Comentario de Hamlet / William Shakespeare




Hamlet:
“Ser o no ser… He ahí el dilema.
¿Qué es mejor para el alma,
sufrir insultos de Fortuna, golpes, dardos,
o levantarse en armas contra el océano del mal,
y oponerse a él y que así cesen? Morir, dormir…
Nada más;  y decir así que con un sueño
damos fin a las llagas del corazón
y a todos los males, herencia de la carne,
y decir: ven, consumación, yo te deseo. Morir, dormir,
dormir… ¡Soñar acaso! ¡Qué difícil! Pues en el sueño
de la muerte ¿qué sueños sobrevendrán
cuando despojados de ataduras mortales
encontremos la paz? He ahí la razón
por la que tan longeva llega a ser la desgracia.
¿Pues quién podrá soportar los azotes y las burlas del mundo,
la injusticia del tirano, la afrenta del soberbio,
la angustia del amor despreciado, la espera del juicio,
la arrogancia del poderoso, y la humillación
que la virtud recibe de quien es indigno,
cuando uno mismo tiene a su alcance el descanso
en el filo desnudo del puñal? ¿Quién puede soportar
tanto? ¿Gemir tanto? ¿Llevar de la vida una carga
tan pesada? Nadie, si no fuera por ese algo tras la muerte
—ese país por descubrir, de cuyos confines
ningún viajero retorna— que confunde la voluntad
haciéndonos pacientes ante el infortunio
antes que volar hacia un mal desconocido.
La conciencia, así, hace a todos cobardes
y, así, el natural color de la resolución
se desvanece en tenues sombras del pensamiento;
y así empresas de importancia, y de gran valía,
llegan a torcer su rumbo al considerarse
para nunca volver a merecer el nombre
de la acción. Pero, silencio… la hermosa Ofelia ¡Ninfa,
en tus plegarias, jamás olvides mis pecados!






