONAL.
Se trata de un texto divertido en el que se puede admirar la capacidad humorística y sarcástica del joven Larra que intenta implicar a los lectores en su forma de sentir y ver las cosas, llegando a producir la sensación de que el verdadero invitado no es Larra, sino nosotros mismos, sus lectores.




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Sinopsis

El asesinato de un diputado en un museo de Madrid lleva a un inspector inexperto a Salamanca, circunscripción por la que es electo el difunto. Durante la estancia en la ciudad se adentrará en el mundo académico, político y social en busca de indicios que expliquen los motivos que han llevado al verdugo a cometer tal atrocidad. El proceso indagatorio conducirá al detective a plantearse alguno de los principios por los que ha de regirse en su oficio, después de entrevistarse con testigos poco habituales que no parecen entristecerse con la muerte del político y que no aportan datos significativos del caso.

El ambiente de la localidad universitaria de principios de los noventa del siglo pasado, extraño para el protagonista, más la resolución del caso, le dejarán la sensación de fracaso de su valía profesional y, sobre todo, del papel que le corresponde como agente al servicio de la justicia. 



[1] trinchador, buen partidor de aves.
[2] victimario, el que ayuda a sacrificar las víctimas.
[3] coyunturas, junturas de los huesos.
[4] a este punto, en este momento.
[5] salvilla, bandeja.
[6]  indelebles, imborrables.
[7] Porque el humo se escapaba hacia los pulmones de Fígaro.


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