CONTEXTUALIZACIÓN DEL FRAGMENTO.(2  puntos).
(El alumno deberá situar el fragmento en el conjunto de la obra a la que pertenece, comentar su importancia en la misma y mencionar aquellos hechos inmediatamente anteriores o posteriores que sean relevantes).
El fragmento pertenece al nudo del argumento. A Hamlet se le ha aparecido el fantasma de su padre, que le ha comunicado las circunstancias de su muerte y ha acusado a su hermano Claudio de ser él el responsable. Aunque de esa aparición también fueron testigos Horacio y un centinela, con el paso del tiempo, la fe y la seguridad de la certeza de lo que el espíritu del antiguo rey le dijo a su hijo, ha ido disminuyendo. Sin embargo, el conocimiento de que la muerte de su padre no está clara, ha influido en el joven y los demás se han dado cuenta de que está triste y preocupado y perturbado, -él ya había advertido a su amigo Horacio, que tal vez la conducta futura les parecería extraña. Esta es la razón de que el actual rey Claudio y Polonio intenten averiguar cuál es la causa que ha trastornado al príncipe: si se debe al dolor por el fallecimiento de su padre o bien por el despecho amoroso de Ofelia, que por indicaciones de su padre ha devuelto la correspondencia amorosa que el príncipe le había enviado. Con este fin, han preparado un encuentro de los dos amantes para comprobar cuál es su reacción. El fragmento elegido para comentario corresponde al momento en que Hamlet pasea por una galería y reflexiona en este monólogo sobre el suicidio y el más allá.
A continuación se produce el encuentro de Ofelia con Hamlet; éste, que se sabe espiado, maltrata a la inocente muchacha, con lo cual la hipótesis de Polonio de que la causa de la locura de Hamlet era debida al desamor, se desvanece.
La importancia del fragmento es clara: es el pasaje más conocido de la obra, por lo menos su primer verso. Es probable también que la mayoría desconozca el significado real de esas palabras o lo que viene a continuación del soliloquio. Desde el punto de vista argumental, es un pasaje clave al desarrollar de manera clara las continuas dudas que se le presentan al personaje y que le llevarán a la inactividad. Esta actitud será el desencadenante de otras acciones funestas y Hamlet será el responsable por no asumir el deber que le corresponde para lavar su honor.
Situación de la obra a la que el fragmento pertenece en su contexto histórico-literario. (2 puntos). (El alumno deberá situar la obra y a su autor en el contexto histórico y en el movimiento literario al que pertenece. En lo que respecta al autor, se mencionará lo más significativo de su producción literaria y, en cuanto al movimiento, se precisarán las características más relevantes del mismo).
La obra de Shakespeare y su vida transcurren coincidiendo con el reinado de Isabel I (1558/1603) y de Jacobo I (1603/1625). En general, el país tiene un desarrollo notable que se manifiesta en un aumento de la población y en que Inglaterra va consolidándose como potencia mundial compitiendo con España y Francia. Desde el punto de vista económico hay un despegue industrial, sobre todo de la metalurgia, y financiero y comercial gracias al puerto de Londres.
Desde el punto de vista religioso, Inglaterra se ha terminado de separar de la iglesia católica en el reinado de Enrique VII. La siguiente reina, María Tudor, como católica, intenta restablecer los vínculos con Roma, pero esta separación religiosa es la clave de la cohesión política de la población que se somete al liderazgo de la corona, y fracasa en su propósito.
Sin embargo, el autor se mueve en su obra entre el protestantismo y el catolicismo. Precisamente el fragmento es muy interesante para analizar la cuestión religiosa. Hay pasajes en la obra que son reflejo de las dos religiones. Por ejemplo, son manifestaciones del catolicismo el hecho de que la sombra está en el purgatorio y la escena donde se representa la ceremonia del entierro de Ofelia. La ciudad de Wittemberg, ciudad en la que Lutero expuso sus tesis, es en la que estudiaron Hamlet y su amigo Horacio, son referencias del protestantismo.
Desde un punto de vista filosófico, Shakespeare coincide con Montagne en las ideas relativistas, escépticas y filosóficas de la época.
Desde el punto de vista cultural, el Renacimiento llega bastante tarde y sus postulados se identifican con los del Clasicismo. Sin embargo, en la obra se aprecia el espíritu humanista y el gusto por los autores clásicos griegos y latinos. De todas maneras, Hamlet también refleja la crisis, la incertidumbre, la angustia existencial del Barroco y del siglo XVII en general. Y desde el punto de vista estético, también presenta muchos rasgos de ingenio literario y creador propios de este movimiento.
La obra dramática de Shakespeare hay que situarla en el momento en que el teatro como espectáculo logra cierto prestigio que no había tenido a lo largo del siglo XVI. El teatro va evolucionando desde las Moralidades y los Interludios de principios de siglo que transmitían sobre todo mensajes morales o religiosos. Poco a poco, a partir de 1550, se empiezan a representar comedias y dramas, algunos de los cuales servirán de inspiración a Shakespeare. Y en 1576, se construye el primer teatro en Londres. Hay también una serie de autores anteriores que preparan el terreno para la eclosión de nuestro autor; incluso, con alguno de ellos probablemente colaboró, como Cristopher Marlowe. La obra de este autor titulada La famosa tragedia de rico judío de Malta, que está protagonizada por un judío llamado Barrabás, se puede considerar como un antecesor de Shylock, personaje de El mercader de Venecia. También se podría destacar la figura de John Lyly, sobre todo como creador de comedias.
Algo fundamental a la hora de estudiar su teatro, es que el autor de la obra, además fue actor, director de escena y empresario y, por lo tanto, era conocedor de todas las facetas necesarias para la representación de la obra. Y no le fue mal en el negocio pues consiguió hacer dinero y retirarse relativamente pronto del oficio y vivir de las rentas. Hay que recordar, que los únicos escritores que podían vivir de la escritura en este tiempo, eran los autores teatrales, como es el caso también de Lope de Vega.
El teatro de Shakespeare presenta las siguientes características. De las reglas clásicas de las tres unidades, respeta la de la acción única; esto lo podemos observar en Hamlet. También respeta la división de la obra en cinco actos con un desarrollo de la trama clásico: exposición, complicación, clímax y peripecia, retardo y catástrofe. En cambio, no  respeta las otras dos. El tiempo en el que sucede la acción es muy prolongado e impreciso en muchas escenas. Y se cambia de espacio de una escena a otra con mucha facilidad. Esto es posible porque apenas existe escenificación en el teatro de la época con lo cual no había dificultad de pasar de un espacio a otro. La información sobre esos cambios está implícita en los diálogos de los personajes.
En cuanto a la obra del autor inglés la podemos dividir en dos grandes grupos: las no dramáticas, como el poema de Adonis y Venus, en la que relata la seducción de un joven por parte de una mujer mayor, y las dramáticas. Éstas a su vez se clasifican en comedias, como El sueño de una noche de verano, El mercader de Venencia, La doma de la furia…; dramas históricos, como Ricardo III, Enrique IV…; y tragedias, entre las cuales está la obra que comentamos, Romeo y Julieta, Otelo, El rey Lear
Análisis del contenido y forma del texto (tema o temas; estructura, tipología textual, género y rasgos estilísticos). (4 puntos). (En cuanto al contenido, el alumno deberá identificar y comentar brevemente el tema y, en su caso, los temas secundarios del fragmento propuesto. Así mismo deberá relacionar el tema del fragmento con la temática general de la obra a la que pertenece.
En lo que respecta a la forma, el alumno identificará y comentará la estructura, tipología textual, el género y los rasgos estilísticos más relevantes del fragmento propuesto (técnica dramática, caracterización de los personajes y recursos expresivos).

Temas.
El monólogo del personaje gira sobre el suicidio y la muerte, de por qué el ser humano soporta en esta vida tanto sufrimiento. Se trata, en definitiva, de una reflexión sobre el más allá, sobre la vida después de la muerte. La incertidumbre de lo que habrá más allá de esta vida física, es lo que hace al ser humano soportar una vida de dolor.
Por otra parte, expresa rabia contra sí mismo por no ser capaz de enfrentarse con su deber y lavar la deshonra que sufre por el asesinato de su padre.
El tema del fragmento se relaciona con el de la obra en general porque en el protagonista predomina la reflexión sobre la acción. Hamlet sopesa los sentimientos y las razones y eso le lleva a la inactividad y a no acometer sus obligaciones relacionadas con la venganza de su padre.

Estructura.
El fragmento lo podemos dividir en dos partes: el monólogo de Hamlet y la interrupción de éste cuando ve aparecer a Ofelia. Lo que es el monólogo lo podemos dividir en estas partes:
1/5 Plantea el tema o asunto que le atormenta y sobre el cual reflexiona: si merece la pena vivir en un mundo donde se sufre o bien buscar la muerte para poner fin al dolor.
6/12 La opción de la muerte –buscada violentamente luchando contra  el enemigo [su tío] o suicidándose-, sin embargo, no es reconfortante ante la duda de si después de la muerte física, no habrá otra forma de vida en la que se pueda seguir siendo consciente del sufrimiento.
13/34 Esa duda es la que refrena el impulso suicida del que sufre y hace a los seres humanos timoratos, cobardes, apocados, pasivos... Este temor es el causante de que el príncipe no vengue la muerte su padre.

Tipología textual.
Nos encontramos con un fragmento del acto III de la tragedia de título Hamlet. El fragmento está escrito en verso, aunque hay partes de la obra escritas en prosa. Estos versos, aunque son una adaptación al español y no respetan la métrica original, son polimétricos. En este fragmento Hamlet reflexiona sobre la muerte y el suicidio como forma de acabar con el sufrimiento vital y llega a la conclusión de que ante el temor de qué habrá más allá de la muerte, hace que soportemos el dolor de esta vida. Por tanto, podríamos considerar que está argumentando; eso sí, poéticamente.
De todas maneras, en el texto predomina la función expresiva por el estado de ánimo en el que se encuentra el personaje: a disgusto con él mismo, lleno de rabia, sufriendo...
El fragmento es un monólogo. Hamlet se queda solo y en voz alta reflexiona sobre sus preocupaciones morales. El monólogo es un recurso que permite conocer la interioridad del personaje y por tanto su personalidad. El soliloquio es un parlamento en estilo directo, que se dice sin que haya otros actores/personajes en el escenario, y por tanto, el discurso principal es el diálogo. En este parlamento a su vez encontramos muestras de otros discursos, especialmente el argumentativo con el que reflexiona y llega a la conclusión de que el miedo al más allá es lo que refrena la inclinación suicida del personaje.

Género.
El texto que se comenta pertenece al género dramático; en concreto, Hamlet es una tragedia. El carácter trágico de la obra es innegable por el tema tratado: la venganza, la justicia, la ambición…; los personajes de la obra son en su gran mayoría de carácter noble: reyes, príncipes, nobles…; y por el final funesto al que se ven abocados la mayor parte ellos: mueren los personajes más importantes. El estilo del lenguaje es el característico de estas obras: culto, solemne, retórico, lleno de artificios literarios…
No obstante, se puede resaltar algún aspecto que hace que la obra sea peculiar. Por supuesto, no se puede hablar de tragicomedia, pero hay pasajes distendidos y divertidos en el desarrollo de la acción en los que se pone de manifiesto la ridiculez de los personajes mediante la ironía y la sátira, como son muchas escenas en las que aparece Polonio, y otras escenas en las que la comicidad es indiscutible, como la escena de los sepultureros preparando la tumba de Ofelia. La presencia de estos graciosos, de los clowns, incluso en obras serias, es una característica del teatro de Shakespeare.

ESTILO.
Ya se han comentado en el apartado anterior los rasgos literarios de las tragedias shakesperianas y en general del teatro. No hay apenas escenificación; no se respetan las unidades de tiempo y espacio; la única unidad que validan es la de la única acción; la no pureza en cuanto al carácter de las obras, pues hay elementos y acciones protagonizadas por clowns; la variedad de registros… Solo señalaremos la importancia de los personajes y la misión dramática de los más importantes. En realidad, pocos son los personajes nobles en cuanto a su papel dramático. Con claridad el personaje malvado por antonomasia es el rey; los demás terminan por pagar las consecuencias de sus hechos. Pero el resto de los personajes también presentan conductas irresponsables:  Gertrudis, la reina, al principio podemos pensar que es inocente, pero cuando Hamlet le quita la venda de los ojos, no quiere ver realmente lo que ha pasado y termina pagándolo; Polonio, tan servicial, acaba muriendo por sus excesos; Ofelia, por su desmedida sumisión a su padre y a su hermano, acaba loca y suicidándose; Hamlet, se supone el personaje positivo, acaba muriendo no exento de culpa, pues ha cometido muchos errores y él es el responsable directo o indirecto de la muerte de toda la familia Polonio. Y así podríamos continuar con las otras muertes. El único personaje honrado y limpio es Horacio, que, aun queriendo morir en solidaridad con su amigo Hamlet, éste le ordena ser el albacea para que cuente todo lo que ha sucedido.
Desde el punto de vista del estilo propiamente dicho, dos son las características de los monólogos y en general de la obra: la profundidad de las ideas que se muestran y la belleza del propio discurso.
El tono predominante es el solemne, como corresponde a la categoría social de los personajes que intervienen en la obra. Aunque no todas las partes presentan esa seriedad, como se acaba de comentar, pues hay escenas en las que predominan otros registros más coloquiales o populares, como cuando los sepultureros dialogan entre ellos o con Hamlet.
La utilización de monólogos, y en concreto éste, suelen aparecer en los momentos oportunos en el desarrollo de la acción. Ya ha habido anteriormente referencias a las tendencias suicidas del protagonista; también ha dado muestras de su incapacidad para afrontar su misión. Se pierde en sus dudas: su actividad mental es un antídoto de la acción. Este estado se muestra al espectador en este momento clave. El acierto del monólogo no es solo la función que cumple en el desarrollo argumental, ya resaltada, sino que el discurso de Hamlet es una reflexión moral y vital que está por encima de la obra y adquiere un valor de verdad universal. Si a esto añadimos, la belleza del propio discurso, nos encontramos, gracias a pasajes como éste, con una de las mejores obras de la literatura universal.
En cuanto al análisis de los recursos estilísticos/retóricos, nos encontramos un discurso elaborado y complejo, como  corresponde a un lenguaje cortesano.
El discurso de Hamlet en este fragmento, aunque se produce estando solo, tiene un tono solemne y cargado de estos medios expresivos. El ritmo es pausado, los enunciados se ajustan en la mayor parte de las ocasiones a la medida del verso; es decir, nos encontramos esticomitía. La seriedad del tema sobre el que reflexiona, las dudas, el dolor, las incertidumbres se expresan con numerosas interrogaciones retóricas:
2/5: ¿Qué es mejor para el alma,
sufrir insultos de Fortuna, golpes, dardos,
o levantarse en armas contra el océano del mal,
y oponerse a él y que así cesen?
15 ¿Pues quién podrá soportar los azotes y las burlas del mundo,
la injusticia del tirano, la afrenta del soberbio, …?
 ¿Gemir tanto? ¿Llevar de la vida una carga
tan pesada?...
y alguna oración exclamativa: v. 10¡Soñar acaso! ¡Qué difícil!; o exhortativa: v. 34,
Ofelia ¡Ninfa,
en tus plegarias, jamás olvides mis pecados!
Con todo, da la sensación de que estas estructuras ayudan al personaje a ordenar sus pensamientos y sentimientos, aunque al final del monólogo es consciente de que su proceder no es inocuo y que una primera afectada de su mala conducta es la inocente Ofelia, a la que pide, sin embargo, que ruegue a Dios por él.
En este proceso de reflexión también  utiliza apóstrofes para encomendarse a su amada como hemos visto en el verso 34. Usa otro en el verso 9,…y decir ven, consumación, yo te deseo, para imprecar a la muerte real y definitiva.
Otras figuras que encontramos en el texto son las que se comentan a continuación. El poema comienza con una antítesis que sirve para plantear el tema que le atormenta: vivir o morir. Se retoma uno de los significados primigenios del verbo ser, la de “existir”.
Nos encontramos en el verso 3 una enumeración de los hechos o acciones que debe soportar o arrostrar el alma, si la opción es la de vivir: ¿Qué es mejor para el alma, / sufrir insultos de Fortuna, golpes, dardos,…
Volvemos a encontrar una enumeración similar, incluso más ampliada en los versos del 15 al 19, con metáforas similares a las que comentaremos un poco más adelante que resaltan el sufrimiento de la vida, como azotes, burlas (15). Esta segunda enumeración es más precisa y el mal y el sufrimiento que se presentaban en la primera como más abstractos, aquí se concretan y se resalta aquellos aspectos sociales, políticos y al mismo tiempo personales, que está sufriendo el personaje como consecuencia de que su tío ha accedido al poder con malas artes y él es incapaz de restablecer la justicia social y moral. Ante esta tesitura, en vez de luchar, se plantea el suicidio, expresado con la metonimia del verso 21 “El filo desnudo del puñal”, en la que se destaca el epíteto desnudo.

En los versos 9 y 10 hay una concatenación pues se retoma la última palabra del verso para iniciar el siguiente y desarrollar o ampliar la idea anterior:
…y decir: ven, consumación, yo te deseo. Morir, dormir,
dormir… ¡Soñar acaso! ¡Qué difícil! Pues en el sueño…

Las construcciones metafóricas son abundantes y muy bellas, muestra del artificio literario creado por el autor. En la serie o enumeración anterior, encontramos en el verso 4 la siguiente: Levantarse en armas contra el océano del mal, cuya significación real es la de luchar contra el mal sabiendo que éste es inconmensurable, imparable y al final la batalla se pierda. La connotación de la palabra océano se asocia al poder inmenso del mal reforzando su fuerza y su poder.
Antes había utilizado en el verso 3, la metáfora “insultos de la Fortuna”, para significar que lo que le sucede al ser humano en su vida terrenal, lo peor  va a ser lo más abundante, con lo cual se resalta la injusticia de la vida.

En los versos 10 y 11, “Pues en el sueño /de la muerte ¿qué sueños sobrevendrán…” Encontramos una metáfora pura: el sueño de la muerte equivale a la hipotética vida que hay después de muertos. Además entre estos dos versos hay un encabalgamiento quedando el verso encabalgado en un braquistiquio al no llegar a cinco sílabas métricas. La incertidumbre de la existencia después de morir se ve acrecentada con la pausa entre medias del sirrema formado por el sintagma preposicional.
Más construcciones metafóricas encontramos a continuación, por ejemplo en el verso 12, “ataduras mortales” para referirse a la vida real, la existencia física. O en el verso 24 con una expresión metafórica impura de éxito como es “tras la muerte -ese país por descubrir, de cuyos confines ningún viajero retorna-”.
Hay una pequeña gradación en el verso 5, “Morir, dormir…” que no acaba pero que parece seguir por la presencia de los puntos suspensivos y, cuyo próximo término probablemente sería “dejar de existir, acabar”. Esta gradación  la vuelve a desarrollar aumentado la serie en el verso 9 y 10: “Morir, dormir… ¡Soñar acaso!”
El dolor vital de Hamlet se acrecienta en el texto con la presencia de muchos vocablos cuyo significado connota sufrimiento. Podemos resaltar: dilema(V.1), sufrir insultos(V.3), golpes (V.3), dardos (V.4), morir (V.5), llagas del corazón(V.7), ataduras mortales(V.12), herencia de la carne (V.8),…
Hamlet utiliza la palabra carne (V.8) como símbolo también de la vida corporal, física, caduca, la parte más superficial del ser humano, contrapuesta a la parte más espiritual, el alma.

La presencia del epíteto del verso 30 “tenues sombras”, cuando dice: …el natural color de la resolución /se desvanece en tenues sombras del pensamiento, se resalta la poca determinación, la indecisión, la falta de consistencia del personaje, incapaz de iniciar la acción por sus paralizantes dudas.

Valoración personal. (2 puntos).
(El alumno redactará una valoración personal acerca de las ideas que la obra –no el fragmento- le sugiere. Se valorará su capacidad para relacionar la obra con otras manifestaciones artísticas, sean literarias o no, de cualquier época).

Hay que reconocer que Hamlet es una obra redonda por muchos motivos. Trataremos de resaltar algunos. El argumento, -al igual que los personajes-, aunque alejado en el tiempo, merece la atención del lector. Es un asunto de honor mancillado en un personaje especial, un príncipe. Este tema también está presente en el teatro español de la época, aunque los personajes son villanos que también creen tener este derecho y, por tanto, a defenderlo ante cualquiera que atente contra ellos que no sea el rey. Por este diferente protagonismo, en Hamlet hablamos de tragedia y en el teatro español de drama. Pero este conflicto de honor se enmarca en un contexto de inestabilidad política. Por una parte, la sucesión en el trono danés; por otra, la amenaza de la guerra con Noruega. En este momento de agitación es cuando surge el conflicto. Recordemos que una de las razones que se dan al principio de la obra para explicar la aparición del espectro vestido con armadura es relacionar este hecho extraordinario con los preparativos militares por parte del ejército danés. No es baladí esta cuestión, pues el príncipe Hamlet, sabedor de su deshonra, no es capaz de lavar su honor personal ni asumir el papel que como príncipe le corresponde. Esta inoperancia será catastrófica para solucionar el problema que surge al final cuando muere Claudio, la reina y el mismo príncipe, hasta Laertes, que había sido proclamado rey por el pueblo. La corona será para Fortimbrás, el enemigo del pueblo danés, el que sin el conocimiento de su tío el rey noruego, preparaba levas para guerrear con Dinamarca al principio de la obra. En este sentido, la pasividad de Hamlet trae consigo la desgracia del pueblo. Pero, además, en la propia obra aparecen las ideas políticas de la época, recogidas en El Príncipe de Nicolás Maquiavelo, que abogaba por un gobernante absoluto, fuerte y responsable, algo que no es nuestro protagonista.
Continuando con los méritos de la obra, Shakespeare ha creado unos personajes plenos y contundentes, comenzando por el propio protagonista con una personalidad muy compleja que el autor ha conseguido plasmar magistralmente. Cualquier lector encuentra en este personaje matices, aristas interpretativas que lo enriquecen en cuanto a su personalidad, independientemente de la simpatía que despierte. Tres son las notas que llaman la atención: su tardanza en ejecutar la venganza, los errores que comete y su forma genial de hablar. Los motivos por los cuales no es capaz de cumplir con las exigencias propias de su responsabilidad son complejas y todas pueden ser consideradas, y de ahí, como se ha dicho antes, la riqueza del personaje: simple argucia para prolongar un argumento ya de por sí muy extenso –la obra dura cuatro horas-, el propio carácter indeciso de la personalidad, la paralización como consecuencia del complejo de Edipo de Hamlet… En todo caso, parece ser claro que el propio discurso interno, conciencia del personaje, o externo, lo que manifiesta a los demás, termina siendo una traba para la acción. Es un discurso, desde el punto de vista retórico, que busca en él mismo la razón de ser, de ahí el interés en la perfección y la belleza y la obsesión por ridiculizar el habla de los demás buscando su torpeza, su pobreza, sus contradicciones… La superioridad de Hamlet sobre los demás personajes no se logra por la razón o por la superioridad de las ideas, sino por el dominio de la retórica. Incluso, en sus momentos de soledad, cuando no serían precisos esos alardes, la propia forma de pensar y de hablar, termina por tener un peso determinante que le impide cumplir su misión como personaje que debe lavar su honra personal y cumplir lo que se espera de un príncipe con ya treinta años con una nación en peligro.
Y hablando de personajes, tenemos otros que merecen la pena comentar. En muchos casos, son complementarios. Entre los amigos de Hamlet encontramos reflejado las distintas concepciones de la amistad: la de Horacio, que ha acudido voluntario a la corte a acompañar al amigo en un momento delicado, la muerte de su padre, que, cuando Hamlet, está a punto de morir, desea también quitarse la vida…; y la de Rosencraz y Guildestein, que han acudido a la corte llamados por el rey y servirán a éste anteponiendo la amistad con Hamlet y que serán castigados al condenarles éste a ser decapitados cuando llegaran a Inglaterra y entregaran su embajada donde iba escrita su sentencia de muerte.
También entre los personajes femeninos hay una contraposición clara: Gertrudis, que muestra la infidelidad prematura, no obedeciendo a su marido y que es dramáticamente castigada muriendo envenenada por el propio amante-marido, y Ofelia, que representa el amor puro, obediente a los dictados de padre y hermano que la desaconsejan su amor por razones de estado, que soporta las vejaciones del amante Hamlet y que paradójicamente, pero coherentemente, termina enloqueciendo ante las sinrazones personales –de Hamlet- y políticas –el pobre entierro de su padre.
Para acabar citaremos algunas obras artísticas  en la que se ha dejado notar la influencia de Hamlet. Lo primero, sin embargo, será anotar la relación de la obra con otras anteriores. Parece ser que Shakespeare desarrolló su argumento basándose en la Leyenda de Amlet, relato del siglo XIII.
La influencia de Hamlet en la literatura posterior es enorme. Ya en vida de Shakespeare, la obra fue uno de sus trabajos más reconocidos y una de sus piezas más representadas. Además,  ha ejercido una influencia duradera en el teatro y la literatura posterior. En particular,  sus soliloquios que Shakespeare utiliza para explorar la mente de los personajes. Ha influido sobre todo en los novelistas como Dickens y Joyce o en escritores americanos como  William Faulkner o Herman Melville en “Movy Dick”. También, su obra influyó en gran medida en la poesía posterior, sobre todo en la de los poetas románticos. 
Podemos mencionar la influencia de Hamlet  en otras artes. Por ejemplo, se han identificado 20.000 piezas de música vinculadas a las obras de Shakespeare. Estos incluyen dos óperas de Giuseppe Verdi, “Otello” y “Falstaff”. 
Shakespeare también ha inspirado a muchos pintores, entre ellos los románticos y los prerrafaelistas, como Delacroix.
Y para terminar, hablaremos de cine. Existen infinitas adaptaciones sumando las cinematográficas, teatrales y televisivas de la obra Hamlet. Haremos referencia a unas pocas.
Ya en 1900 tenemos “Le duel a Hamlet”, con Sarah Bernhardt disfrazada de hombre interpretando al príncipe de Dinamarca.
En 1990, apareció Hamlet de Franco Zefirelli protagonizada por Mel Gibson que se mete bien en el papel de Hamlet, pero lleva su locura hacia el extremo paranoico.
En 1994 se estrena El Rey León de RobMinkoff& Roger Allers, 1994). La película de animación producida por Disney, si bien no es una adaptación directa del libro, su argumento sí que está basado en él.
En 1996 Kenneth Branagh aporta su visión del clásico dirigiendo e interpretando a Hamlet. Es la versión más fiel, literalmente, al texto de Shakespeare; dura más de cuatro horas.
 Para acabar, la última película es la del 2000, Hamlet, de Michael Almereyda, una adaptación ambientada en el mundo de la tecnología.
Y, aunque no es una película directamente basada en la obra, habremos de mencionar la película Anonymous, de RolandEmmrich, que refleja muy bien cómo era el teatro isabelino y desarrolla la teoría de que Shakespeare no fue el autor de sus obras, sino el conde de Oxford.


Te presento esta novela ambientada en Salamanca que acabo de publicar, por si te animas a leerla.

SINOPSIS

El asesinato de un diputado en un museo de Madrid lleva a un inspector inexperto a Salamanca, circunscripción por la que es electo el difunto. Durante la estancia en la ciudad se adentrará en el mundo académico, político y social en busca de indicios que expliquen los motivos que han llevado al verdugo a cometer tal atrocidad. El proceso indagatorio conducirá al detective a plantearse alguno de los principios por los que ha de regirse en su oficio, después de entrevistarse con testigos poco habituales que no parecen entristecerse con la muerte del político y que no aportan datos significativos del caso.

El ambiente de la localidad universitaria de principios de los noventa del siglo pasado, extraño para el protagonista, más la resolución del caso, le dejarán la sensación de fracaso de su valía profesional y, sobre todo, del papel que le corresponde como agente al servicio de la justicia. 

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